Evo Morales: «Militares pidieron mi cabeza a cambio de 50 mil dólares»
El expresidente boliviano Evo Morales ya está en territorio mexicano y agradeció al mandatario Andrés Manuel López Obrador por haberle «salvado la vida», con su decisión de darle asilo político tras la crisis desatada en Bolivia por las denuncias de supuesto fraude electoral.
«Quiero decirles que estamos muy agradecidos porque el presidente de México y el pueblo boliviano me salvó la vida», dijo Morales tras bajar del avión militar que lo trasladó a Ciudad de México, donde fue recibido por el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
Morales denunció que el sábado 9 de noviembre, un día antes de renunciar, un miembro del equipo de seguridad del Ejército le informó en el trópico de Cochabamba que militares habían pedido su cabeza a cambio de 50.000 dólares. «Por eso digo que estamos agradecidos por salvarnos la vida», reiteró Morales en su comparecencia junto al que era su vicepresidente Álvaro García Linera y su ministra de Salud, Gabriela Montaño, quienes viajaron en el mismo avión.
Oposición responsable
Por otra parte, denunció que su país ha vivido un «golpe de Estado» desde su «triunfo» en las elecciones presidenciales del 20 de octubre. «En la última etapa, lamentablemente, al golpe político y cívico se sumó la Policía Nacional», reprochó Morales, quien acusó a los opositores de haber quemado actas electorales y sedes sindicales, así como haber asaltado su casa en Cochabamba y la de su hermana.
Incluso «hicieron renunciar a dos alcaldes de ciudades importantes como Sucre y Potosí», expresó. «Para que no haya más hechos de sangre ni mas enfrentamientos hemos decidido renunciar», recalcó sobre su renuncia, hecha pública el pasado domingo.
Al final de su breve discurso, Evo Morales, visiblemente cansado tras un periplo aéreo de varias horas que comenzó el lunes en la noche, volvió a dar de nuevo las «gracias a México y a sus autoridades». Además, reiteró que mientras «tenga vida» seguirá en la política y «en la lucha», y reivindicó que durante su Gobierno logró acabar con la «opresión».
Asimismo, dijo que su único «delito» es ser «indígena» y que su único «pecado» fue el de implementar «programas sociales para los más humildes» en Bolivia. Al mismo tiempo, se declaró como «antiimperalista» y dijo que pese al «golpe» no va a cambiar «ideológicamente», reivindicando la reducción de la pobreza que logró en sus años en el poder.