Me Voy Pa La Habana

La herencia política de Fray Bartolomé de Las Casas, que impuso la tesis – y con ella la opresión económica y social- de doblegarnos pacíficamente ante los reyes ibéricos mediante el régimen de las encomiendas, creo que sigue teniendo su fulgurante aplicación en nuestros días. Bueno en realidad es una variante criolla un poco más “sofisticada”, cultivada por nuestros mandamases de gobierno y su coro angelical de oposición complaciente. No osan esclavizarnos como en Cuba, pero “nos encomiendan” bajo la modalidad de esta guachafita despótica.

Henos aquí abogando ahora, siglos más tarde, por sincerar el soberano lio en que estamos metidos y las escasas posibilidades de emanciparnos de él, a partir de controlar y superar este proceso de acuerdo a un plan preestablecido, donde funcione básicamente, como se nos propone un acuerdo con el verdugo, donde él consiente, por ahora, no dar la patada al banquillo sobre el que posamos tambaleantes con la soga al cuello.

Todo descansa sobre la quimera de intentar convencer al bárbaro sobre qué dado que el público convocado ya para el 7 de octubre nos va a vitorear, debe consentir entonces desanudarnos y hacer reverencias ante ellos.

Aunque les parezca mentira eso es lo que se prevé. Vale decir es poco menos que una imagen de películas de honor de caballería, y en absoluto una de estas variantes culebrones de Hannibal-Cannibal, que se ven y “viven viviendo” con los ojos saltones, la boca abierta y atornillados en pánico a la silla, apretando esfínteres.

Porque no puede negarse, que una buena proporción de probabilidades de como salgamos de la tronera institucional y de caos chavista, depende y dependerá de la estrategia que asuma este año la dirección oficial de la oposición, a saber la MUD.

Sin embargo a menos que me sume yo a las mentirillas oficiales y a los “pajaritos preñados” de nuestros ductores, que tratan a nuestra gente como menores de edad y sumisos abúlicos, emulando lo logrado ante la corona por fray Bartolomé De Las Casas, en su manejo de los indígenas, he de declarar, aunque aparezca como remolón, que aquello que se tiene por sabido, sabio, e indeclinable, en la estrategia político electoral asumida, tiene escasísimas posibilidades de representar el curso más probable de los acontecimientos.

La razón de tan desconfiada premonición, viene dada por cuanto “el otro”, que se tiene por “partenaire”, “Partner”, socio o alto pana, es un tracalero de siete suelas y no da signos de hablar con el lenguaje civilizado que se les propone como código de conducta, desde nuestro ángulo, que incluye en primer lugar el mensaje del candidato Capriles.

Aunque les parezca extraño a algunos, quiero reivindicar que como ese fue el mensaje escogido, el 12 de febrero de Primarias, deberemos agotar esa experiencia, aunque ello represente la vana ilusión de pelear con educación y reglas suizas, danesas, noruegas y finesas, contra esta barbarie de los émulos de Kin il Sung, los Castro y Mugabe.

Se rogará al cielo, si así lo prefieren, para que los bicharracos alineados tras las banderas mas rojas y fariseas que nunca, acepten una derrota en buena lid, en lugar de esperarnos en la bajadita de la mala lid, que malogren nuestro plan de obtener los votos de una abultada diferencia que hagan inviable un fraude.

Hasta nuevo aviso entonces, y si uno no quiere ser visto como pájaro pintado ajeno a la bandada opositora, abogaremos por la opción electoral de “encomendados”.

PERO, lo que nadie puede pedirnos, es evitar pensar sobre el día después, porque a diferencia radical de nuestros guías de la MUD y Buenas Noches, que solo sacan una cuenta preñada de buenos modales y fábulas sobre bondades intrínsecas del CNE, nosotros, los mal pensados de siempre, preferimos usar una expresión papal de León XIII, sobre que esta gente es “intrínsecamente perversa” y por lo tanto hay que esperar lo peor de ellos, para actuar en consecuencia.

Y esto lo pensamos porque no vemos las talanqueras bajitas o solo transgredidles, por agonías irremediables del régimen de los “patners”. Esos quieren seguir amamantados en grande por su régimen de oprobios y harán lo indecible por mantenernos como “encomendados” en el entendido que no podrán zamparnos el comunismo rabioso ese que ya quisiera el de La Hojilla, como el único portavoz genuino de Chávez.

Si nuestros guías solo están preparados para esperar del régimen reconocimientos de demócratas, para lo cual le han atiborrado los sesos a la mayoría sobre la bondad intrínseca de la salida electoral y del árbitro chavista, estamos fritos y sólo podremos sobrevivir como “encomendados”, mientras esa sumisión se prefiera a la rebelión general.

Que no se vea entonces como de despropósito y desleal, el que muchos mantengamos la desconfianza apriorística sobre este régimen truculento hasta que no oigamos retumbar, sintonizada en las radios, aquella guaracha muy famosa de los cincuenta “ME VOY PA´ LA HABANA Y NO VUELVO MAS”