Con el objetivo de desincentivar el uso del crédito bancario para la adquisición de divisas que presionen al alza el tipo de cambio paralelo, el Banco Central de Venezuela (BCV) ha propuesto de forma preliminar un conjunto de medidas para anclar las tasas de interés para préstamos comerciales a la variación del dólar oficial.
Pese a que se esperaba que la información se publicara en Gaceta Oficial durante la segunda quincena de septiembre, aún se aguarda por los detalles e implicaciones de esta medida que ha generado preocupaciones tanto para las instituciones financieras como para los clientes de un sistema bancario ya seco en cuanto a liquidez y capacidad crediticia.
Para el economista y calificador de riesgo bancario, Leonardo Buniak, la medida constituye una alternativa que el Gobierno nacional ha encontrado para frenar la drástica caída del crédito bancario.
Según cifras correspondientes a agosto del año en curso, la cartera de créditos de la banca venezolana se ubica en un valor promedio de 213 millones de dólares.
«El crédito bancario en Venezuela en el año 2017 eran aproximadamente 12 mil millones de dólares, y hace 10 años estaba por encima de los 40 mil millones de dólares, hoy la cartera de créditos de la banca es la más pequeña de América Latina, con apenas $200 millones, una cifra realmente dramática teniendo en cuenta que solo hace tres meses, era de 700 millones», informó a Analítica el experto en materia económica.
El desplome de la actividad crediticia de agudizó luego de que en febrero pasado, el BCV impusiera un aumento del encaje legal marginal de 100% que ha obligado a la banca a mantener encajada casi la totalidad de sus depósitos y, en consecuencia, ha limitado la capacidad de otorgar préstamos dado que son estos, según las autoridades gubernamentales, los que presionan al alza el mercado cambiario. Por tanto, afirma Buniak, para eliminar ese «crédito especulativo» se propuso dolarizar la cartera crediticia comercial.
¿En qué consiste?
Buniak explica que los créditos comerciales ya no se expresarán en bolívares sino en una nueva unidad de cuenta denominada Unidad de Valor de Crédito Comercial (UVCC), y la valoración de estas unidades se medirá a través de un índice de inversión (IDI), el cual se establecerá en bolívares ajustados de acuerdo con la variación de la tasa de cambio promedio en dólares de las mesas de cambio.
Asimismo, señala que el ajuste en el rendimiento del financiamiento se realizará periódicamente a través de la actualización del valor del capital de los créditos comerciales sobre la base de la trayectoria del IDI, y la tasa de interés anual -ahora denominada Tibac- para los créditos comerciales también se expresará en UVCC.
Esta medida, de acuerdo con el economista, excluye expresamente a los créditos al consumo, préstamos personales y los créditos gestionados como parte de las gavetas obligatorias que debe mantener el sistema bancario.
Los peligros
La volatilidad del mercado cambiario e inestabilidad del bolívar representa el riesgo más importante en relación a esta medida. Uno de los problemas, de acuerdo con Buniak, es la tasa de arbitraje -estrategia de inversión mediante la cual un inversionista compra un instrumento financiero denominado en moneda extranjera y cubre su exposición al riesgo del tipo de cambio-, lo que significa que si se mantiene constante en el tiempo el tipo de cambio oficial, no habría novedad, pues al solicitar un préstamo de 20 millones de bolívares que a un tipo de cambio de 20.000 Bs./dólar equivale a 1.000 dólares, dentro de un mes, el cliente tendrá que pagar los mismos $1.000 más la tasa de interés.
El problema surge si, «por indisciplina fiscal, Pdvsa comienza a hacer pagos a proveedores o sigue el gobierno emitiendo más bolívares para financiar el gasto público, pagar sueldos y salarios, bonificaciones, y se separe el tipo de cambio paralelo del oficial y vaya este último a perseguir al paralelo, obligando entonces a que el crédito de 1.000 dólares que equivalían 20 millones de bolívares se conviertan en 28 o 32 millones, con lo cual el costo efectivo de ese crédito va a ser extremadamente alto», explica el economista.
En ese sentido, Buniak añadió que, si bien para la salud financiera de la banca la medida representa un incentivo porque protege el capital del crédito, las otras carteras quedan rezagadas pues no van a entrar en ese esquema. En consecuencia, los bancos se mantendrán sin incentivos para, por ejemplo, ampliar los límites de las tarjetas de crédito pues las tasas de interés de las mismas no estarán indexadas a la variación del dólar.
A juicio de Buniak, ese aumento en lo que va a incidir es en un incremento de la morosidad y, por otra parte, en una restricción de la cartera crediticia».
El especialista en asuntos financieros consideró que esta disposición del BCV, sin disciplina fiscal y sin un programa de estabilización, es compeltamente aislada y extremadamente peligrosa.
Desde su perspectiva, las medidas pertinentes para solventar el problema económico por el que atraviesa el país, empieza por devolverle la autonomía al banco Central de Venezuela y devolver la confianza al venezolano en el bolívar para evitar la presión cambiaria
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