Opinión Nacional

Sigo con mi letanía, Capriles, pon la luz (I)

Estimado señor candidato ganador. Espero que se encuentre bien en compañía de sus amigos y familiares. Como usted sabe, las leyó, me lo dijo su prima María Victoria, le he escrito un par de misivas solicitándole respetuosamente que, cuando llegue a la silla, cuando se monte en el coroto, trate de arreglar en primer lugar el asunto ese de la matadera y la inseguridad, luego que rescate a Pdvsa del hoyo en que se encuentra y que nos mande agua clara: insípida, inodora e incolora. No es pedir mucho para ese dineral que anda «porai».

Por favor.

Ahora vengo con la tercera solicitud y el cuento que me echaron, el asunto de la luz y los apagones. Mire usted: el servicio eléctrico es un servicio público. Tiene que estar regulado, supervisado, controlado. No puede andar al garete.

Mucho más cuando es un monopolio natural, es decir, no es como Movistar y Movilnet, donde uno puede escoger; allí sólo hay un proveedor. A su casa sólo llega un cable.

Pero, entonces, cuando el Gobierno decidió nacionalizar, comprar las empresas de servicio eléctrico, las labores de generación, distribución y venta de la electricidad y las actividades de supervisión y de control quedaron en las mismas manos, en las rojas rojitas y, por supuesto, nadie controla un cipote y por eso andamos como andamos.

Yo no sé si será bueno privatizarlas de nuevo, pero lo que sí le sugiero encarecidamente es que el control no quede en manos de la misma gente de Corpoelec. Pásele la supervisión a la Asamblea Nacional o al Indepabis o a cada gobernación o a cada alcaldía, y verá cómo acaba con la burocracia, el desorden y el despilfarro.

Caramba, cuando Chávez gastó 1.600 millones de dólares para comprar la Electricidad de Caracas de puro gusto, aduciendo que era un problema de seguridad de Estado, de lucha contra el imperialismo, me pareció un absurdo; con ese dineral hubiésemos hecho 2 electricidades de Caracas totalmente nuevas, pero en fin.

Por allí anda Héctor Navarro hablando y que de «ahorro de energía», y eso, señor Capriles, es una verdadera estupidez.

La energía no se ahorra, sencillamente no hay bancos de energía donde uno deposita «su energía» para usarla después. Es un servicio de oferta y demanda simultánea. De lo que se trata, entonces, es de tener una oferta superior a los picos de demanda en 20% mínimo. Y para eso hace falta planificación.

Ay, si cuando Giordani era estudiante, y Héctor Silva Michelena le daba planificación, hubiese prestado atención y hubiese obtenido una buena calificación, seguro que esta calamidad de los apagones no existiera; bueno, pero estos cuentos menudos no vienen al caso. Sigamos.

Se calcula que entre 2005 y 2030 el consumo de energía (petróleo, gas, hidroelectricidad, plantas atómicas) se duplicará, y para ello debemos estar preparados. Una mirada lejos, mire que el cambio que usted encabeza, el progreso que usted representa va a estar en el gobierno unos cuantos años; así, independientemente de que vos seáis o no candidato a la reelección, no cometa el error de planificar el asunto eléctrico con una mirada de corto plazo, con una visión de 6 años. Hágalo para una Venezuela de democracia eterna. Eso le pasó a Chávez y mire el estado en que está Venezuela.

Nosotros tenemos petróleo e hidroelectricidad, por lo tanto gozamos de ciertas ventajas comparativas en materia de tarifas. Hagamos como dicen Lula y la Rousseff en Brasil, toda la generación de electricidad debe ser inversión privada; lo del gobierno es distribuir y vender. Les compramos a los generadores y les vendemos a los consumidores.

Seguiremos la próxima semana. Pendientes.

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