Banco central europeo vuelve a la carga para combatir la recesión en el continente
El regulador de la política monetaria en Europa anunció este jueves una nueva, pero repetida serie de estímulos económicos para rescatar la economía en el viejo continente. El paquete de medidas al que denominaron programa de flexibilización cuantitativa por su traducción del inglés, quantitive easing program, establece un programa de recompra de activos y recortes en las tasas de interés.
La expansión cuantitativa es una política monetaria no convencional en la que un banco central compra valores públicos u otros valores del mercado, con el fin de aumentar la oferta monetaria y fomentar los préstamos y por ende la inversión y el consumo; el aumento de estos dos factores impulsa el crecimiento económico y la creación de nuevos empleos. Cuando se incrementa la oferta de dinero se tiene un efecto similar al de aumentar la oferta de cualquier otro activo: reduce su costo. Cuando se reduce el costo del dinero, significa que las tasas de interés son impulsadas a la baja y los bancos pueden prestar bajo términos más favorables.
El programa destinará 20.000 millones de euros -21.900 millones de dólares- mensuales para compras de activos netos, sin especificación de vencimiento del período. A su vez establece un recorte en la tasa de interés que le cobra a los bancos por sus depósitos en 10 puntos básicos, pasando de -0,4% para ubicarse en -0,5% con la finalidad de ofrecer condiciones de préstamos bancarios más favorables, modificando también su programa de TLTRO III -Targeted Longer-Term Refinancing Operations-.
A su vez, también introdujo un nuevo sistema de tipos de interés de dos niveles, velando por los balances y los estados financieros de los bancos europeos, cuyas utilidades se ven presionadas por un costo del dinero a niveles negativos; esta medida fue alentada por los directores de algunas de las principales entidades financieras en la zona euro. Las reservas excedentarias que posean los bancos estarán exentas de los tasas de interés negativos.
Sin embargo, diversos estudios muestran que dentro de la Unión Europea ya existe un exceso de liquidez de más de 1,7 billones de euros, por lo que de igual forma sugieren que esta nueva inyección de dinero no hará que los agentes involucrados inviertan o gasten los recursos de forma beneficiosa para la economía, y además de todo esto no existe una demanda de crédito efectiva que pueda cubrir esta nueva oferta de dinero, por lo que al final, terminará creando un desequilibrio económico y posiblemente otra burbuja financiera.
De igual forma, según el Banco Central Europeo, las entidades financieras acumulan desde 2012 vencimientos que superan 700.000 millones de euros con él, y para 2020, afrontan más de 400.000 millones de euros a ser pagados –solamente de deuda española acumula más de 256.000 millones de euros-, que ya comienzan a pesar en el balance de las propias entidades dañando sus ratios de solvencia.
Según un estudio realizado por la sociedad de valores Tressis, el balance bajo todos los programas de recompra de activos, incluidos todos los TLTRO (I – II – III) representa casi 40% del PIB de la eurozona. De igual forma, estiman que las ya establecidas tasas de interés negativas –desde hace tiempo- han representado pérdidas de alrededor de 23.000 millones de euros para los bancos.
Se ha tomado una errada causa de la recesión económica, y por ende tampoco se tomaron las medidas adecuadas para poder combatirla. La economía de la eurozona está apalancada excesivamente con la economía global y depende mucho de sus exportaciones; de igual forma con las tasas de interés negativas ha motivado la mala inversión a sectores muy poco productivos; junto con todo esto, la poca dinamización de la economía por la gran cantidad de subsidios otorgados por los gobiernos con base en el cobro de impuestos a los sectores más productivos, hacen que la eurozona esté sumergida en un círculo vicioso difícil de salir.
Por todo lo expuesto anteriormente, la economía europea depende de cambios estructurales y profundos, mucho más allá de repetidos programas de recompras de activos y rebajas en las tasas de interés que, contrario a crear efectos expansivos, generan ciclos de ralentización de su economía.