La experiencia de tres tachirenses que esperaron 25 horas para abastecer de gasolina
Una serie de vivencias y situaciones difíciles deben pasar los tachirenses para abastecer de combustible en cualquier estación de servicio de la entidad andina, en donde se hacen largas colas de vehículos, cuyos propietarios deben esperar hasta tres días para adquirir el producto.
El sistema de venta de gasolina en Táchira es por número de placas, situación que ha obligado a que los usuarios lleguen el día anterior al que le corresponde para lograr que les vendan el poco combustible que envían a la entidad, y si no llega, deben esperar dos o tres días más.
Iris, Johana y Abel compartieron la cola recientemente, llegaron desde las seis de la mañana del martes 6 de agosto porque el número de placa de sus vehículos termina en 4, 5 y 6. Tenían la esperanza de abastecer de combustible ese mismo día y se quedaron en sus vehículos hasta que llegó la gandola a una estación de servicio, ubicada en la avenida 19 de abril. “La información es que solo llegaron 13 mil litros y eso debe alcanzar para abastecer unos 350 carros”, indicó uno de ellos.
Luego que llega la gandola hay que esperar que marquen los carros, pero la sorpresa del martes 6 de agosto es que solo numeraron 240 con el argumento de que habían dejado 100 cupos para los vehículos que no pudieron abastecer el día anterior. Los carros de Iris, Johana y Abel no fueron marcados, sin embargo ellos se quedaron en la cola porque tenía la esperanza de que luego que le abastecieran a los 240 carros, debían medir los tanques y numerar unos 20 más.
La estación de servicio empezó a despachar desde las 9 de la mañana aproximadamente, la misma estaba controlada por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, en el lugar muchos aseguraban que la gasolina no alcanzaría ni para los carros marcados porque había mucha gente privilegiada por los uniformados, quienes supuestamente cobran en pesos para favorecer a quienes tienen acceso a la moneda colombiana.
Pese a esa situación Iris, Johana y Abel permanecían esperando en el lugar, siguieron en la cola y corrían sus vehículos a medida que iba corriendo la misma. Ninguno de los tres desayunó, pero una de ellas llevó café en un termo y de alguna manera eso les ayudó a apaciguar el hambre que les genera la ansiedad de esperar. No pudieron ir al baño y hasta la luz se fue por una hora, lo que retrasó más la espera.
Durante todo el día conversaron sobre las anécdotas que han vivido en otras estaciones de servicio por cuanto la escasez de combustible en la entidad andina tiene más de 10 años. Contaron que han tenido que discutir y buscar ayudas para lograr un poco de gasolina, pero que nunca le han pagado en pesos a un policía porque esa situación les parece un abuso.
A las 4 de la tarde, cuando ingresó el vehículo marcado con el número 240, cerraron la estación de servicio, los tres jóvenes caminaron hasta el lugar para conversar con los encargados de la misma quienes le informaron que los niveles de reserva estaban muy abajo y no podían vender más. “es un momento de rabia y frustración que nos dejen por fuera cuando uno sabe que los policías venden la gasolina en pesos, pero como uno no tiene ese dinero, lo humillan”, expresó uno de los afectados.
Pese a la insistencia de los usuarios, uno de los funcionarios policiales accedió a abastecer a 20 carros más pero al otro día cuando llegara nuevamente la gandola. Quienes estaban allí se organizaron, hicieron una lista y acordaron que algunos pasarían la noche en el lugar para cuidar los puestos. Los que se fueron regresaron a las 5 de la mañana del día siguiente y afortunadamente la gandola llegó temprano, pero la sorpresa es que los policía ya tenía carros dentro de la estación de servicio y quienes el día anterior quedaron en la lista marcados con el número 10, ahora tenían el 20, “esto es un descaro, son unos corruptos , en nuestra cara colean a sus amigos, por eso la gasolina no alcanza para quienes hacemos la cola”, manifestó una de las personas que había dormido en el lugar.
Iris, Johana y Abel esperaron 25 horas para abastecer de combustible sus vehículos, se marcharon de lugar sabiendo que en ocho o diez días deben volver a vivir la misma experiencia.
Piden mayor contraloría social
En el Táchira, las personas están pidiendo que sean los mismos ciudadanos que controlen el ingreso de vehículos a las estaciones de servicio, porque están cansados de los abusos de los funcionarios policiales. Hace unos dos meses atrás los usuarios se organizaron hicieron listas y se apostaban en las bombas para impedir que quienes no les gusta hacer cola fuesen privilegiados, pagando en pesos colombianos.
Sin embargo, la llamada contraloría social fue eliminada por órdenes de un jefe militar que impuso la presencia y el control de los uniformados en las estaciones de servicio, situación que nuevamente ha generado las largas colas y ha extendido el lapso de espera de las personas que deben sacrificar su tiempo para solo tener derecho a 40 litros de combustible.
Una persona a quien se le reserva su identidad, aseguró que ingresar a cualquier estación de servicio sin hacer cola puede costar en 30 y 40 mil pesos, es decir entre 120 y 150 mil bolívares, ”eso depende del litraje que a uno le vendan”, sostuvo.
Otro usuario indicó que ha pagado diez mil pesos para ingresar a la bomba, “esperamos un rato frente al lugar y cuando el policía nos hace la seña entramos”, precisó.
Este es el día a día que el tachirense vive en los 29 municipios que conforman la entidad, dejando importante tiempo de sus vidas en las colas por los 40 litros de gasolina, que son reguladas por un sistema automatizado.