Olvidar nunca
Como olvidar: las ofensas contra los Cardenales Velasco y Castillo Lara, contra la Conferencia Episcopal o la comunidad judía; los atropellos contra los periodistas; los epítetos de vende patrias, oligarcas o pitiyanquis, lanzados contra propietarios, empresarios, trabajadores y la clase media venida a menos; o el cerco a las universidades públicas, por el rechazo de profesores y estudiantes al régimen de sombras.
Como olvidar sus violaciones constitucionales mientras nos echa en cara el librito azul contentivo de la ley fundamental de la república: las ilegítimas habilitaciones para legislar de manera arbitraria, en aspectos tales como, la reforma a la ley de endeudamiento público o a la ley orgánica del trabajo; las expropiaciones arbitrarias de bienes a televisoras y emisoras de radio cerradas; o el regalo de petróleo y recursos financieros a gobiernos como los de Bolivia, Cuba y Nicaragua.
Como olvidar la destrucción de PDVSA que hoy produce menos con el doble de empleados o su gigantesco endeudamiento que no refleja nuevas inversiones.
Como olvidar el 11 de abril del 2002, nuestra prematura primavera, cuando cientos de miles de caraqueños tomaron las calles exigiendo su renuncia y fueron vilmente repelidos, con más de una docena de muertos, asesinados por pandilleros a sueldo del gobierno. Como olvidar a la jueza Afiuni, a comisarios y policías encarcelados por decisiones judiciales espurias o su infinita capacidad para mentir al pueblo.