Industria farmacéutica padece drástica caída de producción pese a su capacidad operativa
La industria venezolana se encuentra en caída libre y el sector farmacéutico no está exento de los embates de la crisis de la economía nacional, la cual ha registrado un nivel histórico de contracción debido a la pérdida del poder adquisitivo y a los controles y medidas restrictivas impuestos por el Gobierno nacional sobre la banca y los sectores productivos.
El presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), Tito López, alertó sobre la grave disminución del mercado como consecuencia del auge de las importaciones públicas y privadas no controladas que han mermado la producción nacional de medicamentos, la cual se ubica actualmente en apenas 30%.
En ese sentido, estimó una caída de 89% entre 2013 y 2019 y fallas alrededor de 80% en la variedad de productos, entre principios activos y clases terapéuticas. También señaló que la industria no ha lanzado productos nuevos para enfermedades crónicas; las innovaciones «más recientes» que se han hecho en medicamentos han sido en los de tipo hipertensivo y datan de hace 10 años.
López precisó que en el primer cuatrimestre del año en curso se colocaron 28,6 millones de unidades de medicamentos frente a los 56,2 millones correspondientes al año 2018, lo que se traduce en una caída de 49,4%, sobre la cual un gran porcentaje la han capitalizado aquellos productos importados por el Estado que no pasan por contraloría sanitaria.
El representante de la cámara farmacéutica se refirió a los efectos de la apreciación del tipo de cambio que ha fomentado la importación de productos de todo tipo que hoy en día llenan la mayor parte de los anaqueles del país.
En ese orden, sostuvo que como los productos importados se han vuelto mucho más económicos que los nacionales, esto imposibilita a las empresas venezolanas el ser competitivas, dado que 98% de los insumos que requiere la industria son importados.
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Bajo las condiciones actuales, el sector farmacéutico estima que la producción seguirá su tendencia a la baja y para el cierre de este año vislumbran que se podría tener 80 millones de unidades de venta, mientras que el 2018 la industria cerró con 180 millones de unidades.
Urgen políticas públicas
Si bien la capacidad operativa del sector industrial venezolano se ubica actualmente en apenas 18%, según la Encuesta de Coyuntura Industrial correspondiente al I trimestre de 2019, la industria farmacéutica, conformada por al menos 32 plantas en todo el país, cuenta con un equipamento que le permitiría recuperarse en un lapso no mayor a seis meses.
Para ello, indicó el representante del gremio industrial farmacéutico, es necesaria la aplicación de políticas públicas acertadas que haga viable para la industria la adquisición de insumos para la fabricación de medicamentos.
López aseveró que Venezuela tiene «el mejor sistema de distribución de medicinas en el país, en lo que se refiere a robótica, pero los recursos en relación a los altos costos de mantenimiento, no son suficientes».
«Si tuviéramos todos los insumos, pudiéramos llegar a un 80% de operatividad«, afirmó López, y agregó que en el caso de productos para enfermedades crónicas como la hipertesión o la diabetes, hay plantas capacitadas para fabricar hasta 80 o 100 millones de unidades. «Está bien engranada la industria, pero hacen falta políticas adecuadas», afirmó.
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En ese sentido, el director del gremio farmacéutico considera que este sector debería contar con un sistema de préstamos a través del Banco Central de Venezuela (BCV) para poder adquirir insumos, así como un plan para la adquisición de divisas. Pero el máximo ente emisor ha eliminado el crédito como consecuencia de la medida de encaje legal lo que ha influido negativamente en los niveles de producción de la industria nacional.
Igualmente, señaló que es necesaria la reactivación de las industrias productoras de rubros que son esenciales para el sector farmacéutico, como por ejemplo las empresas de aluminio, vitales en la fabricación de blísters para los medicamentos.
El gremio industrial estima que en los últimos 20 años han cerrado más de 10.000 industrias y actualmente solo quedan 2.500 empresas en el país, de las cuales 68% podrían desaparecer en un período no mayor a un año, de no darse un cambio político que mejore las condiciones actuales que limitan la producción y el desempeño de la actividad manufacturera.
Efectos en la ciudadanía
Según el presidente de la Cifar, el alto costo de los medicamentos y el bajo poder adquisitivo de los venezolanos ha causado que estos tengan que elegir entre comprar alimentos o invertir en su salud y «evidentemente prefieren lo primero».
«Hay medicinas hipertensivas, por ejemplo, que cuestan alrededor de 40.000 bolívares, con eso una persona compra dos cartones de huevos», aseguró López.
En los anaqueles hay pocas opciones de compra para quienes se enferman. Si se trata de medicamentos básicos como los de la gripe, para molestias gástricas, dolores articulares, alergias, entre otros, resulta más fácil conseguirlos; sin embargo, las personas que padecen enfermedades crónicas no corren con la misma suerte.
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La venta a través de las redes sociales ha surgido como una manera de paliar esta situación, no obstante, López alertó que «el ingreso de estas medicinas se realiza de forma ilegal en el país y no cumple con las medidas que dictamina el Servicio Autónomo de la Contraloría Sanitaria».
Es por ello que una comisión del Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (Cicpc) ya se encuentra haciendo las investigaciones pertinentes al respecto, según indicó el gremialista.
Otra alternativa a la que se ha recurrido, es a la de la medicina natural, lo que López califica como «contraproducente» para la salud del venezolano, pues no se puede cumplir con los tratamientos como es debido y esto logra, no solo que aparezcan otras dolencias, sino también que las enfermedades evolucionen.