Opinión Nacional

María Corina: ¿Un cisne negro?

María Corina Machado ha logrado en dos días colocar en el debate público del país un muy viable compendio de ideas liberales, en pro de los derechos individuales y en pro del capitalismo.

Y lo ha hecho confrontando directamente a Chávez y su proyecto comunista, algo que la sabiduría convencional de los comandos de campaña opositores machaconamente recomiendan no hacer.

La fortuna electoral de Hugo Chávez comenzó con los 47 segundos de exposición televisiva más políticamente impactantes y provechosos del último siglo.

Fue en el curso de su primera comparecencia ante las cámaras, con audiencia casi total, cautivo y desarmado ya por el gobierno, cuando pronuncio su célebre “por ahora”. Es muy concebible que el viernes pasado haya ocurrido el equivalente mediático del episodio del “por ahora” y que el beneficiario haya sido María Corina Machado.

A juzgar por las secuelas de la intervención de Machado, no es exagerado afirmar que, al menos desde la perspectiva de Chávez y de muchos analistas y demoscopas “independientes” que juzgan al presidente todavía insumergible, estaríamos en presencia de los que Taleb ha llamado “un cisne negro”.

¿Y qué rayos es un cisne negro?, preguntará el lector distraído. ¿Y quién rayos es Taleb?, preguntaría yo.

Nassim Taleb, quien se describe a sí mismo como “empirista escéptico”, es un respetado analista financiero y exitoso escritor estadounidense, que ha incorporado la expresión “cisne negro” al lenguaje “periodiqués” para calificar un cierto tipo de inesperado acontecimiento político o social.

De acuerdo al idiosincrásico Taleb, para calificar como “cisne negro” un acontecimiento político, una novedad tecnológica o una ocurrencia financiera, debe cumplir con tres condiciones sine qua non, a saber

a) debe ser algo por completo inesperado y, además de inesperado, haber sido impensable para todos los “expertos” hasta el momento en que se registra.

b) debe tener consecuencias irreversibles en el sentido de que, luego de ocurrido el cisne negro, las cosas ya no puedan volver nunca a ser lo que fueron.

c) debe suscitar la respuesta inmediata de los expertos y generar, ex post facto e instantáneamente, una explicación – y hasta muchas – de sus causas y de los motivos de quienes están detrás del cisne negro y, desde luego, también un pronóstico formulado en términos autorizados.

La intervención de María Corina Machado al increpar a un logorreico y desprevenido Chávez, califica a mi juicio como un genuino cisne negro, análogo en todo al “por ahora” de Hugo Chávez.¿Me permiten argumentar porqué?

 

2.- Para empezar, la intervención fue por completo inesperada ― especialmente para Chávez pues ocurrió en su propio patio de bolas donde reinaba incontestable desde hacía horas― y, en segundo lugar, ha tenido y puede tener consecuencias irreversibles en el desarrollo de las dos campañas que tenemos por delante: la de las primarias y las presidenciales.

La tercera condición, la avalancha de interpretaciones “a toro pasado”, como diría un taurófilo, o ex post facto, como diría un pedante, comenzó inmediatamente en la Galaxia Twit, apenas segundos después de que Machado infligiera la estocada noble que sacó de quicio al Gran Charlatán.

La mayoría de los twiteros saludaban la valentía de Machado y una porción muy significativa de los mismos anunciaba ya su decidido apoyo en las elecciones primarias, distantes ya sólo unas semanas.

En el plano más familiar, muchos de estos tuiteros admitían haber desestimado hasta esa noche las posibilidades de Machado y, algo muy sugestivo que no carece de interés, comparaban a María Corina muy favorablemente con los demás precandidatos, incluso con los suyos propios. Un instantáneo y masivo episodio de reconsideración de la intención de voto de cada quien en las primarias.

Hoy, apenas cinco días más tarde, los analistas “independientes”, ya tienen, tal como exige la definición de Taleb, tajantes pronósticos instantáneos, enunciados a bote pronto. La sumatoria de éstos es la de que, en el mejor de los casos, Machado se moverá hacia arriba en la lista de los precandidatos pero que el varapalo propinado por ella a Chávez durante la maratónica y demencial perorata del viernes pasado no afectará sensiblemente las posiciones de quienes lucen favorecidos en las encuestas. El otro analista interesado ha sido el analista jefe del gobierno: el mismísimo Chávez.

Y su comentario instantáneo no ha podido ser más elocuente: su apostilla inmediata a las palabras de Machado estuvo a cargo de un maratónico programa, difundido en lugar de “Aló, presidente”, en el que gabinete en pleno se empleó en reducir los daños causados por Machado y apuntalar el propósito de la memoria y cuenta que no era otro que hacerle ver al electorado que el Hombre está recuperado, duro y curvero, que está como un toro.

El soberbio one-two de Machado ― jab de izquierda en la Asamblea el viernes; gancho de derecha en la presentación televisada de su programa político al día siguiente― redondeó un fin de semana “de inflexión”, como diría un sabihondo.

3.- Esa cayapa chavista contra Machado es, a todas luces, un muy sugestivo pronóstico de las secuelas que los contadísimos minutos de tv, aprovechados espléndidamente por la precandidata, tendrán en el desarrollo de la campaña…y de la política venezolana en este siglo XXI. ¿Mi comentario?

Dejo uno entre varios. Machado ha logrado en dos días colocar en el debate público del país un muy viable compendio de ideas liberales, en pro de los derechos individuales y en pro del capitalismo.

Y lo ha hecho confrontando directamente a Chávez y su proyecto comunista, algo que la sabiduría convencional de los comandos de campaña opositores machaconamente recomiendan no hacer.

No se vayan, esto se pone bueno.

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