El hombre es Pablo Pérez
Vanos han sido sus intentos por apoderarse de la gobernación, de atrapar al Zulia, de someterlo y de exhibir su conquista como un trofeo de caza, de guerra, cual si se tratara de una nación enemiga.
Nunca ha podido. Sencillamente jamás, hecho que constituye una gran verdad necesaria de resaltar para comprender el curso de los acontecimientos políticos que se desencadenarán próximamente: las primarias de febrero y las elecciones presidenciales de octubre.
La animadversión de Hugo Chávez hacia el Zulia, producto de sus constantes derrotas políticas, se ilustra con un hecho claro: su permanente ausencia el 18 de noviembre, Día de La Chinita, la gran patrona del Zulia a quien todos los antecesores presidentes le rindieron reverencia, equivalente a evidenciar el gran respeto por el estado políticamente más importante del país, en razón de poseer el mayor porcentaje de electores.
Debido a su rabia, Chávez jamás ha venido a la importante cita religiosa y es clara su negación a construirle obras a la región, al extremo den que, cuando se refiere al Zulia, lo hace en términos despectivos, etiquetándolo de “estado separatista”.
En las elecciones de diputados nacionales, en el 2010, Pablo Pérez se convirtió en el gran jefe de campaña en el Zulia de los aspirantes de la oposición y Hugo Chávez se erigió como el gran candidato de todos los nominados del oficialismo, usando abrumadoramente los recursos económicos y la logística del Estado para promocionarse él como el gran portaviones que, en términos teóricos, ayudaría a elegir a sus parlamentarios.
Pero en el Zulia el candidato Chávez volvió a perder, esta vez por una soberana paliza propinada por el gobernador y líder regional Pablo Pérez Álvarez, al ganar la oposición 13 escaños en la Asamblea Nacional versus 3 del chavismo.
Una verdadera pela en términos criollos, consolidando con ello la premisa de que el Zulia y sus líderes saben cómo derrotar a Hugo Chávez. Una gran verdad que nos acerca a las Primarias, elección clave para enfrentarse al Presidente en octubre y ganarle por abrumadora mayoría, tal como ocurrió en el Zulia en el 2010 con la conducción de Pablo Pérez.
Si se mira con total objetividad la situación política venezolana y con los ojos de un observador internacional, fácilmente se entenderá que el Zulia y su líder constituyen el gran bastión de la oposición para vencer a Hugo Chávez, pero si echa un vistazo con las pupilas de un venezolano se comprenderá el arduo trabajo de ganarle al Presidente durante 13 largos años y, por ende, se llegará a la misma conclusión del ciudadano extranjero: el hombre es Pablo Pérez.