Resumen de la historia de Venezuela de Andrés Bello
Ángel Rafael Lombardi Boscán
Sobre Andrés Bello (1781-1865) muchos se lo han figurado como el principal héroe civil de la Independencia. En realidad Bello puede ser considerado como el “primer humanista del continente”. Sus méritos entran en los ámbitos de la cultura, literatura, jurisprudencia y demás. No fue un revolucionario, sino todo lo contrario, un hombre fronterizo y conservador que vivió los avatares de la turbulenta época que le tocó en suerte: la transición de Colonia a República.
Nació en Caracas y muy pronto se convirtió en un raro hombre de letras en un mundo donde la mayoría de la población era analfabeta. Sirvió como funcionario de la administración colonial con la cual se sintió identificado y vinculado afectivamente. Escribió el primer libro de la Historia de Venezuela en el año 1810 a la edad de 29 años. Para Pedro Grases es el primer libro impreso en Venezuela en el taller de Gallagher y Lamb.
En el “Resumen” de Bello asistimos a la apología de la civilización hispánica en contraposición a los barbaros indígenas y sus muchas naciones: primera gran sorpresa. Los tres siglos coloniales los repasa desde un acto de admiración por la empresa descubridora, exploradora, de conquista militar, poblacional, religiosa y cultural de los europeos. Esto, que nos pudiera sorprender, lo hacemos adrede, para señalar al lector que las construcciones historiográficas posteriores sobre Bello han perseguido su deformación para encajarlo dentro de la lógica de los héroes de la patria, cuando su mentalidad en 1810, fue hispánica.
Para Bello, España en América no es un Imperio malsano sino un proyecto de liberación. Aun así, y copiándose de José de Oviedo y Baños (“Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela”), no duda en señalar en como la violencia fue el instrumento protagónico de una “época de progreso”. No sólo se combatió a los principales caciques indígenas sino que existió una auténtica guerra civil entre los propios conquistadores bajo el estímulo de la avaricia.
Es por ello que nos dice: “En la gobernación de Venezuela era el hallazgo del Dorado, el móvil de todas las empresas, la causa de todos los males, y el origen de todos los descubrimientos”. Los siglos XVI y XVII son discretos en bonanza económica porque El Dorado nunca existió y los metales hallados en abundancia en Méjico y Perú, tampoco. Podríamos decir, al igual que Bello, que Venezuela entra en la historia, se hace visible para el resto del mundo, con la aparición de la Compañía Guipuzcoana (1728). La agricultura florece y el contrabando es combatido revalorizando un territorio hasta ahora marginal para los reyes en la Metrópoli y súbditos americanos. El añil, el tabaco, pero sobretodo el cacao, son los productos estelares. “El residuo de los alimentos que ofrecía este suelo feraz a sus moradores, pasaba a alimentar las islas vecinas, y bajo las mas sabias condiciones salían nuestros buques cargados de ganados, frutos y granos, para traer en retorno, instrumentos y brazos con que fomentar nuestra agricultura”.