Calvani y las exportaciones no tradicionales
En artículo anterior, Calvani, integración y comercio exterior (Analítica, 11.04.2019), señalamos que los vectores que sustentaron la nueva política de comercio exterior de Venezuela implantada por el presidente Caldera y el canciller Calvani (1969-1974) fueron: la integración latinoamericana, el ingreso de Venezuela al Pacto Andino, la denuncia del Tratado de Reciprocidad Comercial con EE. UU., la política de estímulo a las exportaciones no tradicionales y la fundación del Instituto de Comercio Exterior (ICE).
Nueva plataforma para las relaciones económicas con los Estados Unidos
Venezuela y los Estados Unidos han desarrollado relaciones bilaterales amistosas y mutuamente beneficiosas desde la Independencia. Desde el reventón de los pozos Zumaque I en 1914 y Barrosos en 1922, las relaciones fueran dominadas por el petróleo. Los Estados Unidos se convirtió en el primer socio comercial y primer inversionista extranjero en Venezuela.
En su libro Venezuela y Estados Unidos a través de dos siglos (2000), los académicos Tomás Polanco Alcántara, Simón Alberto Consalvi y Edgardo Mondolfi Gudat señalan que los tratados comerciales de Venezuela se remontaban a los años posteriores a la Independencia. En 1936, el presidente Eleazar López Contreras puso en ejecución el Programa de Febrero. Su ministro de Relaciones Exteriores, Esteban Gil Borges, procedió a negociar un nuevo Tratado de Reciprocidad Comercial (1939). El Tratado otorgó a Venezuela el trato de nación más favorecida a sus exportaciones, en tanto que los aranceles al petróleo importado (elevados desde la Gran Depresión) permanecieron sin alteración.
La denuncia del Tratado no es un acto de enemistad hacia EE. UU.
Por imperativo de la inserción de Venezuela al Pacto Andino y de la política de estímulo a las exportaciones no tradicionales, el gobierno nacional consideró necesario denunciar el Tratado Comercial, el 31 de diciembre de 1971. No fue una acción inamistosa hacia los Estados Unidos. Subraya Caldera en su Mensaje Anual al Congreso Nacional (1974):
“…Cuando denunciamos unilateralmente el Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos – con lo cual abrimos el camino para una reforma de nuestro sistema arancelario, que se ha realizado a través de la creación del Instituto de Comercio Exterior y las Leyes de Incentivos para a la Exportación y de Fondo de Fomento de las Exportaciones -, no pensamos ni por un momento en desahogar bastardos sentimientos contra la importante nación norteamericana, sino en cortar cadenas que nos entrababan la acción orientada a nuestro desarrollo…(subrayado del propio Caldera).
Lograr una economía de exportación
Desde que en 1926 el petróleo superó a la agricultura en la formación del PIB y de los ingresos fiscales y de divisas, gobiernos, académicos y opinión pública habían planteado la necesidad de reducir la dependencia petrolera externa, diversificar e industrializar la economía, rescatar la agricultura y crear un sólido sector exportador no tradicional. De nuevo, el presidente Caldera expresa en su discurso de toma de posesión (11.03.1969):
“…Iniciativas interesantes nos animan a esperar buenos frutos para una política de comercio exterior sistemática, inteligentemente orientada a lograr una economía de exportación, mediante la acción de una diplomacia cada vez más consciente de los intereses nacionales y de su propia responsabilidad (subrayado del propio Caldera).
Arístides Calvani sostuvo que la fenomenal suma de divisas petroleras había generado un mayor apetito de los venezolanos por las importaciones de bienes y servicios. Las importaciones frenaban la producción nacional y era más barato importar que producir (el fenómeno de la apreciación del tipo de cambio real por el influjo de una bonanza de recursos naturales determina una contracción o estancamiento de la producción agropecuaria y manufacturera (desindustrialización) y el deterioro de la competitividad de los bienes transables exportables; los tratadistas lo definen como Enfermedad Holandesa).
Durante los años 60 y 70, se dieron los primeros pasos para fomentar las exportaciones no petroleras, luego del ingreso de Venezuela a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). La bonanza petrolera de los años 70 impidió la continuación de esa política, por virtud de la sobrevaluación del Bolívar. En palabras del profesor Calvani:
“…es necesaria la formulación de una política económica – como política internacional específica – coherente, sistemática y coordinada…el camino que se elegirá es el del Instituto de Comercio Exterior, cuya creación será aprobada el 3 de agosto de 1970).”
El Instituto de Comercio Exterior (ICE) se funda en 1970
Fue preocupación del canciller Calvani dotar al Ministerio de Relaciones Exteriores de un equipo profesional de especialistas de carrera, servidores del Estado y no de parcialidades políticas. Ese principio se aplicó a la generación fundadora del ICE, de donde surgieron diplomáticos especializados en integración y comercio internacional, aptos para defender los intereses económicos y comerciales de Venezuela en los organismos multilaterales y en las relaciones bilaterales del país. El desaparecido ICE logró ser una de las instituciones profesionales públicas más acreditadas de Venezuela.
Además de la creación del ICE, el presidente Caldera y el canciller Calvani pusieron en práctica otras medidas “complementarias” entre 1969 y 1974, entre las cuales recalca: la Ley de Incentivo a la Exportación, la Ley del Fondo de Fomento de las Exportaciones, la reorientación de la política industrial y de la política energética, la incorporación de Venezuela al Banco de Desarrollo del Caribe y la Ley de la Marina Mercante.
Las cifras del BCV evidencian que hubo un impacto favorable de la reforma de la política de comercio exterior en el desempeño de las exportaciones venezolanas distintas al petróleo, el café y el cacao durante el primer período constitucional de Caldera (1969-1974). Las exportaciones no tradicionales subieron de 629 millones de toneladas métricas en 1968, a 1.610 mil millones 1973 (+ 2,56 veces más).
En la segunda administración de Caldera (1994-1999), se retomó el objetivo de incrementar las exportaciones no petroleras, las cuales marcaron un pico histórico de US$ 7.200 millones en 1998, gracias, principalmente, al empuje de los exportadores privados y a la aplicación del programa de reformas socioeconómicas previsto en la Agenda Venezuela (1996).
El tipo de cambio se acercó a su valor de paridad y no hubo la sobrevaluación del Bolívar, que tanto daño ha causado a la producción y a las exportaciones de bienes y servicios no petroleros del país. Durante la bonanza petrolera del lapso 2003-2014, el signo monetario nacional volvió a sobrevaluarse significativamente y las exportaciones venezolanas han disminuido marcadamente, colocándose en sólo US$ 1.200 millones en 2017-2018.
Ante la aguda depresión económica que aqueja al país desde 2013, la predica de Arístides Calvani sobre la diversificación de la economía no pierde vigencia. Ninguna estrategia futura de recuperación socioeconómica de Venezuela sería exitosa sin un cuerpo de políticas competitivas de estímulo a la producción nacional y a las exportaciones no petroleras, máxime cuando la nación enfrenta los desafíos de la globalización, la descarbonización de la economía mundial y las nuevas tecnologías en los flujos de inversión y comercio mundiales.
@lxgrisanti