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Actitud de demócratas acomodaticios ante totalitarismos

El fascismo, el nazismo y el comunismo no se impusieron por las armas, sino por la mentira y el terror, y porque muchos no defendieron la democracia. Los dos primeros desaparecieron después de la ll Guerra Mundial. El comunismo fue vapuleado severamente en España después de la guerra civil(1936-1939), en la Guerra de Corea ( 1950 -1953), en Chile con el derrocamiento de Allende (1973), con la caída del Muro de Berlín (1989) y con la desintegración de la Unión Soviética (1991 ) ; se mantiene vivo, con diferentes características, en China , Vietnam, Laos, Cuba, Corea del Norte (Junche) y Venezuela (Socialismo del Siglo XXI).

En todos ellos hay un régimen totalitario, con violaciones a los derechos humanos y presos políticos, la justicia está secuestrada, las elecciones no son libres y existe una censura total o parcial a la libertad de expresión. China y Vietnam tienen un importante crecimiento , gracias a la apertura económica y, hasta cierto punto, respeto a la propiedad privada. En Laos hay todavía mucha pobreza. Corea del Norte desarrolla un sistema denominado Juche, de auto determinación, que según ellos conduce al socialismo. Es una potencia militar, pero con mucha pobreza. Estos cuatro países eran muy pobres, con grandes hambrunas, pero mejoraron porque el comunismo se mantiene como sistema político, pero permite una economía capitalista.

En 1959, Cuba disfrutaba de un bienestar social solo superado en nuestro subcontinente por Argentina y la renta per cápita era superior a la de Portugal, Grecia y España. Las estatizaciones y el control de la economía la sumieron en la miseria. Ni los subsidios de la entonces Unión Soviética, ni los de la Venezuela roja le han permitido elevar el nivel de vida de su población. El caso Venezuela es el más dramático. De ser un polo de atracción para gente de diferentes nacionalidades que contribuyeron a su desarrollo, se convirtió por obra del Socialismo Siglo XXI en un país cuya población huye en búsqueda de medicinas, alimento, trabajo y libertad.

¿Cuál ha sido la actitud de los países y ciudadanos del mundo democrático ante los sufrimientos de quienes padecen el yugo de gobiernos totalitarios que mienten y aterrorizan? Lamentablemente, unos han guardado silencio, otros se han aprovechado de sus relaciones con esos regímenes para obtener beneficio económico y unos pocos han denunciado los atropellos. Además, en algunos casos la posición depende más de intereses geopolíticos, que de defensa de principios y valores.

Está suficientemente documentado la conducta de algunos países y de partidos políticos ante las barbaridades cometidas por Lenin y Stalin. Los socialistas franceses e italianos, demócratas en sus países, fueron alcahuetas o callaron ante las barbaridades que conocían, para no “perjudicar la causa de sus compañeros de ruta”.

Hoy, uno se alegra ante la posición sancionadora de Trump con respecto a Cuba y Venezuela, pero se asombra ante sus relaciones cordiales con el tirano Kim-Jong-Un y con la China que persiguió hasta su muerte a Liu Xiabo, premio Nobel de la Paz y activista defensor de los derechos humanos. También es rechazable la posición de España y del resto de la Unión Europea con respecto a Cuba, no solo por sus inversiones en esa isla, sino al amenazar con represalias económicas si se toman medidas en contra de empresas que se aprovecharon de bienes expropiados, sin compensación, a ciudadanos cubanos. Igualmente es rechazable que ciudadanos que disfrutan en sus países de democracia, apoyen por ignorancia o por ideología marxista a regímenes totalitarios.

Los casos de Nicaragua y de Bolivia deben enfrentarse pronto. Daniel Ortega y Evo Morales presiden gobiernos autocráticos, sobre los que pesan acusaciones ciertas de violaciones de derechos humanos y de querer perpetuarse en el poder.

A unos diez mil años de civilización, no es aceptable que gobiernos totalitarios se amparen en un concepto obsoleto de soberanía absoluta para atropellar a sus pueblos. Tampoco que países democráticos se vanaglorien de su sistema de gobierno, pero que sean alcahuetas de gobiernos totalitarios y de dictaduras tradicionales, por razones económicas o geopolíticas, o guarden un silencio cómplice. Es hora de que países y ciudadanos demócratas tomen posiciones claras y contundentes en contra de gobiernos que violan los principios y valores de nuestra civilización.

Como (había) en botica: Según la Opep, Venezuela produjo en marzo 732.000 barriles por día de petróleo, apenas un 2,4 % de lo que producen los 14 países que integran actualmente esa organización. Cuando se creó la Opep, en 1960, Venezuela lideraba la producción de los cinco países fundadores, aportando el 36%. Chávez, Maduro, Alí Rodríguez, Rafael Ramírez, Eulogio Del Pino y Manuel Quevedo hundieron nuestra industria petrolera. Hemos escuchado que jóvenes han sido operadas para agrandar los senos en la Cruz Roja de Venezuela, a bajo costo. Debe investigarse ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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