¿Recuperación o crecimiento?
Este año el producto venezolano crecerá en forma muy modesta con relación a los estímulos de demanda que la política fiscal y las exportaciones petroleras han ejercido sobre la economía, alrededor del 3%. Con lo cual el producto per capita del 2000 sería aproximadamente un 8% inferior al de 1998 y un 10% inferior al de 1997, en buena parte por la violenta caída del 9% que experimento en 1999. En el 2001 se supone un descenso relativamente suave del precio del petróleo, aproximadamente 5 dólares por barril respecto al precio promedio del 2000. En este escenario, no deberían existir dificultades para que el crecimiento del producto del 2001 supere el 4%. Aún así, el producto per capita del 2001 sería inferior al de 1998.
Cabría preguntarse sí el crecimiento de este año y el que se espera en el 2001 representan una recuperación, en el sentido de una respuesta al estímulo de la expansión demanda agregada sustentada en el contexto petrolero favorable, o sí de una manera u otra se están afectando en forma positiva los factores que determinan el crecimiento de largo plazo. Esto es, sí la política económica está incidiendo para elevar el nivel del producto potencial, ya bien por acumulación de los factores productivos (capital físico, aumento del empleo u horas trabajadas, mejora del capital humano) o cambios tecnológicos favorables.
La distinción entre la política de estímulo a la demanda agregada para estimular recuperación, típicamente una política de corte keynesiano para salir de la recesión, y el problema del crecimiento de largo plazo, que implica la mejora del producto potencial; es clave en el caso venezolano. Es posible, en el contexto de un mercado petrolero favorable, que las políticas públicas generen crecimiento en el corto plazo sin afectar en forma positiva las posibilidades del largo plazo. Es más, la volatilidad del mercado petrolero muestra que pueden presentarse serios problemas de sostenibilidad, tanto fiscal como en el sector externo, sí cambian en forma desfavorable las condiciones de este mercado. En Venezuela, como en la gran mayoría de los países de la (%=Link(«http://www. opec.org»,»OPEP»)%) ha sido común que los auges petroleros no tengan consecuencias positivas para el crecimiento de largo plazo.
En las actuales circunstancias existen indicios contradictorios, aunque parecen prevalecer los aspectos negativos. En primer lugar el aumento del precio del petróleo debería tener un efecto riqueza que podría incidir positivamente en el potencial productivo y podría incidir positivamente sobre la función de oferta a través de la importación de insumos productivos. Así mismo, es posible que la ola tecnológica de las comunicaciones y sectores relacionados tenga un efecto positivo.
Por el otro lado, existen elementos claramente negativos. La reducción de la contribución fiscal no petrolera indica que sí en el mediano plazo sigue descendiendo el precio del petróleo pueden presentarse serios problemas de sostenibilidad. En este sentido llama la atención el crecimiento de la deuda interna.
La calidad del gasto fiscal que era baja, ha experimentado un proceso de deterioro. La proporción del gasto en formación de capital fijo sobre el producto de todo el sector público, incluyendo a (%=Link(«http://www.pdvsa.com/»,»PDVSA»)%), es inferior a la de 1997 y 1998. Se ha privilegiado el gasto corriente, y en Venezuela, aún el gasto en educación y salud (teóricamente claves para desarrollar el capital humano) no ha tenido incidencia positiva sobre el crecimiento de largo plazo en las últimas tres décadas, como lo muestra el trabajo Política Fiscal y Crecimiento que se realizó en la OPAM en los primeros meses de 1999. La eficiencia y calidad de este tipo de gasto no ha mejorado, por lo que sería ilusorio suponer que un aumento en la proporción de este tipo de gasto fiscal, sin una reforma en los factores que determinan su eficacia, podría incidir en forma determinante en la tasa de crecimiento de largo plazo. Por otro lado, la inversión privada no muestra señales de recuperación, lo que incidiría negativamente en la acumulación de activos de capital fijo.
El salario real puede estar aumentado a una tasa superior a la deseable, esto es, a una tasa superior al incremento de la productividad e incidir negativamente sobre el nivel de empleo y la contribución del trabajo al producto potencial. Dos indicadores son relevantes: el alto nivel de desempleo y la muy alta participación del empleo informal en el total del empleo. En los sectores no petroleros la importante apreciación que ha experimentado el tipo de cambio real (un problema distinto de sí el tipo de cambio real efectivo se puede considerar de «equilibrio») podría haber afectado la competitividad.
Con relación al ambiente general, se ha deteriorado en forma significativa el ámbito institucional, lo cual debería incrementar los costos transacionales y estimular el comportamiento de búsqueda de renta.
En síntesis, las señales parecen indicar que Venezuela no ha tomado medidas que mejoren en forma significativa sus perspectivas de largo plazo. Este año y el próximo puede producirse una recuperación, básicamente la respuesta al estímulo fiscal y de las exportaciones petroleras, sin que mejore el nivel de los factores productivos o la eficiencia de su uso. Ojalá que en el 2001 se inicie un proceso de rectificaciones.
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