Capriles, cuidado
Amanecen los venezolanos convencidos de que Henrique Capriles derrota a Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del venidero mes de octubre, pero también al observar el rocío matutino abrigan el temor de estar asistiendo al velorio del régimen de libertades y participación ciudadana, como consecuencia de la bárbara operación de un desadaptado mandatario. Sin duda, paradójico.
Esta sociedad beligerante entendió que no es posible asistir a cita del cuarto trimestre con una multiplicidad de aspirantes ya que la pluralidad ideológica y el respeto a la minoría electa como estrategia aplicar no son en estos momentos las sendas hacia el triunfo.
La Venezuela actual es otra y por ello se impuso la unidad del adversario como única opción para salir de Hugo Chávez, el consecuente violador de la carta magna, desvergonzado administrador de los recursos del estado, amoral conductor de juventudes y jefe de la invasión cubana en Venezuela. Mas allá de presentar un candidato con verdadera opción de triunfo como Henrique Capriles Radonski, se impone la necesidad de tener un solo frente, inequívoca oferta electoral a los venezolanos y una sola cara ante el mundo. Esto es realidad a partir del domingo 12 de febrero.
El joven gobernador del estado Miranda en Venezuela con 1,806,860 votos en su haber duplicando a su más cercano candidato, Pablo Pérez (867,601 sufragantes); María Corina Machado (103,500); Diego Arria (35,070); Pablo Medina (14,009), es sin duda el jefe de la oposición venezolana. Pésele a quien le pese será el guía a seguir sin titubeos hacia la reconducción democrática del país. Primero Justicia, organización de base del caprilismo, es la nueva referencia ideológica de centro izquierda socialcristiana de poder cuya militancia practica la disciplina en el que hacer cotidiano y la diatriba conceptual, sin mayores aspavientos en la opinión pública.
La victoria obtenida en la jornada opositora tiene enemigos. La abstención, los eternos aspirantes y el gobierno autocrático apoyado en los mercenarios del Caribe son las más resaltantes adversidades en la actualidad. En Venezuela, cita electoral tras cita se han caracterizado por la abstención o ausentismo electoral. La falta de un liderazgo claro y un mensaje coherente de incorporación unidos a las trabas impuestas para realizar el acto comicial han hecho que los sufragantes se alejen de estos pasos. Hay que llegarles a quienes ya no participan, esos que hoy son mayoría en el patrón electoral.
Al enunciar los folclóricos candidatos, me refiero a quienes por ambiciones legítimas aspiran y aquel que pretende obtener prebendas bajo la amenaza “o me lanzo”. Esa época pasó. Mediten, lo prudente es que se inhiban de actuar para así evitarse la consecuente repulsa del gobernado. Estamos en el tiempo de claras definiciones y tres millones de venezolanos dijeron que el único camino es la del candidato de la unidad.
Especial atención merece el accionar del déspota gobernante. Debemos prepararnos para observar el inicio de una acrecentada campaña de desprestigio del aspirante mirandino. Desde amañados expedientes hasta “testigos estrellas” por hechos de dudosa moralidad, observaremos en las venideras fechas. Todas estas triquiñuelas se desenvolverán con el afán de minimizar la preferencia de los venezolanos; recuerden que Capriles viene precedido de un reconocimiento en las encuestas que son las fallas de que adolece el huésped de Miraflores y que el pueblo resiente.
Creciente acción hamponil, data electoral incierta, grupos de respuesta rápida al estilo cubano y persecución al votante en sus hogares o puestos de trabajo son escenas a no perder de vista de ahora en adelante. Capriles debe tomar todas las previsiones del caso para resguardar su integridad física, ya que existe el temor de un atentado contra su persona. Para Chávez la meta es no abandonar el poder, cueste lo que cueste.
Dedico especialmente esta columna a los candidatos ganadores en las gobernaciones de estado donde observamos triunfadores de diversos organizaciones conformados ahora en una sola fuerza con el ojo puesto, bajo el amparo de la ley, en el triunfo del 7 de octubre. He aquí los vencedores en buena lid: Anzoátegui, Antonio Barreto Sira; Apure, Luis Lipa; Aragua, Richard Mardo; Barinas, Julio César Reyes; Bolívar, Andrés Velásquez; Cojedes, Alberto Galíndez; Delta Amacuro, Arévalo Salazar. En el estado Falcón, Gregorio Graterol; Guárico, José Manuel González; Mérida, Léster Rodríguez; Miranda, Carlos Ocariz; Monagas, Soraya Hernández; Portuguesa, Iván Colmenares; Sucre, Hernán Núñez; Trujillo, José Hernández; Vargas, José Manuel Olivares y Yaracuy, Biagio Pilieri.
Las reclamaciones y recuentos vendrán, también las conocidas trompadas estatutarias, ello no opacará la gloriosa fecha. La exitosa jornada debe servir de aliento para aquellos quienes temerosos no acudieron. El momento de la anexión de todos ha llegado. Formemos parte del ejército salvador de la democracia. Hagamos del triunfo presidencial una religiosa prédica y la incorporación de los ni-ni una diaria faena. Candidato ya tenemos, solo falta derrotar la abstención.