Lo que dice el Banco Mundial (el retorno del desarrollo)
Para algunos, el Banco Mundial (BM), sigue formando parte de una especie de conglomerado institucional que, a nivel internacional, vela por los intereses del imperio. Para otros, forma parte la experiencia institucional que, al nivel referido, ha lidiado, con el agudo problema del desarrollo, en puntos como financiamientos, apoyos, condicionalidades, aciertos y desaciertos. Para transitar por el segundo perfil, en lo que atañe a sus posiciones recientes, puede uno basarse en las permanentes apreciaciones que emiten sus directivos de más alto nivel. Es el caso que, su Presidente, efectivamente, recoge e influye en lo que se discute y sucede en la institución.
En la reunión tenida en septiembre último en Checoslovaquia, la institución presentó su informe intitulado: La calidad del crecimiento. Pero, más allá de todos los registros, análisis y discusiones que pueden contenerse o relacionarse con este último, es de interés resumir y ordenar, desde nuestra perspectiva, lo allí planteado por su presidente -J Wolfensohn (JW)- en su discurso del 26 de aquel mes.
En realidad, en el discurso de JW, se presenta, resumidamente, lo que ha venido siendo cierta corrección o ajuste en las posiciones del BM, en por lo menos los últimos cinco años. Insiste así JW, cómo, el mismo, ha venido remarcando la importancia de tener directrices como luchar contar el cáncer de la corrupción, acometer el desafío de la inclusión, impulsar un Marco Integral de Desarrollo, fortalecer la importancia del buen gobierno y la formación de asociaciones.
Una pregunta, sin respuesta fácil, es la de ¿por qué el BM ha flexibilizado o cambiado sus posiciones? Una respuesta, un tanto necia, sería la de que le permite ello adecuarse al ambiente de crítica a la globalización y a la institución misma, que se ha acentuado en los dos últimos años. Otra, de más interés, puede ser la de que la Tarea acuciante del desarrollo -como se fue llamada por la institución en el informe de 1991- en lo que concierne a las naciones en desarrollo, con sus complicados, viejos y nuevos problemas sobrepasó – en grande, aun con modelos y econometría – sus instrumentos y objetivos iniciales.
Es cualquier caso, es realmente llamativo, el manejo amplio y nutrido de términos que hace JW en su discurso. Los siguientes son algunos de ellos: crecimiento sostenible y equitativo, inclusión, empoderamiento, internacionalismo, desarrollo integral, Marco Integral de Desarrollo, participación, consenso social, participación, libertad, igualdad de oportunidades, egoísmo iluminado y, por supuesto, globalización.
Todo el panorama que analiza JW, en su discurso, le permite llegar a una serie de recomendaciones que en nuestra opinión se parecen, en varios casos, a las contenidas en la Declaración para el Establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional que se dio en la ONU hace alrededor de 25 años y que reflejaba el punto de vista de las naciones en desarrollo. Veamos: a) Muchos países desarrollados deben aumentar sus niveles de ayuda; b) Los países desarrollados deben proporcionar recursos para un alivio más rápido y profundo de lo que significan las cargas de la deuda; c) “…los países desarrollados deben eliminar los obstáculos al comercio que enfrentan los países pobres. …el costo anual del total de obstáculos al comercio impuestos por los países industriales es más del doble del total de la asistencia para el desarrollo”; d) Aumento del Fondo de donaciones para el desarrollo (SIDA, medio ambiente, educación básica y salud) del propio BM; e) Simplificación de procedimientos y reducción de costos que faciliten donaciones bilaterales y multilaterales; f) Impulsar acciones conjuntas a nivel miundial.
Es más, JW retoma y retorna, con los añadidos del caso, el concepto de desarrollo sustentable -planteado desde hace alrededor de tres lustros- cuando en una expresión bastante abarcante afirma que: “Debemos trabajar juntos para aprovechar los beneficios de la globalización en pos de la prosperidad de todos, y no de tan solo unos pocos… Es una obligación, una obligación basada en valores morales y sociales comunes… Es la obligación de dejar a la próxima generación un mundo mejor, un mundo con equidad, un mundo de paz y seguridad.”
Por otra parte y de alto interés para los países en desarrollo y Venezuela en particular, pueden resaltarse las cuatro esferas que, el ubicado como el principal autor -Vinod Thomas- del informe La calidad del crecimiento, ha precisado como fundamentales (teniendo los basamentos de una adecuada macroeconomía) para aumentar los niveles de vida y reducir la pobreza: acceso rápido a la educación, protección del ambiente, gestión de riesgos mundiales -en la integración financiera y los movimientos de capital- y mejoramiento institucional.
Aun con los detalles y afinamientos que puedan plantearse, es indudable que, estas esferas, son de relevancia. Mas aun, al considerar, el dramático escenario que para el mundo reseña el propio JW: “Vivimos en un mundo marcado por la desigualdad. Algo marcha mal cuando el 20% más rico de la población mundial recibe mas del 80% del ingreso mundial. Algo marcha mal cuando el 10% de la población recibe la mitad del ingreso nacional, como sucede actualmente en muchos países. Algo marcha mal cuando el ingreso medio del ingreso de los 20 países más ricos es 37 veces superior al ingreso medio de los 20 países más pobres, diferencia que se ha duplicado con creces en los últimos cuarenta años. Algo marcha mal cuando 1.200 millones de personas conntinuan subsistiendo con menos de US$1 al día y 2.800 millones viven con menos de US$2 al día.”