Historias de la crisis | «El agua es un derecho, no un favor»
Sin electricidad no hay agua. Los sistemas de abastecimiento de agua en Venezuela están conectados a la red eléctrica nacional. Desde el 7 de marzo la caída del sistema apagó las luces de las casas y comenzó a cerrar los chorros de fregaderos, duchas y grifos.
La crisis se agudizó con los días y los venezolanos recurrieron a quebradas y ríos que tampoco se encuentran demasiado caudalosos, producto de la época de sequía habitual en estas fechas. En Caracas las escenas han sido dramáticas: personas en la ribera de río Guaire han sacado agua de tubos sin importar su potabilidad.
Lo mismo en túneles como los de La Planicie, El Paraíso y El Valle. Llenaderos y surtidores de agua se han visto abarrotados de gente haciendo largas colas para conseguir algunos pocos litros para el aseo mínimo e incluso para hervir y tener para beber o cocinar.
En Caracas la crisis del agua no es nueva. Odalis Ribero vive en Coche y dice que en su apartamento hay agua siempre racionada. “Entra agua de Hidrocapital dos o tres veces por semana y aprovechamos para llenar el tanque del edificio. Vivimos racionados”, detalló.
Informes de ingenieros que han trabajo en la elaboración de la propuesta de recuperación de los servicios públicos en el marco del Plan País señalan que al menos 30% de la ciudad nunca recibe agua, es decir, que siempre están en busca de colectarla para saciar sus necesidades básicas. El otro 70% se divide entre los que tienen tanques y los que la reciben menos de cuatro veces por semana.
«Que salga agua del chorro”, eso es lo que quiere Odalis, una mujer de 57 años que es artesana y trabaja desde su casa. Ese era el mismo clamor de cientos de personas que el domingo trancaron la avenida Intercomunal Valle – Coche al suroeste de Caracas porque han permanecido al menos dos semanas sin que llegue una gota por sus tuberías.
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Odalis estaba molesta. “Aquí vino el domingo Vladimir Padrino López con dos cisternas custodiadas por una pila de guardias que tienen más mangueras que agua”, contó en referencia a la visita del general y ministro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana a la parroquia Coche.
“Yo salí y los enfrenté. Yo no quiero cisternas, eso es una burla. Nosotros lo que queremos es que salga agua del chorro, por las tuberías. Eso es un derecho, no un favor. No estamos mendigando nada”, manifestó Odalis con los ojos empañados porque no ha podido llevarse a su mamá, de 90 años a su casa para atenderla. “¿Cómo hace uno con un anciano si no tiene cómo asearlo y darle de comer? Ella está postrada en una cama ¿Sin agua como la limpio?”.
“Lo que nos obligó a tomar la calle fue la falta de agua y la falta de luz constante. A mí se me echó a perder mi nevera ¿Quién me la va a pagar? ¿Cómo compro yo una nevera ahorita?», horas más tarde de su relato Nicolás Maduro anunció un plan para reponer equipos dañados por los apagones a quienes tengan Carnet de la Patria, un instrumento con el que Odalis no cuenta porque «no me le voy a arrodillar al Gobierno por una miseria que no alcanza ni para comprar un kilo de queso».
Para ella, «el bendito Carnet es para tener control de la gente y amedrentar», pero dice no tener miedo a pesar de que al día siguiente de la protesta las parroquias El Valle y Coche estaban custodiadas por funcionarios encapuchados de la Fuerza de Acciones Especiales (Faes) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
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Una vigilancia que a Odalis no le da miedo. «Ellos indiscriminadamente se meten aquí, lanzan bombas hacen lo que les da la gana. En 2017 ya tumbaron un muro para entrar al edificio», relató. «Yo perdí el miedo hace años y voy a seguir en la calle hasta que salgan del poder, porque yo quiero volver a vivir como vivía: que abras el grifo y salga agua, que salgas a la calle y haya transporte, que vayas al supermercado y consigas lo que necesitas y te sobre dinero y puedas ahorrar para darte un paseíto».
Para Odalis y sus vecinos la calle es la opción. «La lucha es por un cambio, porque si estas personas en 20 años no han podido hacer nada y resolver los problemas, en un mes o dos meses ellos no van a resolver a arreglar el transporte, el Guri, nada».