Sin Guaidó, José Félix Ribas exigió servicios públicos
«Si Guaidó hubiera llegado la gente habría sido tres veces más», así lo expresó Antonio González «El Zapatero», un dirigente social de José Félix Ribas, en Petare, quien encabezó una marcha que salió desde la zona 7 y llegó a la entrada de este popular barrio ubicado en el municipio Sucre, al este de Caracas.
Juan Guaidó debió estar allí, pero la visita tuvo que ser suspendida porque «Colectivos y la Faes tienen rodeado el lugar y no podemos poner en riesgo la vida del presidente de Venezuela», según explicó el padre Héctor Luna, responsable de anunciar a las más de 300 personas concentradas en el sitio que la visita del presidente de la Asamblea Nacional (AN), había sido cancelada, pero no así la protesta.
«Aquí estamos para protestar por agua, por luz y comida«, dijo Luna y los presentes asintieron y respondieron al cántico de «fuera Maduro, fuera Maduro«, para luego rezar un Padre Nuestro y salir en marcha hasta la entrada principal del barrio. Los petareños entendieron las razones de la ausencia del líder. «Es mejor que esté libre a que lo secuestre el usurpador», expresó Juan Pérez, vecino del sector.
Desde las tres de la tarde los medios comenzaron a llegar y los vecinos a congregarse, enseguida surgió la denuncia: «Hoy nos pusieron la luz, pero en lo que ustedes se vayan nos la quitan», del agua no se sabe desde el 7 de marzo (fecha del primer apagón nacional que vivió Venezuela), pero antes «solo la ponían tres veces a la semana, para tomar agua potable hay que hervirla», dijeron quienes se concentraban en las puertas de las casas para esperar a Guaidó.
Había una cola de personas que esperaban para llenar sus tobos con una manguera pegada a un tubo que es la única fuente de agua del sector. Al frente un grupo de unas 10 personas defendía a Nicolás Maduro, sus vecinos los ignoraban. «No se entiende porque lo siguen defendiendo, si ellos tampoco tienen agua ni luz y saben que aquí el Clap llega cada dos meses… ¡y cada vez más incompleto!», dijo uno de los presentes, frases con la que coincidieron varios mientras seguían en lo suyo: llenar sus envases de agua mientras esperaban al presidente (E) de Venezuela.
«Yo tengo 62 años y no había pasado tanto trabajo y tanta desidia como estamos pasando en estos días», dijo Xiomara , una trabajadora doméstica que llegó a la zona 7 desde Filas de Mariches, en donde vive, y contó que perdió a su hermano hace un año por falta de tratamiento oncológico y que se tuvo que separar de sus dos nietos que emigraron uno a Colombia y el otro a Perú.
«A mí no me alcanza la pensioncita para comer lo que necesito… Con eso no me puedo comer ni una fruta. Cuando nosotros estábamos chamos éramos pobres y teníamos todo». Esto, es precisamente lo que la impulsa a seguir esta tarde en la protesta, a pesar del Faes y los colectivos. «¿Ya que nos van a quitar? ¿La vida?… pues que nos la quieren pero yo sigo en la calle por mis nietos… porque vuelvan», aseguró la mujer.
Xiomara y los demás que se concentraron en el lugar e hicieron el recorrido que debía encabezar Juan Guaidó porque «no es solo él, nosotros tenemos que salir, que seguir en la calle para cambiar las cosas. Este es lo que tenemos que hacer por el bienestar para todos nosotros, tanto para ti como para mí y para todos».
El 6 de abril Xiomara acompañará la convocatoria al simulacro de la Operación Libertad, lo mismo una radióloga del Hospital Padre Machado que pidió no ser identificada por temor a represalias, pero que está «luchando por poder darle a su hija y a su nietecito los nutrientes necesarios para que puedan crecer sanamente y educarse».