Boom petrolero, salidas de capital y fondo de ahorro
En 1999 existió un superávit en cuenta corriente y déficit fiscal, por tanto existió exceso de ahorro del sector privado. Este exceso fue la fuente de la salida de capitales, e indica que los agentes económicos privados no encontraron razón por que invertir Venezuela a una tasa similar a la formación del ahorro privado doméstico.
En el 2000, las exportaciones petroleras podrían alcanzar más 24.000 millones de dólares, un aumento de casi 60% respecto a 1999, impulsadas por precios del petróleo similares en términos nominales a los de 1985. ¿Se producirá una salida de capitales masiva, basada en un exceso de ahorro del sector privado? El fenómeno se presentó ya en 1999 y el riesgo es que se profundice. Existen razones tanto económicas como políticas que podrían conducir a este resultado: La perspectiva de que los ingresos petroleros puedan declinar a futuro, que puede reducir el efecto acelerador del gasto, el exceso de liquidez que los ingresos petroleros pueden crear a corto plazo, que conduce tasas de interés pasivas bajas y la reestructuración del portafolio hacia activos externos, y las sombras que proyecta el entorno político-institucional.
La avalancha petrolera y un crecimiento moderado de la economía podrían provocar un superávit muy amplio en la cuenta corriente, alrededor de 7%-8% del PIB, acompañada de salida de capitales masiva, un tipo de “ajuste” que quizás aconsejen algunos interpretes locales de Guillermo Calvo. Existen indicios sobre esta posibilidad. La venta diaria de divisas del Banco Central ha sido mayor a los 60 millones de dólares diarios, muy superior a las necesidades transacionales.
Creo que podría haberse seguido un curso de acción distinto, y quizás todavía existe tiempo para realizar algunos correctivos, orientados a estimular la demanda, pero con una estructura más conveniente, iniciar reformas para flexibilizar el lado de la oferta y realizar reformas para ahorrar parte del ingreso externo con una perspectiva de largo plazo. En primer lugar mayor inversión en el sector petrolero. En el área fiscal se ha debido priorizar los gastos de inversión, restringir los gastos de baja calidad e intentar obtener un superávit, aunque fuese ligero. Así mismo se ha debido instrumentar un conjunto de reformas estructurales y señales para generar un ambiente que estimule la inversión privada. Aparte de reformas estándar, como las aperturas sectoriales o los fondos de pensiones, hubiese sido importante transformar el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FIEM) y el Fondo de Rescate de la Deuda (FRD) en un fondo bien diseñado de Estabilización y de Ahorro. Esto es, un fondo no sólo orientado ahorrar recursos con propósitos de estabilización, sino para acumular activos (o cancelar pasivos) con una perspectiva de largo plazo. Existen experiencias exitosas al respecto, por ejemplo el fondo Noruego. Este tipo de medidas podría generar no sólo mayor crecimiento coyuntural sino un crecimiento inter-temporal más sostenible, y además, reducir la fuga de capitales. Existe el riesgo, como ocurrió en otras ocasiones, de que el boom petrolero tenga como contrapartida una transferencia masiva de recursos al exterior.