Ceguera comunista
Culminó otro asueto de semana mayor. Neo-revolucionarios transmutados en burócratas, en forma similar a sus homólogos de los ocho gobiernos anteriores al de Chávez, encomendaron a sus voceros de defensa civil y de relaciones interiores la tarea de suministrarle al país sólo cifras negras de muertos, lesionados, ahogados y accidentes de tránsito. Una vez más, el asfixiante estatismo incorporado a la constitución de 1961, reaparece vivito y coleando, repotenciado y aumentado, por la constitución bolivariana de la quinta república.
He estado prestando atención a las informaciones difundidas. Pero hasta ahora no he hallado alguna que intente responder a una aparente incongruencia. ¿Porqué aumentaron considerablemente las cifras de turistas –hacia el interior y exterior de la república- en un país sumergido en la más produnda recesión económica de su historia reciente?.
¿Serán inciertas las cifras de desempleo, pobreza, caída del ingreso y del consumo? ¿Qué extraño fenómeno produjo este sorprendente aumento de actividad económica? Porque, contrariamente a lo que podría haberse predicho, aumentó el número de personas que se desplazaron hacia lugares de descanso y recreación; el de habitaciones de hotel y posada ocupadas, el de pasajes aéreos y terrestres vendidos; el de kilogramos de chigüire, iguana, lapa y rayado consumidos. (algunos kilos también de bacalao noruego y de lisa salada; y de picúa, pez espada, mero, carite y lebranche frescos) Y por supuesto, el número de litros de frías, rones y güisquis trasegados bajo la sobra de palmeras y del arrullo del oleaje. La cifra de movilización humana, fue ubicada en un rango superior a los diez millones de temporadistas. ¿Porqué esto no ha sido noticia económica de primera plana?.
Una de las respuestas es obvia: nuestras estadísticas no son fiables. La OCEI, por ejemplo, acaba de afirmar públicamente que durante el segundo semestre de 1999 –durante seis de los diez primeros meses de gobierno chavista- fueron creados en el país 184 mil 665 nuevos puestos de trabajo; porque eso es exactamente lo que significa la estadística del gobierno que reporta un cambio en la tasa de desempleo de 15,3% a 13,5% entre julio y diciembre de 1999.
Una reducción de la tasa de desempleo de 1,8% que significaría la creación de ¡ 30 mil 777 nuevos empleos cada mes ! ó ¡ mil 26 nuevos empleos cada día ! ¿Lo cree Ud amigo lector?. Pues eso es lo que afirma la OCEI.
¿Será tal vez que los elevadísimos niveles de pobreza y desempleo que nos han sido comunicados por voceros oficiales y privados no son ciertos y corolariamente no podemos confiar en el reportado incremento del número de temporadistas o en la movilización de personas medida en más de10 millones?. Si las cifras de movilización se mantienen, entonces alguien tuvo que haber financiado a una enorme porción del 80% de los venezolanos que supuestamente viven en situación de pobreza.
Si por el contrario, creemos en las cifras de pobreza, el restante 20% de «ciudadanos pudientes» debería ser de 4,8 millones. O si creemos en los porcentajes que las empresas encuestadoras asignan a lo que denominan clases socio-económicas A, B, C, D y E; el porcentaje que podía financiar sus vacaciones de semana mayor no debería haber superado el 15% o 3,6 millones de temporadistas. Aquí la misma pregunta vuelve a molestarnos. ¿Quién le financió las vacaciones a los restantes 5 o 6 millones de temporadistas que supuestamente no tienen ni con qué cubrir el costo de la canasta básica de alimentos?
Otra posible explicación a este misterio económico puede ser dada por un viejo chiste: Una familia de ranas se dispone a cruzar una autopista. Mamá rana, papá rana, dos renacuajitos de cuatro y cinco años de edad; y una renacuajita de año y medio. Después de numerosos y azarosos saltos, llegan todos sanos y salvos al hombrillo del lado opuesto; y la renacuajita, profundamente aliviada exclama… ¡ Gracias a Dios que pasamos los seis !.
¿Porqué seis? Mamá rana, papá rana y tres renacuajitos suman cinco. ¿Porqué seis?. Luego de que la familia de ranas se devanó los sesos por un largo rato buscándole respuesta al misterio, el renacuajito mayor halló la respuesta. Era muy simple… la renacuajita menor no sabía contar.
Al saber que el último censo de población y vivienda se efectuó en Venezuela hace diez años, y que todas las cifras que circulan por ahí son proyecciones de esos datos, lo de las ranas, podría no ser ningún chiste, describiría tristemente nuestra realidad nacional.
No tengo razones para ser optimista por lo que me inclino por la triste realidad.
Creo también, que lo que ha sucedido es mucho más simple. Las poblaciones del aún existente Distrito Federal y de los municipios de los estados Aragua y Miranda que conforman la zona metropolitana de Caracas [La Colonia Tovar, San Antonio de Los Altos, los Valles del Tuy, Guarenas, Guatire y poblaciones intermedias], que fácilmente pueden sumar una gran porción de la población nacional, ante la escasez de lugares en Vargas donde vacacionar, se movilizaron a otros sitios disponibles a buscar un poco de paz y descanso de la guerra política que sufrimos todos; y ante este fenómeno demográfico los expertos estadísticos de la revolución pacífica adscritos a relaciones interiores y defensa civil, los contaron mal.
Esta última posibilidad no tiene nada de descabellada; basta leer en la prensa las reseñas de los malabarismos verbales que hicieron los voceros oficiales, para –a martillazo limpio- cuadrar las cifras negras de accidentes y decesos, intentando hacerlas lucir chirriquiticas para poder fabricar un sustento científico al éxito del operativo semana santa 2000.
Pero de toda tragedia se puede derivar algo positivo. A los marxi-cepalistas que nos gobiernan les puede agradar saber que sus camaradas chinos usan la misma expresión para significar crisis y oportunidad.
He aquí la oportunidad:
La recuperación del estado Vargas va a tomar un largo tiempo. El período de reconstrucción que probablemente tomará lustros, hará que se repita cada año de los próximos por venir, el mismo fenómeno económico que hoy nos tiene sumidos en el misterio. Esperemos que esta vez, si los cuenten correctamente, especialmente por lo siguiente:
A partir de este momento, los gobernantes, -presidente, gobernadores y alcaldes- tienen el primer año de plazo (hasta la semana santa del 2001) para adecuar las infraestructuras turísticas de los estados desbordados por la afluencia de turistas. Sin ninguna duda serán rentables todas las inversiones que realicen para ampliar y mejorar las vías de comunicación y dotar y mejorar los servicios de agua potable, electrificación, servicio de aseo urbano, señalización y nomeclatura de vías y lugares, telefonía, servicios de bomberos, policía y defensa civil. Y de la misma forma serán rentables las inversiones que haga el sector privado para ampliar la capacidad de alojamiento existente y para crear nuevas empresas que se dediquen a proporcionar a los temporadistas alternativas de recreación y de gratas experiencias.
¿Qué tal una cadena de franquicias Chigüire-Burger ? Con materia prima proveniente nada más y nada menos que del Eje Orinoco-Apure. ¿A cual otro país del mundo podrían ir los turistas extranjeros a degustar esta esquisitez venezolana?. Si los inversionistas no vienen a transformar sus dólares en concreto, maquinarias o manufacturas; a lo mejor se sienten tentados a probar una hamburguesa confeccionada con la carne del roedor más grande del mundo. Y mientras los extranjeros aprenden, no hay duda que los clientes criollos abundarían.
Numerosos quioscos playeros podrían expender freesbees ó viseras para el sol en forma de boína roja, fabricadas con plastico producto de la industrialización aguas abajo de nuestro petróleo.
¿Se imaginan ustedes el boom económico que tiene oportunidad de explotar debido a la creatividad individual de los empresarios que han bajado sus santamarías y los profesionales desempleados de Venezuela, que verían en ello una luz al final del túnel?
Los clientes están allí, esperando por las inversiones.
Los gobiernos también podrían comenzar a rediseñar los currícula escolares para proporcionar el personal calificado que encontraría abundantes y bien remunerados empleos -o la oportunidad de convertirse en empresario- en toda esa nueva actividad económica que espera ser creada. Instructores de windsurf o de buceo costanero. Guías turísticos multilingües conocedores de la flora, la fauna, la gastronomía, la historia, y montones de otras informaciones que interesan a los temporadistas. Personal técnico para atender las necesidades de la industria hotelera, de las marinas y clubes de yates, patrones de embarcaciones, tripulantes -de capitanes a cocineros de abordo- mecánicos de motores fuera de borda o de motores internos de embarcaciones mayores; fotógrafos, pintores, músicos, criadores de sardinas y gusanos que comprarán por toneladas los pescadores permanentes y de ocasión en los miles de kilómetros de playas de nuestro país; carpinteros especializados en construcciones y mantenimiento de embarcaciones -desde peñeros hasta yates- y pare usted de contar.
Pero lamentablemente, sabemos que estoy soñando con los ojos abiertos… ¡ Todo eso es neoliberalismo ! ¡Eso sería un vulgar estímulo al consumismo ! podrían gritar algunos camaradas, agregándonos lapidariamente que eso sería contrarevolucionario y debe ser prohibido.
No importa cuantos viajes más haga el presidente al exterior a buscar inversionistas. No importa cuan sinceras sean sus palabras y sus promesas si ninguna propiedad privada estará exenta del interés social. Si cualquiera de las normas existentes, puede ser cambiada de la noche a la mañana luego de una reunión de gabinete o del Consejo Federal de Gobierno. Si el estado y el partido de gobierno son los únicos dueños de la verdad, como lo está gritando el capitán que funge de gobernador en el estado Apure. Si cualquiera que intente desarrollar libremente su personalidad corre el riesgo de irritar a los todopoderosos camaradas gobernantes.
…Si Venezuela, cada vez que lo desee su presidente, con sólo obtener la aprobación de su consejo de ministros, puede convocar a una nueva asamblea constituyente supraconstitucional, como lo establece el artículo 348 de la nueva carta magna; eliminando de la noche a la mañana, y de un sólo plumazo, todo el estado de derecho.
Ceguera comunista. Eso es lo que es.