Ecuador: la ventaja de una moneda paralela
Ecuador ha sufrido múltiples crisis, lo cual obligó al presidente Jamil Mahuad a declarar un estado de emergencia. Tratando de frenar la pérdida de sus menguadas reservas extranjeras, en febrero Ecuador puso a flotar su moneda. Pero el sucre ha perdido más de 70% de su valor -frente al dólar- en el último año.
Entonces, el 23 de diciembre, el presidente Mahuad anunció que el sucre sería permanentemente atado al dólar, a través de una Caja de Conversión o simplemente reemplazado por el dólar. Ahora en enero, el presidente dijo que es preferible la dolarización. Inmediatamente surgió la crítica dentro y fuera del país, argumentándose que para ello se requeriría la ayuda masiva de Estados Unidos y de agencias multilaterales como el Fondo Monetario Internacional. Además, que tal respaldo es muy difícil de lograr sin antes proceder con reformas fundamentales de la economía ecuatoriana.
Ese es el equivocado dogma imperante en Washington. Es decir, que una Caja de Conversión no tiene éxito en ausencia de ciertas bases fundamentales, disciplina fiscal, seguridad jurídica y un bien manejado sistema financiero local. Pero esas supuestas condiciones previas son sólo una patraña difundida por los opositores de la Caja de Conversión y de la dolarización.
Profesor de Johns Hopkins University, fue asesor del gobierno argentino en su exitoso programa de convertibilidad.
Desde que se utilizaron por primera vez en 1849, las Cajas de Conversión siempre han tenido éxito, aportando convertibilidad y monedas sanas. En la mayoría de los casos, se ha establecido una Caja de Conversión o se ha instrumentado una dolarización sin previamente tomar las medidas que se mencionan como requisito previo. Así sucedió cuando John Maynard Keynes estableció una Caja de Conversión en el norte de Rusia en 1918. Y fue el mismo caso en los años 90 en la Argentina, Estonia, Lituania, Bulgaria y Bosnia, como también cuando se designaron de curso legal monedas extranjeras en Kosovo, Timor Oriental y Montenegro.
Mi reciente experiencia en Montenegro, donde soy asesor del presidente Djukanovic, es verdaderamente edificante. El año pasado, tras los estragos sufridos por la peor moneda del mundo, el dinar yugoslavo, Montenegro resolvió introducir un régimen de moneda sana. Muchos economistas salieron a la carrera a declarar que esto sería imposible porque Montenegro no satisface ciertas condiciones previas que son necesarias. Pero el 2 de noviembre, Montenegro introdujo exitosamente un sistema monetario paralelo, donde el marco alemán fue declarado de curso legal, permitiéndosele flotar libremente junto a la otra moneda, el dinar. Todo esto fue logrado rápidamente y sin el apoyo ni la guía del Fondo Monetario Internacional. Montenegro ni siquiera es miembro del Fondo.
Lamentablemente, el presidente Mahuad no presentó un proyecto de ley que define claramente cómo Ecuador procederá con la dolarización de su economía. Ecuador debiera seguir el ejemplo de Montenegro y abrirse a un sistema monetario paralelo. Esto se lograría al mantener el estatus actual del sucre y congelar la oferta de sucres al nivel actual. Ello requeriría una nueva ley que le prohíbe al Banco Central imprimir billetes y endeudarse. Además, esa ley haría al dólar moneda de curso legal, obligando a que el dólar y el sucre floten libremente, sin ninguna interferencia gubernamental.
Bajo tal sistema, el urgentemente requerido control presupuestario funcionaría de manera automática en el Ecuador. El Banco Central dejaría, en efecto, de existir. Ya no podría extender crédito a las autoridades fiscales ni a las empresas del estado ni a los bancos. Por lo tanto, desaparecería velozmente la crisis monetaria y sus desordenados políticos se verían obligados a proceder con las reformas económicas que se requieren.
La dolarización por vía de un sistema monetario paralelo sería técnicamente factible y también deseable para el Ecuador. Queda por verse si es políticamente factible.
* Profesor de Johns Hopkins University, fue asesor del gobierno argentino en su exitoso programa de convertibilidad.
