Economía

Informe Petrolero: declaraciones del presidente Chávez en la Habana

En su reciente visita a Cuba, con motivo de la Cumbre de los 77, el presidente de Venezuela (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/»,»Hugo Rafael Chávez Frías»)%) sostuvo una entrevista con el líder de la Organización para la Liberación de Palestina Yaser Arafat. Durante la misma, el presidente venezolano aseveró al líder palestino que el petróleo de Venezuela estaría a «favor de las causas del Sur» y que contara con la OPEP y su petróleo, como instrumento de negociación, para la causas palestina en la búsqueda de sus reivindicaciones con respecto a Israel.

Desde el punto de vista político-económico, este tipo de manifestaciones espontáneas de apoyo hacia una causa que es, en términos del interés nacional totalmente ajena a Venezuela, podrían generar importantes desavenencias en el seno de la OPEP. Incluso, algunas tan notorias que podrían hacer peligrar la Cumbre OPEP que se intenta celebrar en Caracas el venidero mes de septiembre.

A tales efectos, se pueden hacer consideraciones tales como:

a) En primer término hay que considerar la heterogeneidad de intereses (y compromisos) político-económicos de los países de la organización. Ese tipo compromisos resultarían válidos y bien recibidos por ciertos países de la OPEP, como pueden ser Libia, Irak, Argelia o Irán quienes históricamente ha tenido una posición radical y han abogado por el uso del petróleo como arma política en contra de Occidente, especialmente de los EE.UU. Cabe recordar que situaciones en este sentido tales como la crisis de Suez de 1956, la Guerra de los Seis Días de 1967, la crisis de Libia de 1969, la Guerra del Yom Kippur o Ramadán de 1973 y el consecuente embargo petrolero árabe y la caída del Sha en 1979 son muestras del carácter estratégico del petróleo, del uso que alguna vez se le intentó dar como instrumento de negociación política. Pero a la vez la sensibilidad de la situación y que esta actitud puede traer tanto beneficios como perjuicios para quienes la ponen en práctica.

b) Por ejemplo, durante el embargo petrolero árabe de 1973 los únicos afectados no fueron los países, como EE.UU. y algunos de Europa, que fueron objeto del embargo; también los países árabes que impulsaban el embargo (incluso de manera eufemística Arabia Saudita), también sufrieron el peso del mismo. Economías monoproductoras, altamente dependientes del petróleo en términos de ingreso como esas no podían (y aún no pueden) pasar períodos muy prolongados sin obtener recursos de la venta de crudos.

c) En segundo término, hay que considerar que naciones como la Arabia Saudí, Emiratos Arabes Unidos y Kuwait, por ejemplo, están altamente comprometidas con Washington y difícilmente, debido a sus propias necesidades de supervivencia, apoyarían que la OPEP se convierta en un instrumento de negociación política con respecto a los EE.UU. Estos países, dependen político, militar y económicamente de Washington para mantener su estatus de «independientes» en el Medio Oriente y evitar así ser absorbidas por las causas anti occidentales de los países radicales. A su vez, los EE.UU. se beneficia de éstas al tener fuentes de suministro petrolero seguras. Hay que destacar que los E.UU. es el principal país consumidor de petróleo del mundo, mientras que Arabia Saudita el primer productor. En síntesis, la relación entre estos países árabes y los EE.UU. es de carácter simbiótico y de difícil disolución. Solamente que el petróleo deje de ser el energético más importante y que los EE.UU. cambien sus patrones de consumo energético podrían hacer que Washington perdiera su interés capital por el Medio Oriente. Si esto sucediera de ¿qué serviría el petróleo como arma de negociación?.

d) En tercer término, Arabia Saudí, principal socio de la OPEP por poseer las mayores reservas petroleras del mundo y aliado incondicional de Washington, es un actor contra quien difícilmente se puede competir en el marco de una guerra de precios. Este país actualmente produce 8 millones de b/d y tiene una alta capacidad instalada cerrada, la cual podría abrir, para inundar el mercado y hacer bajar los precios, si las circunstancias lo ameritaran. Venezuela, ni dentro ni fuera de la OPEP, jamás sería un competidor importante ante Arabia Saudí. La famosa «guerra de precios» de la década de los ochenta, y que conllevó a que la OPEP adoptara su política de cuotas, fue clara muestra del poder petrolero saudita.

e) En cuarto término, debe considerarse como los últimos eventos del mes de marzo de 2000, en los cuales se discutió el incremento de la producción OPEP, fundamentalmente para beneficio de los EE.UU., evidenciaron la manera política como funciona el mercado petrolero mundial, las implicaciones de precios altos o muy bajos y cual es el rol exacto de cada uno de los actores que en él intervienen. Más evidente no pudo ser el papel de Arabia Saudí como agente de Washington en el seno de la Organización. Y más todavía el de Venezuela como país que igualmente, y desde la postura del gobierno nacional, ejerció exactamente el mismo rol de Riad.

f) Por su parte, aun cuando Washington no se ha pronunciado al respecto, difícilmente habrá pasado por alto las aseveraciones del Presidente Hugo Chávez. Venezuela debería tomar en consideración que los EE.UU. es, además del rol que juega en el Medio Oriente con Arabia Saudí, el primer socio comercial de Caracas y el principal mercado petrolero nacional. Después de los EE.UU., como la economía más grande del mundo, para Venezuela resulta difícil conseguir, en el hemisferio o fuera de él, otra economía con iguales niveles de absorción de nuestra oferta petrolera. Otras grandes economías como la de Japón, Asia-Pacífico o Europa ya son mercados «naturales» de los países productores del Golfo Arabe-Pérsico.

g) Históricamente la causa palestina ha servido para que distintos líderes políticos musulmanes intenten poner al servicio de ésta los recursos petroleros del Medio Oriente. Los primeros que hablaron del petróleo como arma política a favor de los palestinos, entre otros Objetivos, fue el partido Bat´h sirio(1) en los primeros años de la década de los cuarenta. Posteriormente, hacia la década de los cincuenta Gammal Abdel Nasser, lider egipcio por unos veinte años y principal impulsor del modelo nacionalista árabe, también trató de hacer uso del mismo recurso durante su lucha antioccidental. En todas estas oportunidades, la resistencia de las monarquías petroleras del Golfo a este tipo de causas quedó en evidencia. Ellas, en este tipo de proyectos son las primeras aludidas. Por otra parte, para los sectores árabes conservadores, aquellos líderes musulmanes que han abogado por el uso del petróleo a favor de la causa palestina, o sea presionar a Washington para que retire su apoyo a Israel, han sido vistos como «falsos profetas», quienes a través de la lucha palestina pugnan por sus propios intereses.

h) Por todo lo antes considerado, resulta pertinente que el Ejecutivo Nacional internalice la realidad petrolera mundial y el rol de Venezuela dentro de ella, para que por manifestaciones de solidaridad a causas ajenas al interés nacional venezolano, perdamos la coherencia de la política petrolera internacional y de la política exterior. Del manejo preciso de nuestras relaciones político-económicas globales depende nuestra supervivencia.

Internacionalista, estudios de Especialización y Maestría en Hidrocarburos, Profesor de Islam y Petróleo de la EEI/FACES/UCV, Investigador petrolero del IIES/FACES/UCV.

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