Respeto
(%=Image(8599720,»R»)%)Aprenden los humanos el respeto -en sus formas iniciales- a través de la familia, los padres y los abuelos. La figura sagrada de los abuelos, cuando son nobles y cariñosos pasa a ser para un niño una imagen de importancia; igual pasa con los padres, con su guía, cariño y autoridad. En los casos adecuados se aprende, incluso, a respetar a los hermanos mayores.
Aprenden los niños el respeto a las instituciones, y a significados preliminares de lo que es una organización, a través de los maestros. Se trata de la figura enorme de un maestro o maestra, que enseña y orienta, entre otras cosas, sobre lo que mi hija Valentina -de cinco años- llama hoy día las normas. Se aprende lo que es respetar a extraños, a compañeros de clase, a pedir un turno para hablar, a saber cuando se puede ir al baño, en una institución que no es el hogar y la casa.
Aprenden los ciudadanos lo que es el respeto, cuando ingresan a la Universidad, al Ejercito o a distintos trabajos donde, ahora, ya más grandes, lo profesores les exigen un comportamiento de adultos a aquellos, o los jefes les exigen a los subordinados realizar determinadas tareas de labor o de entrenamiento.
Aprenden las personas a formar una familia, que debe -en los casos normales- estar basada en el respeto al esposo o a la esposa. Pero también, a los propios hijos, para transmitirles el respeto a la familia, a la palabra, al juramento, a la religión -si es el caso-, a los hábitos y a las buenas costumbres. (Con todo y globalización y modernismos y las llamadas crisis personales y de la familia es, en esta última, donde se alberga parte importante de las esperanzas del ser humano).
Aprenden los políticos, en las democracias y economías más desarrolladas, a respetar a los ciudadanos, por que son estos los que, por variados mecanismos, los han puesto en ese lugar. Y cuando se trata de sociedades donde se paga o se tienen consecuencias en lo que se hace o se dice, son esos mismos ciudadanos los que los pueden quitar.
Aprenden las personas, entonces, a respetar las leyes, autoridades, normas, instituciones y así -adicionando otras razones, seguramente de igual importancia- surge un ciudadano o un funcionario público que asume lo que es el respeto a la palabra, al juramento, al servicio y a la responsabilidad.
Con esto no colide ni el individualismo de las sociedades de mercado, ni el colectivismo, como lo ambicionaron algunos revolucionarios verdaderos. Son los practicantes del autoritarismo, fascismo, desorden, salvajismo o cualquier extremismo de derecha, centro o izquierda, los que piensan que pueden alterar con sus ordenes, sus deseos, ambiciones o desviaciones, lo que a la humanidad, a sus ciudadanos, personas y familias les ha costado construir con aquel sentido preliminar -pero válido en algunos perfiles- de que el conocimiento es acumulativo y progresivo.
Pueden resaltarse dos frases que remiten al Presidente de Venezuela en la actualidad, en distintas líneas de este diciembre 2001:
- «…El es una persona que no tiene capacidad de respetar a los otros seres humanos…».</b Angela Zago. Ex-miembro de la Asamblea Constituyente. Entrevista con José Domingo Blanco. (%=Link("http://www.globovision.com","Globovisión")%). 6-12-01.
Esta ciudadana, que tiene en sus experiencias haber sido guerrillera y que con seguridad no andaba con un chopo en su experticia de los años sesenta -como dijo el Presidente de ella en una de sus tantas alocuciones, seguramente buscando suavizar la imagen-, ha expresado con conocimiento y valentía varias ideas de utilidad para el escenario social y político actual de la nación venezolana.
- «…Su principal característica es ser un gran falta de respeto». Pedro Carmona Estanga. Presidente de (%=Link(«http://www.fedecamaras.org.ve/»,»Fedecamaras»)%). Entrevista con Teodoro Pekoft. CMT 10-12-01.
Palabras que, con justificación y ponderación, expresó Pedro Carmona, refiriéndose a las ofensas e improperios contra -entre otros- su persona, pronunciadas por el Presidente el día (10 de diciembre) del contundente paro que superó las expectativas ya altas que tenían muchos y los que convocaron al mismo.