El gallo muerto de la apertura
Los dos últimos gobiernos -Caldera II y el actual-, han querido hacer justicia en relación a la apertura, sobre todo en lo que atañe a mecanismos que facilitan la entrada de importaciones y sus correspondientes resultados. Ninguno de los dos, sin embargo, ha hecho algo novedoso o inventado algo útil para compensar, corregir o alterar las líneas de política comercial instauradas desde 1989. El desconocimiento y la impreparación en estos asuntos de la mayoría de los miembros de ambos gobiernos, se han cobijado en la rutina. En ambos casos, la cultura presidencialista, también, ha limitado los aportes que hubiesen podido hacer los pocos que pueden catalogarse de preparados o especializados.
En tales razones, es entendible que la pregunta hecha al Presidente Caldera por un periodista internacional, el primer día de su segundo gobierno, sobre qué iba a suceder con la apertura, sólo haya tenido como respuesta algo así como: eso se esta estudiando. Uno de sus ministros, en el transcurso del gobierno, prometió resultados que se pondrían -supuestamente- en marcha más adelante. Por su parte, el gobierno actual ha saboreado, figurativamente, ponerle la mano a los efectos perniciosos de la apertura. Sus gestiones, sin embargo, son tan confundidas e inocuas como las del gobierno precedente. Este, propuso y creó el (%=Link(«http://www.mic.gov.ve/»,»Ministerio de Industria y Comercio»)%) como castillo en el aire y, el actual, lo convirtió -juntándole el área de agricultura- en el omniabarcante e intrascendente Ministerio de Producción y Comercio.
Mientras, la realidad ha seguido su curso y lo que hoy -acertadamente- resalta la (%=Link(«http://www.oaef.gov.ve/»,»Oficina de Asesoría Económica y Financiera»)%) de la particular Asamblea Nacional, sobre el cierre de grandes empresas y su relación con el empleo y otras variables, se ha ido percibiendo en otros países latinoamericanos. Decimos, razonando en forma inversa: sin restarle importancia al papel o desempeño que pueden tener las pequeñas y medianas industrias, en varios países de América Latina que han podido sortear algunos efectos perniciosos de la apertura -o que lo están intentando- se observa que el proceso económico-industruial lo han venido liderando los llamados grandes grupos empresariales. En México, por ejemplo, se han observado las mejores posibilidades que tienen en tal proceso las empresas grandes, para acometer gastos en innovación (salvo para el petróleo, se establece una correlación positiva entre poder de mercado y productividad).
Es pertinente resaltar que los llamados grandes grupos y empresas industriales de propiedad privada nacional (GGE) continúan siendo determinantes en la economía de varios de los países de la región ( Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México). Debe señalarse que los GGE han podido sortear o aprovechar los propios procesos de reformas estructurales, dado el poder monopólico u oligopólico que tenían en determinados sectores. Entre las razones para que esto haya sido así, pueden mencionarse:
- a) haber tenido una participación privilegiada en los procesos de privatización;
b) han podido liderizar la participación del sector privado en los arreglos y las negociaciones comerciales de la integración;
c) no se ha visto alterada la concentración industrial, a pesar del estímulo e iniciativas para la implantación de la legislación que busca fortalecer la libre competencia
d) haber podido aprovechar programas de fomento a sectores no estrictamente industriales, como son los casos de actividades de construcción de carreteras en Brasil y México.
En la administración gubernamental actual, se tiene un elemento que -sin apreciarlo como estrictamente desacertado- ronda varios de los perfiles de desempeño del ejecutivo en materia económica y el cual consiste en una especie de reivindicación justicialista en cuanto al papel de la pequeña y mediana industria. Los perfiles derivados de una posición como ésta, cuando se interpreta la realidad venezolana son, realmente variados, puesto que ya en el último trimestre de 1999, podía apreciarse el difícil escenario de las empresas de tales dimensiones. Así, FEDEINDUSTRIA señaló el cierre de numerosas empresas. En 2000 y 2001 este panorama se ha agudizado.
Tres elementos consideramos de importancia en la actualidad venezolana en cuanto a los resultados de la apertura. El primero, indudablemente concierne a la situación y manejo cambiario y a la correspondiente sobrevaluación que facilita importaciones y restringe exportaciones. El segundo: la calidad de los productos nacionales, que es buena en algunos rubros pero en otros como jugos, enlatados o quesos es superada por la que tienen países como Chile y otros latinoamericanos. Calidad y precios están siendo descuidados por los empresarios nacionales. El tercero, el más dificultoso, el cambio institucional, que debería permitir tener en las instituciones del caso, verdaderos evaluadores, estudiosos y hacedores de políticas, mas que tramitadores o registradores.
D. F. Maza Zavala ha dicho que apoya la idea de que se establezcan «restricciones selectivas» ((%=Link(«http://www.talcual.digital.com/»,»TalCual»)%), 7-8-01, pg 15). La Ministra de Producción y Comercio, Luisa Romero, por su parte, ha señalado posibles acciones a tomar -con las debidas autorizaciones de la OMC-, como es el caso de la reconsideración de compromisos para buscar atender el crecimiento de las importaciones y sus efectos en la industria y la agricultura, indicando además que «…ese yunque que tenemos desde hace 10 o 15 años no nos va a impedir el crecimiento de nuestra industria» (%=Link(«http://el-nacional.terra.com.ve «,»(El Nacional»)%), pg. E/2, 11-8-01). La pregunta que ronda 12 años de apertura en Venezuela es: ¿se ha avanzado o se han estructurado los mecanismos para hacer esto adecuadamente?
Mientras el país se desindustrializa y con sus divisas crea empleos en otros lados, se podrá recordar a los que satanizaron la sustitución de importaciones -mientras otras naciones de la región se han beneficiado de ella- y que hoy siguen repitiendo que el consumidor saldrá inmensamente beneficiado con la apertura sin límites, pero también a gobiernos que lo que han hecho es hablar o empresarios que -en alguna proporción y según los casos- no han abandonado su actitud cómoda.