La integración según el Presidente
En una nación altamente presidencialista como la venezolana -y, más aun, con los refuerzos que el actual gobierno le ha dado a esa particularidad- y, adicionalmente, con, por una parte, los consabidos denuestos o inclinaciones -cuando así conviene- por lo técnico y, por la otra, la elaboración de propuestas altamente emotivas en cuanto a la integración, es indudable que las referencias hechas por el Presidente de la República adquieren importancia para medir el grado de imprecisión, equivocación o certeza que pueda tener el ejecutivo sobre asuntos como los que conciernen a los procesos integraciónistas. Para el caso de esta nota, sirve de referencia el Discurso en inauguración de la I Cumbre sobre la Deuda Social y la Integración Latinoamericana, Hugo Chávez, Caracas, Círculo Militar, 10 de julio de 2001 (analitica.com), del cual hemos extraído -respetando las normas del caso y separando la paja del trigo– las ideas que nos parecen fundamentales.
- «…La propuesta del ALCA por ejemplo, es una propuesta de matrimonio por interés. No tiene alma, le han extraído el alma, no tiene pueblo, …»
«…Aquí tenemos que acelerar muchas cosas, pero no es el ALCA precisamente lo que hay que acelerar. Tenemos que acelerar la integración nuestra, de Suramérica, de Centroamérica, del Caribe. Pero además tenemos que revolucionar los mecanismos de integración. Yo acabo de entregar la presidencia de la Comunidad Andina de Naciones… …pero soy un radical crítico del sistema de integración andino, así llamado. Y Venezuela pertenece también a la Asociación de Estados del Caribe, y Venezuela pertenece también al Grupo de los Tres y al Grupo de los Quince y al Grupo de los 77 y al grupo de los doble equis. Bueno, cuántos grupos hay en el mundo y creo que ninguno sirve. Tengo dos años y medio yendo a cumbres y cumbres… …pero creo que estamos equivocados,… creo que tenemos la carreta delante de los caballos. La integración no puede partir de lo económico, eso debe ser consecuencia; …debe partir de lo político, una decisión política que hay que tomar de gran dimensión,…»
«Se trata de tomar decisiones de una gran envergadura política. Ah, pero se conspira contra esas decisiones, hay una conspiración internacional en contra de la integración de América Latina y del Caribe… Contra Venezuela, por ejemplo, se conspira,… …se está conspirando y se seguirá conspirando…».
La pregunta inevitable es: ¿De cuál decisión política se trata? ¿Se trata de la que atañe al convencimiento e impulsos atinentes a que la integración es necesaria? ¿Corresponde a la que se relaciona con el reconocimiento de importantes asimetrías en la economía internacional, vía términos de intercambio o maneras de funcionamiento de los organismos internacionales, por ejemplo? ¿Se trata acaso de la voluntad política anticapitalista o antiimperialista, como la han manejado grupos y partidos de izquierda en América Latina.? Sobre las dos primeras preguntas hay bastantes palabras y tinta invertida en la región latinoamericana, sin que populistas o neoliberales hayan tenido numerosos éxitos. Sobre la tercera pregunta, no es claro que otros gobernantes latinoamericanos estén hoy día en esa onda. Puede afirmarse, de manera diferente, por ejemplo, que en América Latina, a distintos gobernantes les falta voluntad política para pensar seriamente el crecimiento y desarrollo. También debe señalarse que es difícil -aun a sabiendas que en la política y la acción de gobierno se argumenta en el terreno de lo increíble- demostrar que pueda existir una conspiración contra la integración latinoamericana: parte de sus fracasos tiene que ver con la propia responsabilidad y actitudes de los latinoamericanos.
- «…la vida de nuestro continente indígena, negro, mestizo y blanco cruzado, la vida está en la integración. Pero una integración de nuevo orden político. Hemos ya lanzado la idea —lo hicimos en Carabobo— en la Cumbre Andina que fue muy buena, de los Presidente de la Comunidad Andina. …y queremos someterla a los pueblos, proponemos que se consulte a los pueblos en cada país, acerca de la idea de crear una unión de naciones Latinoamericanas… No se trata de zonas de libre comercio, no estamos en contra de las zonas de libre comercio, ya estamos debatiendo y discutiendo y en equipo técnicos, pero no, eso no es, eso no es el corazón del problema,… El corazón, el alma está en la integración política y proponemos que el nombre de Bolívar y la ideología bolivariana, oriente ese esfuerzo…».
Las zonas de libre comercio, como es bastante conocido por los economistas internacionales, son sólo una fase de los procesos de integración. Las uniones aduaneras que implican la fijación de una arancel externo común, no han sido de fácil aplicación en América Latina. El que no se hayan llevado a la práctica, por falta de voluntad política, dificultades en el financiamiento del desarrollo y falta de disposición para la fijación -cumplimiento y supervisión- de metas, entre otros tantos elementos, no puede ocultarse con afirmar o sugerir que lo más importante es lo político y no lo técnico -tal cual ha afirmado el propio Presidente en una intervención de otro momento-. Precisamente, la Unión Europea ha avanzado por la voluntad política y la importancia de la dinámica económica y técnica.
«Entonces debemos conformar o contribuir pues, desde aquí, a la conformación de un mundo pluripolar. De Europa aplaudimos la Unión Europea. Nos alegra muchísimo la Unión Europea y la reunificación de Alemania y el fortalecimiento de Europa y la monedas europea: el Euro…»
Debe señalarse -como añadido a lo que señalamos más arriba- que el comercio intraeuropeo es altamente representativo del comercio total de las distintas naciones de la Unión Europea. En el principio fue el comercio, la cercanía y los patrones de industrialización, parte del conjunto de elementos que impulsaron la integración.
- «…¿Y qué nos queda a nosotros? «Nosotros no somos americanos del Norte, nosotros no somos europeos ni asiáticos —decía Bolívar hace casi 200 años—, somos un nuevo género humano, una nueva raza, una mezcla de cosas, hasta mágica». Bueno, nosotros no tenemos otra alternativa que retomar esa idea y bandera de Bolívar y de muchos otros y comenzar a pensar en serio y a actuar en consecuencia con audacia y sin temor, con coraje y con unidad para conformar en las próximas décadas un bloque de fuerzas políticas y por tanto económicas y después sociales y morales en Suramérica, en Centroamérica y en el Caribe…».
En realidad, si los latinoamericanos somos una mezcla, no es claro hoy día que se trate sólo de la mezcla señalada con la referencia de Bolívar, pues entre el norte de México y el Sur de los EE.UU., y también -nos atrevemos a decir- con parte de los latinos que hacen vida en el mundo anglosajón de Norteamérica, está surgiendo una nueva «raza», que pareciera no tener que ver con variados elementos de los que tradicionalmente se le endilgan a los habitantes de América Latina (es llamativo el reportaje de (%=Link(«http://www.time.com/time/»,»Time»)%) sobre tal asunto, encartado en (%=Link(«http://el-nacional.terra.com.ve»,»El Nacional»)%) en semanas recientes, e intitulado El nuevo mundo).
Visto lo reseñado y comentado en esta nota, puede uno apreciar y evaluar como quedan las gestiones de Venezuela en el (%=Link(«http://www.edomexico.gob.mx/tlcs/grupo3.htm»,»Grupo de los Tres»)%) (Colombia, México y Venezuela), la poco fundamentada solicitud de ingreso de Venezuela en (%=Link(«http://www.guia-mercosur.com/»,»Mercosur»)%) realizada por el propio Presidente en Paraguay, la participación nacional en la (%=Link(«http://www.comunidadandina.org»,»Comunidad Andina»)%) o la concerniente a la reunión entre Mercosur y CAN realizada desde el 12-7 en Bolivia, por mencionar sólo algunos de lo proyectos o experiencias.