Publicidad feudal
(%=Image(4256726,»l»)%)Si las malas empresas usaran en mejorar su atención al cliente la décima parte de lo que gastan en publicidad, las otras nueve décimas no harían falta.
Es un rasgo típico de la mala gerencia pretender resolver a golpes de mala publicidad lo que no supieron resolver con buena gestión. El resultado es contraproducente porque la clientela no es idiota: resentimiento, burla, desapego, infidelidad de marca. Esto sería desastroso si no fuera porque esas empresas se aseguran una clientela cautiva. Vas a pagar un servicio: la cola es tan larga como es costosa la publicidad que dice que la atención al cliente es lo primero para esa empresa. En la cuña sale una chica linda y amable que no reconoces en la cuaima que te atiende en la vida real. Es tapar con perfume los olores de un cuerpo sin baño.
Los políticos son expertos en esto. Te lanzan un océano de mensajes que pretenden arropar una gestión desastrosa. En ellos el destrozo es peor que en la empresa privada, porque pierden las elecciones y a veces todo, cuando quedan olvidados en algún desván. Conoces mil ejemplos recientes. Pero no: la empresa privada es peor, porque es más permanente y el costo social acumulado más ruinoso. El publicista, si es cínico, capta una millonada.
Lo peor es que no hay modo de hacerlos reflexionar. Ningún maltrato verbal, ningún razonamiento sereno, ninguna exhortación encendida los hace cambiar de actitud. No les hace falta: cuando hay una economía cartelizada, oligopólica y rentista no hace falta dar buen servicio y ofrecer buenos productos. Pero tienes que cumplir con una condición: no tener fines de lucro. Me explico:
Esta conducta no tiene nada que ver con el capitalismo y sí mucho con el feudalismo. Una red de influencias y renombre social te conduce a recibir del Estado una millonada que mantiene viva una maraña de marrullerías financieras. Ninguna rectitud tiene cabida en ese juego. Ante cualquier integridad el gerente de que hablamos te dirá, como atribuyen a (%=Link(«http://www.lucidcafe.com/library/95sep/richelieu.html»,»Richelieu»)%): “No me saquen de mi ambigüedad, que me confundo”. Vive al borde del precipicio, pagando campañas electorales para luego cobrarlas con creces en la forma de préstamos blandos de algún banco oficial. Y digo préstamos por decir algo, porque muchas veces son meros regalos, para los mismos que ahora critican la mera idea de préstamos sin intereses a créditos de menos de un millón.
Eso produce una entrada fija pero modesta porque la gran ganancia está, en el capitalismo moderno, en complacer al cliente con productos tan buenos que producen adicción. Pero ya te dije: si quieres lanzarte por la publicidad feudal olvídate del capitalismo y por ende de los fines de lucro. El feudalismo solo busca poder y realce social, por eso el dinero es lo de menos. Con tal de que tengas más que la mayoría, todo va bien.
En vez de bienes y servicios producen miseria. Son los que fabrican bombillos que duran menos de 24 horas, te dan pésimos servicios de Internet, te echan una televisión destinada a embrutecerte, te prodigan una prensa con información amarillenta y mal averiguada, te construyen centros comerciales que depredan la memoria histórica de tu ciudad, te arruinan un país que tiene que endeudarse para transferirles capital que luego sacan del país, sin reinversión. Luego dicen que no hay condiciones para invertir. Nunca las hubo, por cierto. Y me pregunto qué condiciones favorables había durante las dos Guerras Mundiales del siglo pasado en que aquellos capitalistas, que sí eran capitalistas, invertían.
A veces me pregunto qué diría si yo fuera publicista en favor de una empresa atracadora de estas que vengo hablando. Sería un verdadero desafío a mi corta inteligencia. Porque hacer publicidad de un buen producto es fácil. Los mensajes fluyen por un tobogán y resuenan en un espacio óptimo. Paradójicamente el buen producto le hace publicidad a su publicidad. Debe ser interesantísimo trabajar para ese tipo de productos pésimos que se adornan con una publicidad que si no fuera cínica muchas veces sería excelente. El publicista debe hacer contorsiones de ingenio para favorecer un producto que nada merece. El talento que no tiene el gerente debe suplirlo el publicista. Total para eso le pagan.
¿Cómo montar una empresa así? Es muy fácil: búscate un país como Venezuela, donde se ha machacado la vulgata del neoliberalismo más vulgar conocido en el planeta, que dice que el capital es Dios. Luego asegúrate de que el Estado te proteja un buen monopolio. Si no se puede un monopolio, puedes manejarte bien con un buen oligopolio. Eso te asegura la clientela cautiva imprescindible para la buena marcha del negociado. Así cartelizas la baja calidad y los precios descomedidos. Asegúrate de anexar unos cuantos políticos a tus costos de operación. Son primordiales a la hora de transferir fondos públicos a tu arca sin fondo. Como ves, la receta no me obligó a redactar párrafos laboriosos. Lo mejor que tiene es lo fácil que es.
Ah, asegúrate de una buena agencia publicitaria y de que no cierren el Aeropuerto de La Carlota donde tienes el minijet para que puedas huir rapidito cuando el país desesperado por la miseria en que lo has hundido te arme un nuevo (%=Link(«/bitblioteca/venezuela/27f.asp»,»27 de Febrero»)%) y ya ni (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/»,»Chávez»)%) lo pueda parar si fracasa en su tarea de modernizar este capitalismo, que no se deja.
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RHM, (%=Link(5152387,»De: Bill Gates. Para: RHM»)%) y (%=Link(3335111,»Locademia de gerentes»)%)
(%=Image(6804868,»c»)%)