El marxismo y la economía en la revolución:Un gobierno rico y un país pobre
Una vieja paradoja que estudia en profundidad la economía política nos dice que un gobierno –estado- se “enriquece” a expensas de sus ciudadanos. Ello se materializa por vía de los impuestos, la inflación y la acumulación de la deuda publica. Mientras la gente arbitra sus necesidades y gustos en el mercado, en base a racionalidad y eficiencia económica, en la política, es decir, en el mercado político estos componentes de racionalidad y eficiencia se diluyen, dando paso a otras relaciones “incestuosas” que unen el gasto público del voto y las preferencias de los ciudadanos, muy distintos por cierto a como ocurre en una democracia liberal, como la que no tenemos, de demagogia y populismo en regímenes autoritarios, como el que tenemos.
El impacto de estas perversiones en el ejercicio de los privilegios de la política sobre la economía y en la vida diaria de los ciudadanos suele ser letal, dado que el autoritarismo y la carencia de mecanismos democráticos destruyen el rol de las instituciones en la economía, debilitan el marco jurídico y lesiona los derechos económicos de la gente, entre estos, los derechos de propiedad, base de todo proceso de creación de riqueza y progreso.
Esa relación entre política y economía la reflejan sin pudor los números y resultados económicos del primer trimestre de este añoo, que muestran un cierto rebote en la “economía” del gobierno y el sector público a expensas ciertamente del escaso grado de recuperación económica que se aprecia en el llamado sector privado, es decir, en la actividad económica de la gente.
Esos resultados económicos reflejan muy claramente la transferencia de recursos – riqueza- en impuestos, inflación y crecimiento de la deuda publica de los ciudadanos al gobierno creándose severas restricciones institucionales al crecimiento económico –control de cambio- impidiendo que el potencial de creación de riqueza de la gente se realice en su propio beneficio.
Los números que arroja el comportamiento de la economía en el primer trimestre de este año no indican a todo evento que la economía pudiera estar en una senda de recuperación económica sustentable. De hecho, la expansión de la demanda agregada en el período mencionado no “recupera” totalmente su contracción económica del correspondiente trimestre de 2003. Esas diferencias marcan en todo caso que el proceso de descapitalización y empobrecimiento continúa al ritmo que lo ha impuesto el proceso revolucionario desde hace cinco años, un lento proceso de descapitalización del sector moderno de la economía nacional.
El sector privado no logró en el trimestre compensar la fuerte contracción que le caracterizó durante el primer trimestre del 2003, debido fundamentalmente a la represión cambiaria impuesta en el control de cambio, a factores restrictivos “naturales” del proceso revolucionario por represión ideológica y administrativa de los mercados financieros y de bienes y servicios por control de precios y represión financiera. En este último caso, la considerable caída de las tasas de interés en términos reales, proceso auspiciado por el gobierno para licuar el ahorro nacional colocando los rendimientos de la deuda pública por debajo de la inflación, no ha estimulado la demanda de crédito para inversión, capital de trabajo y consumo. En el caso de la represión de precios, el impulso en la demanda agregada se ha limitado por el control de precios, lo cual explica así mismo el débil crecimiento de las importaciones durante el periodo, en relación a periodos anteriores, donde inclusive la economía mostraba contracción desde 2001.
Así, la balanza de pagos muestra la menguada actividad económica, expresada en primer lugar por el torniquete cambiario –control de cambio- que limita severamente la capacidad de recuperación de la actividad económica en un país donde el intercambio internacional constituye la fuente principal de actividad económica privada y en segundo lugar por la represión de precios, fenómeno que muestra eficiencia, como es obvio, en el control de la inflación.
El impacto limitado en la creación de empleo es evidente del comportamiento de la economía en el periodo, se muestra, como ha sido característico en el “periodo revolucionario” el crecimiento del sector informal, inducido por el propio gobierno, desestimulando orgánicamente la expansión del sector moderno, en cuyo detrimento opera la política económica así como la economía política que reduce la actividad económica privada a una dependencia crónica del sector publico.