La implacable inflación
Durante los últimos meses la inflación ha mostrado un repunte de importancia, dejando atrás la fase de moderación progresiva de ese fenómeno. Cabe preguntarse, entonces, a qué se ha debido el recrudecimiento de ese flagelo, y por qué en los meses precedentes se había moderado la intensidad con que aumentaban los precios, a pesar del crecimiento disparatado de la oferta monetaria y del consumo privado.
Buscando respuesta al segundo interrogante, hay que decir que buena parte de los ingresos petroleros adicionales han sido inyectados a la economía a través de un creciente gasto fiscal, que ha producido incrementos muy intensos de la oferta monetaria y, en consecuencia, del consumo de las personas. Como es lógico, la producción ha respondido a la mayor demanda, pero no con la misma intensidad, por lo que se ha tenido que complementar la restringida oferta interna con importaciones para evitar situaciones de escasez.
Las crecientes compras externas de bienes finales, así como de materias primas y otros insumos, se han realizado con dólares artificialmente baratos debido a que el gobierno ha decido fijar el tipo de cambio oficial durante períodos prolongados, a pesar de que la inflación interna es muy superior a la que padecen los socios comerciales a los que le compramos lo que importamos. Obviamente, al encarecerse los productos locales más intensamente que los foráneos (mayor inflación interna que externa), lo que se puede comparar con Bs 2.150 en Venezuela es cada vez menos en comparación a lo que compra un dólar en el resto del mundo, haciéndose cada vez más atractivo importar. De hecho, el abaratamiento de la divisa, combinado con el abundante suministro de dólares preferenciales, los controles de precios y el otorgamiento de subsidios, ha sido la estrategia del gobierno para combatir la inflación. Si bien ésta funcionó por un tiempo, era obvio que la misma se agotaría, como en realidad ha sucedido.
En efecto, desde mayo los precios han comenzado a aumentar con mayor intensidad, particularmente los de alimentos, debido, entre otras cosas, al impetuoso consumo producido por la cantidad de dinero en la economía, y por el abundante financiamiento existente a bajas tasas de interés. Incluso, en algunos sectores, como el inmobiliario, la inflación ha sido más intensa debido a la imposibilidad de complementar la restringida oferta interna con importaciones baratas.
Perspectiva inflacionaria
Muy probablemente en los próximos meses seguiremos padeciendo una inflación más intensa, ya que se espera que el mantenimiento de los precios petroleros en niveles elevados permitirá la continuación de la política expansiva de gasto público, por lo menos durante el año 2007, con el consecuente incremento de la oferta monetaria y del consumo privado. Por otra parte, la aplicación de una sobretasa arancelaria a un conjunto de productos considerados de lujo también contribuirá a presionar los precios al alza.
Adicionalmente, el comportamiento probable del tipo de cambio libre en los meses por venir también podría transformarse en un factor generador de mayor inflación. Analicemos esto en mayor detalle.
Ya explicábamos en un artículo anterior que los rendimientos que hoy pueden obtener las colocaciones e inversiones financieras en bolívares son muy bajos, e inferiores a los que se obtienen en dólares. Ello hace que los tenedores de los abundantes fondos existentes se inclinen a favor de la divisa en el momento de decidir en qué moneda deben mantener esos recursos, máxime si ésta les protege de cualquier contingencia cambiaria. De persistir esta situación, la demanda en el mercado paralelo será cada vez mayor, presionando la cotización al alza, a menos que el Gobierno decida elevar la oferta para equiparar la mayor demanda. Si se materializa una sostenida subida del dólar libre, la inflación arreciará, pues los precios se tenderán a establecer por los costos esperados de reposición, que están altamente influidos por el tipo de cambio paralelo.
Por otra parte, recientemente se han anunciado varias decisiones que restringirán en mayor o menor medida el acceso a los dólares preferenciales. En efecto, más de 5.000 ítems que hoy se importan requerirán de un “Certificado de No Producción Nacional” para seguirse haciendo con dólares preferenciales, y se reservará la compra de más de un centenar de insumos a las pequeñas y medianas industrias, cooperativas y otras formas asociativas. Todo esto introduce incertidumbre en los productores y comerciantes acerca de las posibilidades de seguir teniendo acceso a las divisas preferenciales, y ante esa duda se inclinarán por establecer sus precios en línea con el tipo de cambio libre, el cual, como ya dijimos, puede mostrar una tendencia al alza.
Como se ve, en los próximos meses estarán presentes múltiples factores que pudieran elevar la inflación, siendo poco probable que los mismos se puedan neutralizar a través de los agotados controles de precios, o la continuidad de un tipo de cambio fijo, pero de acceso cada vez más restringido.