Petróleo en la actual campaña Presidencial Venezolana; el debate que no fue y el debate que aun espera
El petróleo en Venezuela, por la gran dependencia del país del mismo, tiene que ver con todo lo que pasa en él. La revolución chavista-bolivariana, con todos sus yerros y acoso tenido, no habría sobrevivido sin el sustento del petróleo, y en particular de un petróleo a 60 dólares el barril! Toda la propaganda de la campaña de Chávez a la reelección se ha basado en “las bondades del petro-dispendio”. Rosales, el candidato de la oposición que en tan poco tiempo ha logrado montarle un formidable reto a Chávez, por su parte ha basado su campaña en las bondades de su anterior gobierno en el estado mas petrolero del país –el Zulia, así como en un nuevo esquema de reparto de la renta del “oro negro” aparentememente mas universal, automático y menos políticamente discriminador que los implementados por el Chavismo: el de la tarjeta de débito llamada “la negra”.
Sin embargo, más allá de los temas de la forma del reparto, poco se ha hablado en la campaña electoral de la política petrolera o energética misma y de las opciones futuras para el país en relación al tan históricamente postergado objetivo de una nación más sana y menos dependiente del “oro negro”. Se trata del debate que no ha sido. Y de un debate fundamental para el destino del país que, más allá del 3D, aún espera.
Sin embargo, el hecho de que no haya habido un real debate público sobre tan estratégico tema no quiere decir que no haya sectores que hayan estado individualmente esgrimiendo algunas ideas o nociones al respecto, incluso en conexión con las apuestas para el 3-D.
En tal sentido, da pie para algunos comentarios un artículo aparecido en el diario El Nacional del pasado domingo 26 de noviembre con el llamado título “Golpe de Gracia”, escrito por el connotado ex-Presidente de PDVSA Luis Giusti y también uno de los más prominentes petroleros desterrados y vilipendiados por la actual “V República”. Aunque al Sr. Giusti le ha ido aparentemente menos mal que a otros desplazados, por su “refugio” en viejos vínculos Shell e internacionales en Estados Unidos, uno esperaría que la mencionada circunstancia de cesantía en el poder nacional, un infortunio para cualquiera, habría brindado al ex-Presidente de PVDSA un chance para la reflexión sobre posibles errores pasados, mayor humildad, y mayor sabiduría. Sin embargo el mencionado último artículo del Sr. Giusti no parece ni tan humilde ni tan sabio, en aspectos principales.
La introducción del artículo, escrita con pretensión de cátedra histórica, lee así: “El reventón del pozo Los Barrosos-2 en 1922 dio inicio a la industria petrolera contemporánea en Venezuela y le permitió hacer un ágil tránsito de un país primitivo, con una economía agrícola rudimentaria, una población aquejada por enfermedades endémicas y humildes niveles de educación, a una sociedad moderna y saludable…Los países petroleros, ignorantes de las tecnologías y las habilidades requeridas..Debían ponerse en manos de las empresas petroleras internacionales porque no tenían alternativa”. Centrémonos en el central alegato de que el reventón del Barroso-2 significó “Un tránsito de un país primitivo a una sociedad moderna y saludable” –según lo que nos hemos permitido subrayar en la cita. Que a casi 100 años de ocurrido alguien de la experiencia y trayectoria del Sr. Guisti esté hablando del suceso del Barrosos-2 en términos tan eufemistas es realmente sorprendente ! Se trata del mismo ego-céntrico alegato desarrollista de siempre que nos vendieron por mucho tiempo los intereses petroleros. El reventón de los Barrosos-2, pozo perforado por una concesionaria de la empresa Shell -por cierto, la empresa donde se formó el Sr. Giusti, fue una de las mas devastadoras tragedias ambientales del mundo: un torrente de petróleo de 900.000 barriles de petróleo inundó el Lago de Maracaibo desde Cabimas, ante unos habitantes locales tan aterrados que hasta tuvieron que sacar un San Benito para clamar por salvación ! Los daños sobre el Lago, y toda la vida lacustre y extra-lacustre dependiente de él, fueron sobrecogedores. Ni la irresponsable inconciencia empresarial de 1922 ni el autoritarismo silenciador de la Dictadura de Gómez del entonces facilitaron la denuncia, y mucho menos la contabilidad de daños y responsabilización por tan gran siniestro. Sin embargo, podemos imaginarnos la magnitud de los daños al comparar al Barrosos-2 con otro gran derrame más reciente, que SI estuvo bien documentado: el emblemático derrame del Exxon Valdez en 1989, en la bahía de Anchorage en Alaska. Dicho siniestro, que vertió apenas un poco mas de un cuarto de lo vertido por el Barrosos-2, acabó con millones de ejemplares de fauna local, incluyendo peces, aves, ballenas, delfines, nutrias y otros mamíferos, que dependían de la destruida cadena alimentaría; arruinó la vida de numerosas poblaciones costeras humanas tradicionales del Lugar; y dejó efectos destructivos y contaminantes que hasta hoy se siguen sintiendo, a pesar de todas las “labores de limpieza” realizadas y la imputación a la empresa Exxon de unos 6.000 millones de dólares por pagos de daños !
Al comentar sobre los tiempos y el escenario del Barrosos-2, el ingeniero petrolero y especialista ambiental Lorenzo Guilini quien laborara en Maraven -nombre dado a la Shell luego de su nacionalización en 1975 bajo PDVSA- ha hecho la siguiente erizante confesión reveladora de la escasa conciencia de dicha época: “..En aquel entonces, prácticamente nadie, incluyendo las compañías petroleras, se preocupó mucho por el petróleo derramado, ni siquiera por el petróleo en si, pues el mismo no valía, por así decirlo nada”. Se echaron así las bases para la contaminación masiva del Lago a través de miles de subsiguientes derrames y la inescrupulosa construcción de un hoy decadente y lleno de filtraciones sistema de 50.000 Km. tuberías bajo agua: todo lo cual devastó al mayor cuerpo de agua dulce de América del Sur, en lo que quizás sea el peor ecocidio cometido en el subcontinente !
Cabe recordar además que fuimos “conejillos de indias” de la explotación petrolera sobre agua, simultáneamente con Louisiana en EU, con todos los errores y costos sobre el ambiente que ello conllevó, mientras la tecnología se “probaba”. Así como fuimos coto de ensayo de la -tan proclive a reventones- “perforación por percusión”, entonces pionera y hoy abandonada. El término “gato salvaje”’(wild cat), conque los petroleros habían bautizado dicha tecnología –ya bastante revelador de los riesgos de la misma, provino de aquellos tiempos !
Así que, luego de repasar todo lo anterior, cabe preguntarse cuál era, en verdad, la cultura “primitiva”: la nacional ó la de la arrolladora invasión petrolera ? El siguiente juicio de Uslar Pietri añade aún mas para poner las cosas en una mas amplia perspectiva, muy distinta a la aun parece rendirle culto el Sr. Giusti (lo resaltado es nuestro): “La extravagante e irracional historia de lo que pasó en Venezuela con la inmensa riqueza petrolera que brotó de ella debería ser materia fundamental de reflexión para todos sus nacionales…..En un país de modesta dimensión económica y social, principalmente agricultor y campesino, atrasado pero sano en lo esencial de su estructura, irrumpió el inmenso torrente de la riqueza petrolera, alterando, confundiendo, desviando y deformando todas las formas normales de relación y todas las posibilidades de un desarrollo sano….La verdad es que no hubo desarrollo en el país. No hubo mejoría en la calidad de vida y de trabajo de su población, y no se logró darle a la mayoría de sus habitantes la posibilidad real de un destino económico y social digno”. Un severo juicio que plantea, ciertamente, la necesidad de un debate mucho más amplio que lo tratado por Guisti. Hasta el mismo candidato de oposición Rosales ha puesto en el tapete la crítica a los anteriores 100 años petroleros, aunque aparentemente centrándose en el tema de la injusticia en el reparto más que en la crítica al modelo productivo mismo.
Posteriormente en su artículo, Guisti se dedica también a recordar los méritos de la PDVSA de sus tiempos, en términos como los siguientes: “..La empresa se convirtió en la petrolera estatal más exitosa y mejor gerenciada en el mundo..Fue así como se acometió la apertura petrolera, un proceso nacional con el concurso de todos los poderes públicos, robustecido por centenares de consultas y marcado por una transparencia sin paralelo”. A la luz de premisas del Sr. Guisti como las del inicio de su artículo, en las cuales el ex-Presidente de PDVSA refleja en verdad una cultura tecnocrática muy común, no es de extrañar que la autoevaluación de Guisti sobre la PDVSA de sus tiempos sea también demasiado autoindulgente y eufemista. En aquel tiempo estuvimos entre quienes severamente cuestionaron dicha apertura petrolera, con suficientes argumentos y datos, por su falta de responsabilidad ambiental y social -otros se centraron más en sus fallas fiscales y políticas-incluyendo el carácter imposicionista y las afectaciones a la soberanía nacional. Dicha política distó, pues, de ser tan impecablemente responsable y amplia como alega Guisti.
Sin embargo, ante la aún mas cupular e inescrupulosa política petrolera de actual gobierno en materia de planes y proyectos, la apertura petrolera de Giusti se ha quedado corta ! (el mismo Guisti, en su artículo, se dedica también a criticar la política del gobierno chavista en varios de dichos aspectos no sin razón) ! El actual gobierno, sin ninguna consulta nacional, y “a dedo”, ha comprometido o pretendido comprometer a todo el país en planes o proyectos como los siguientes: la oferta de 400.000 Km. cuadrados de plataforma marina como nuevo coto para la explotación petrolera o gasífera (algo prohibido en varios lugares del mundo donde proteger las aguas costeras ha tenido prioridad sobre cualquier explotación petrolera), un delirante Gran Gasoducto Transamazónico o Gasoducto del Sur (una debacle ambiental segura para el sur de Venezuela y el Amazonas suramericano), la “subasta” al por mayor de la Faja Petrolífera del Orinoco (mas debacle ambiental y enajenación territorial , incluyendo en particular el riesgo de la contaminación masiva de los valiosos acuíferos subterráneos y terrestres del oriente venezolano), y la explotación masiva de petróleo y gas en la tan ecológicamente delicada y bioéticamente valiosa cuenca de Delta del Orinoco y el Golfo de Paria. Lo anterior, sólo para citar tan algunos de los mas comprometedores planes, todos ellos con vastas implicaciones ambientales, económicas, y políticas (en términos de comprometedora desnacionalización). El actual gobierno ha incluso declarado a los cuatro vientos su intención de convertir a Venezuela en “ la nueva Arabia Saudita de los próximos 200 años ! –una vez mas, sin ninguna discusión nacional !
Mientras en el presente torneo electoral nacional el debate petrolero no parece haber ido mucho mas allá de nostalgias como las del Sr. Giusti o de propuestas sobre la forma del petro-reparto (“la negra” de Rosales vs. “la PDVSA roja-rojita” de Chávez), en el resto del mundo hay un creciente debate sobre el imperativo de ir a un escenario post-petrolero con otras energías mas ecológicas y descentralizadas, como un asunto insoslayable a fin de preservar la vida en el planeta.
Al Gore en su impactante reciente documental sobre el tema, titulado “Una verdad inconveniente”, ha considerado al anterior reto no sólo un imperativo ecológico sino un imperativo moral. Y en cuanto a lo obligante de esto último cabe recordar la sentencia bíblica “Dios traerá la ruina de aquellos que han arruinado a la tierra”; y la de Juan Pablo II de que “el daño al ambiente es un pecado”. Por otro lado, el sacerdote jesuita y Rector de la Universidad Católica Andrés Bello Luis Ugalde nos ha recientemente recordado la “cara oscura” de la riqueza petrolera-minera en que hemos querido basar la vida nacional: “El recurso minero no es riqueza..Sobre los recursos mineros –en nuestro caso el petróleo y el gas- que están en el subsuelo desde hace miles de años han florecido todas las formas de pobreza y de miseria”. Es posible que hasta la Virgen de Chiquinquirá, la patrona del Zulia que escogió aparecerse desde el Lago de Maracaibo, con un nombre que significa “aguas sagradas” –el de “Chiquinquirá”- haya también querido advertirnos –fallidamente, por lo visto- de la importancia de valorar el Lago –so pena de futuros infortunios ! ¿ Hasta cuando entonces vamos a seguir basando el sustento de nuestro país en una “riqueza”lograda a expensas de la destrucción y contaminación de la vida -en nuestro territorio y el planeta, una riqueza, por tanto, mal habido, insustentable, y ética y moralmente inaceptable ?
En Venezuela insignes compatriotas como Uslar Pietri y Pérez Alfonso han hecho un similar llamado, quedando hasta ahora como “voces en el desierto” o “agua-fiestas profetas del desastre”, ante un país que ha preferido no escuchar. Uslar Pietri en sus últimos años clamó por una Venezuela post-petrolera, a fin de liberarnos –en sus propias palabras- del alienante “minotauro petrolero” y del alegre “festín de Baltasar”. Pérez Alfonso, el cuasi-arrepentido “Padre de la OPEP”, en forma aun mas dramática habló de la petro-adicción venezolana como sumida en “el excremento diablo”. El mismo ’’diablo” tan ávidamente abrazado por Chávez como fuente de poder, a través de un petro-populismo y petro-coacción sin precedentes en los anales de la historia nacional; al tiempo que el actual Presidente se ha dedicado alegremente a calificar de “diablo” a todos sus adversarios ! Su “diablo” extranjero favorito George W. Bush, cuyo gobierno no ha tenido escrúpulos para intervenir en otros países en pos del petróleo -como se ha visto del emblemático caso de Irak, ha reconocido que Estados Unidos vive también en una vulnerable petroadicción.
Demasiadas guerras y conflictos, en verdad, se han librado en el mundo por el crecientemente escaso petróleo (aunque no tantos como los que habrán de librarse en el futuro por la creciente escasez de la -aún más vital- agua –un bien por cierto cuyo peor enemigo ha sido la contaminación y destrucción que le ha inferido la civilización petrolera). El petróleo, donde quiera que se ha entronizado como rey económico -bien en manos de empresas, tecnócratas, o gobiernos- ha minado los sistemas políticos (ver la abundante evidencia al respecto de investigadores como Michael Ross y Terry Karl).
La única “vacuna” contra todos los suicidas inexorables conflictos petroleros es la conversión hacia fuentes de energía alternativas de energía no agotables y universalmente disponibles. Incluyendo las clásicas como la solar, del viento, las hidroquinéticas ecológicas, la térmica, las del aprovechamiento ecológico de la biomasa así como nuevas revolucionarias como la del hidrógeno. Todas ellas renovables y por lo tanto suficientes para todos sin tener que pelearse por un pastel decreciente. Todas ellas de vocación descentralizada, y por tanto sin la sujeción de la tan concentrada forma de suministro del paradigma de los hidrocarburos. Y todas ellas, por cierto, con abundantes materias primas para su producción en un país como el nuestro. Pero el cambio en el modelo energético entrañará, en definitiva, la conversión hacia una Nueva Civilización, con otros patrones de producción, consumo y tecnologías mas sustentables, lo que a su vez en definitiva requerirá de una Nueva Conciencia humana mucho mas responsable, que reivindique nuestra superior identidad espiritual y ética.
Cambiar los actuales patrones de consumo, producción, tecnología, es en verdad exigente. Más, también se trata de un imperativo pues en todos esos aspectos los límites ambientales están haciendo eclosión. Tómese por ejemplo el caso del colapso del -basado en el petróleo-transporte automotor que se observa en Caracas: tanto por la saturación del espacio como por la severa contaminación producida por la “carrocracia”, la ciudad se ha hecho ya casi inviable y los daños sobre la salud física y mental de sus habitantes son inconmensurables ! ¿ Cuándo nos ocuparemos de un tema tan acuciante como éste, que entraña cambiar el tipo de transporte, combustible y vialidad hacia un modelo de transporte postpetrolero y ambientalmente sustentable ? Un tema como éste, que agobia a los 6 millones de personas de la gran Caracas, tampoco ha figurado en absoluto en la campaña electoral.
El imperativo del mundo post-petrolero es, pues, ineludible y que tenemos que enseriarnos con un verdadero Proyecto de Estado a fin de lograrlo. Un proyecto de Estado que, en un determinado plazo de tiempo, nos permita salir de la petroadicción y construir un país con más sustentabilidad y futuro.
Esta claro que la apremiante tarea inmediata en torno a la elección presidencial del 3-D es conjurar la ominosa amenaza a la libertad y el pluralismo que se cierne sobre el país, la cultura de intolerancia, odio e incitación a la violencia que ha pretendido instaurarse en él. Pero, mas allá del 3-D, el país responsable debe asumir de una vez por todas, la tantas veces postergada estratégica tarea de encarar un verdadero debate nacional sobre la superación de la petroadiccion a fin de adoptar un plan serio y concreto para el logro de una Venezuela postpetrolera. A tal efecto, dicha fundamental meta debe ser explicitada en la prevista reformulada Constitución Nacional , a fin de formalizarla como un mandato nacional.
*Autor del libro Petróleo y Globalización: Reflexiones a las Puestras del Nuevo Milenio para Una Nueva Civilización (Vadell Hermanos, Caracas, 1998); entre otras obras, sobre la salud, la ecología, la energía y el cambio de civilización.