Cambian perspectivas petroleras
El precio del West Texas Intermediate ha caído $19 en los últimos tres meses, al pasar de $78 a $59 por barril hace pocos días. Por primera vez en un lustro la OPEP tuvo que reducir su tope de producción. A corto plazo, la oferta excede la demanda; pero hay una marea de fondo que nos obliga a ser cautelosos en los próximos años. A pesar de las perspectivas favorables del mercado a largo plazo, el índice de eficiencia energética ha continuado su tendencia declinante: en 1970 se necesitaban 1,2 barriles de petróleo por cada $1.000 de producto interno bruto (PIB); en 2005, se requerían sólo 0,6 barriles (50% menos) para generar el mismo valor de bienes y servicios en la economía mundial.
El crecimiento de la demanda petrolera mundial se ha moderado. En 2004, la economía mundial creció 5,2% y la demanda petrolera aumentó 2,9 millones de barriles diarios (MMBD); el incremento más alto en 25 años. Pero en 2005 y 2006, el planeta creció a tasas de 4,7% y la demanda petrolera se elevó en sólo 1,0 y 1,4 MMBD, respectivamente. Creemos que en los últimos dos años la elevación de los precios a $60 y hasta casi $80 si ha tenido un impacto desfavorable sobre el crecimiento del consumo petrolero. La elasticidad precio del consumo de petróleo se hace sentir y se anticipa un leve aunque importante debilitamiento del crecimiento económico en los próximos años.
Los más altos precios del petróleo están incentivando la producción. En 2005, se realizaron inversiones por $220 millardos en la actividad de exploración y producción de petróleo y gas, el nivel más alto en el último cuarto de siglo. La OPEP espera que en 2007 la demanda petrolera mundial suba sólo 1,1 MMBD; pero la producción no OPEP aumentará 1,8 MMBD, dando lugar a una contracción en la demanda para la producción proveniente de los países miembros de la OPEP, sobre quienes recae el equilibrio entre la demanda y la oferta. La cesta venezolana podría bajar de $57,50 en 2006, a 50$ en 2007 y $40 en 2008.
Los actuales precios petroleros registran niveles que son entre tres y cuatro veces mayores a los existentes en 2002. Los precios relativos de todas las fuentes de energía se han alterado en detrimento del petróleo y el gas. El carbón es hoy más barato que el gas natural en la generación de electricidad. La energía nuclear se ha hecho en algunos casos más competitiva que el carbón y el gas natural.
La volatilidad de los precios del petróleo no ha cambiado, sólo se ha elevado a un rango de precios de equilibrio más elevado. Aún así, los pronósticos de que los precios alcanzarían $100 por barril a corto plazo ya no son considerados viables frente a un crecimiento económico mundial más moderado, un debilitamiento de la tasa de crecimiento del consumo petrolero, una expansión más acelerada de la producción tanto OPEP como no Opep y una recomposición de los precios relativos de las demás fuentes de energía.
En los últimos años los países exportadores de petróleo han podido maximizar sus ingresos fiscales y de divisas por la vía de los más altos precios, sin sentirse obligados a expandir su capacidad de extracción. No parece ser este el panorama que se les presenta en los próximos años. Para obtener mayores ingresos a mediano plazo, deberán aumentar sus volúmenes de producción, a menos que opten por subir los impuestos a los contribuyentes, endeudarse o devaluar sus signos monetarios.
Hacen bien algunos países exportadores, entre ellos Venezuela, en procurar un piso de $50 por barril y que las cotizaciones se estabilicen por un tiempo alrededor de este nivel. Harían mejor si además asimilan esta nueva realidad, no sólo mediante la adopción de medidas para fortalecer los equilibrios macroeconómicos alcanzados –que pueden tornarse efímeros-, sino mediante el estímulo al ahorro nacional y a la inversión reproductiva y la expansión de la capacidad de producción petróleo, gas y demás actividades económicas generadoras de empleos sustentables.