Las Décadas Doradas
Los cuantiosos ingresos petroleros que hoy percibimos en magnitudes superiores a los $50 / barril, como resultado de un precio de venta de nuestra canasta de exportación de $58 frente a unos costos de producción promedio de $6, no siempre se comportaron así. El precio del petróleo se mantuvo desde los años 40 hasta los 70 alrededor de $3 el barril. Las dos terceras partes de ese valor representaban costos de exploración, producción y comercialización, de ahí que quedara $1 para el pago de renta, impuestos y utilidades.
Sin embargo durante buena parte de esas décadas el país disfrutó de una situación económica y social envidiable. Alto crecimiento económico promedio en el orden del 8%, inflación del 2% anual, ocupación productiva casi plena, fortalecimiento de la clase media y acentuada movilización social. Los índices de analfabetismo y mortalidad infantil se redujeron significativamente y las expectativas de vida alcanzaron los 70 años. Los venezolanos gozaban del ingreso per cápita más alto de la región, como resultado de una estabilidad monetaria, financiera y cambiaria sostenida en el tiempo.
¿ Que circunstancias ayudan a entender este comportamiento ?
Los factores relativamente constantes durante esas décadas y que servirían para explicar en parte lo ocurrido fueron los siguientes: a) elevada inversión pública concentrada en infraestructura, iniciada por el ministro Sansón y continuada por Sucre Figarella y Curiel; b) recursos de inversión canalizados a través de un sistema de contratación de obras con el sector privado; c) inteligente política migratoria que permitió la llegada al país de decenas de miles de europeos en los años de la post guerra; d) gasto público controlado por la existencia de una burocracia creciente, pero aún eficiente; e) continuidad de las políticas macroeconómicas y de desarrollo; y f) estabilidad política reflejada por la alternabilidad segura y pacífica del poder, en particular en la década de los 60.
Lo ocurrido desde entonces, ganancias fortuitas de $10 en los setenta, de $30 en los comienzos de los ochenta y de $ 40 a $ 50 bajo el gobierno actual, que han producido ingresos fabulosos, no alcanzan para enfrentar la pobreza y el desempleo, pero eso sí, han servido para generar despilfarro y corrupción galopantes.
