Las cuentas ocultas de PDVSA
Cada día es más difícil la situación de la nueva PDVSA. La producción de petróleo de esta compañía disminuyó 55% entre 1998 y abril de 2005, al pasar de 2.928.000 barriles diarios a 1.300.000 barriles diarios. Y lo más grave, con la tendencia clara a que la producción siga disminuyendo en virtud del paro de inversiones que mantiene esa compañía. Es una vergüenza decirlo, pero lo cierto es que cuando existían las concesiones petroleras, antes de la nacionalización en 1976, se conocía con exactitud la cantidad de petróleo producido y exportado. Desde hace tres años PDVSA no presenta sus estados financieros y por tanto no se tiene información oficial sobre sus ingresos y sus costos. Afortunadamente, los datos que trimestralmente reporta el BCV permiten inferir el monto producido y exportado de petróleo. Eso es un alivio ante la opacidad informativa de la nueva PDVSA.
La inexistencia de estados financieros auditados dificulta enormemente el escrutinio de la salud de la empresa y la transparencia en el manejo de sus recursos. Basado en información oficial del BCV, obtenida de PDVSA y otros datos de la empresa, se puede afirmar categóricamente que al cierre de 2004 existe un faltante de US$ 3.515 millones entre el monto que PDVSA entregó y lo que debió ingresar al instituto emisor. ¿Qué se hizo ese dinero? Nadie sabe acerca de su uso y destino. Lo único cierto es que al BCV no ingresó, lo cual constituye una violación flagrante al artículo 113 de la Ley del BCV.
Este año arrancó peor para la nueva PDVSA. Cálculos preliminares realizados con información igualmente provisional reflejaron que al cierre del primer trimestre de 2005, la nueva PDVSA dejo de enterar al BCV US$ 1.904 millones. En la medida que se solicitó una aclaratoria sobre esta irregularidad, cundió el silencio en las filas directivas de la estatal petrolera. Con la espera vino la voz de Rafael Ramírez quien en rueda de prensa del 6 de mayo, intentando explicar la situación financiera de la empresa, tendió una soga que lo puede asfixiar desde el punto de vista administrativo y penal. Los datos aportados por Ramírez sugieren que la situación es más grave de lo que se había anticipado. Al afirmar que la nueva PDVSA produjo 3.300.000 de barriles diarios durante el primer trimestre de 2005, que se había hecho un aporte al fondo rotatorio y al fondo especial autorizado por el BCV por US$ 1.080 millones y que se había entregado US$ 6.433 millones al ente emisor, las cuentas no admiten dobles interpretaciones: ahora el faltante es de US$ 2.391 millones. Es que tras una cifra viene la otra. El Dr. Maza Zavala, miembro del directorio del BCV, desmiente a Ramírez cuando asevera que el monto de divisas recibido por el BCV durante el trimestre fue de US$ 4.800 millones, lo que significa que el faltante en realidad es de US$ 4.024 millones. ¿Dónde está ese dinero señor ministro?.
Procurando responder a estas preguntas que gravitan entre los venezolanos, le proporcionaron al presidente de la República información distorsionada, según la cual con el dinero faltante se estaban financiando obras de infraestructura y el pago a las personas integrantes de las misiones. Sucede que las obras de infraestructura ya estaban deducidas del monto no entregado al BCV, de manera tal que siguen faltando los fondos que debieron ingresar al BCV. ¿Dónde están esos reales?. En su enredo financiero arrastraron al presidente Chávez. Si las misiones se están financiando con esos recursos que no entraron al BCV, ¿Cómo se realizó el pago, en bolívares o en dólares?. Aquí no hay ambigüedad: se canceló en bolívares. Luego surge otra interrogante ¿Dónde se cambiaron esos dólares a bolívares, toda vez que no fue en el BCV?.
La salida a este laberinto parece estar en lo siguiente: la existencia de un presupuesto paralelo que se maneja en dólares y bolívares, al margen de la ley de presupuesto y sobre el cual no se rinde cuentas ante el órgano contralor o ante la Asamblea Nacional. Esta situación reflejaría la quiebra institucional de Venezuela y con ello retrotraería al país a etapas donde Venezuela no había adquirido forma de nación.
Otra posibilidad es que en realidad la producción de petróleo no sea la que informe Ramírez sino una sustancialmente menor, alrededor de 2.600.000 barriles diarios, de los cuales aproximadamente 50% lo producen las compañías transnacionales. Esto es muy difícil de admitir por parte de Ramírez, por que significaría un estrepitoso fracaso de su doble rol como ministro y presidente de la nueva PDVSA. Después de haber afirmado que la producción estaba plenamente recuperada y que con la limpieza efectuada de personal enemigo del proceso, la nueva PDVSA estaba en condiciones de producir en el corto plazo 6.000.000 de barriles diarios, la terca realidad muestra que hoy la producción registra su menor nivel en cincuenta años, por lo menos.