Repercusiones Económicas del ALCA
En una (%=Link(8357314,»anterior entrega»)%) (analítica.com 27 de marzo) tratamos lo concerniente a las posiciones que en Venezuela plantean distintos sectores en cuanto al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En esta ocasión, se abordan algunos de los efectos económicos que se ha previsto pueda producir ALCA en las economías latinoamericanas y, específicamente, en el campo del comercio. Para ello, se han trabajado varios estudios que permiten presentar una aproximación y tratamiento del problema referido.
La posibilidad de que Venezuela escoja asociarse a esta opción frente a otras alternativas de integración ha sido discutida, tanto en el mundo académico como en el político. Así encontramos los que niegan esta alternativa, resaltando las altas desigualdades frente a países como los Estados Unidos y Canadá. Existen quienes la valoran como una oportunidad de lograr lo que no han obtenido otros esquemas de integración ya en funcionamiento. De uno de los lados, se resalta la importancia de contar con mercados ampliados como los de los Estados Unidos y Canadá, lo que fortalecería las economías de los países participantes, mejorando su capacidad competitiva y productiva, con los consecuentes impactos en el comercio.
Dado el contexto de liberalización comercial, debe señalarse que uno de los beneficios potenciales del mismo a escala hemisférica, es mejorar el acceso a los mercados; entre estos, el estadounidense, es el más atrayente. La importancia concerniente del mercado de los Estados Unidos en términos del comercio exterior de cada país varía considerablemente en la región. Sin embargo, aun en los países en que el comercio con este último país es menos significativo, este mercado puede constituir un destino destacado para ciertas manufacturas; el mejor acceso a dicho mercado ofrece la oportunidad de diversificar las exportaciones. Por otra parte, en el ámbito de la agricultura se ha considerado que la supresión de barreras de acceso al mercado y de los subsidios de exportación, junto con menores medidas de apoyo interno, constituyen ventajas para los países participantes (Bustillo y Ocampo, Asimetrías y cooperación en el Área de Libre Comercio de las Américas, CEPAL, 2003).
Para los países que son beneficiarios de las preferencias unilaterales de los Estados Unidos, la participación en el ALCA implica una disminución de la incertidumbre o la discrecionalidad en el otorgamiento de preferencias. El costo de esto, indudablemente, es la reducción de la protección y una menor autonomía en materia de políticas económicas, lo cual ha sido característica del propio proceso de liberalización y ajuste en la región (Ortiz, Ajuste, estrategias de desarrollo y política comercial…, mimeografiado, 2002).
Mantenerse al margen de un área de libre comercio hemisférica no parece lo más adecuado, sobre todo para las economías más pequeñas, si se aspira el acceso al mercado de EE.UU. Los países de la Cuenca del Caribe, perdieron participación de mercado e inversión cuando México ganó acceso al mercado estadounidense con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El desempeño en las negociaciones del ALCA es uno de los requisitos que deben cumplir los países que desean aprovechar los esquemas preferenciales existentes (Bustillo y Ocampo, 2003).
Más allá de los incentivos tradicionales de asegurar el acceso y aumentar las exportaciones, el ALCA atraería inversión extranjera, lo que podría tener relevancia para las economías más pequeñas, necesitadas de participar activamente en la subcontratación internacional (permite la canalización de inversiones, el establecimiento de plantas productivas o la generación de empleos, según sea el caso). Por otra parte, el ALCA puede constituirse en una oportunidad de disciplinar el uso de las medidas de protección contingente, como el antidumping y los derechos compensatorios, que crean en algunos casos barreras injustificadas. La aplicación de estas medidas ha afectado a importantes exportaciones de la región: acero de Brasil y Argentina, flores de Colombia, uvas y salmón de Chile, petróleo crudo y acero de Venezuela, entre otros (Ortiz, 2002).
La propuesta ALCA podría brindar a los países involucrados la posibilidad de que se amplíen en la agenda de negociación una diversidad de temas más allá de los aranceles y barreras, tales como servicios, propiedad intelectual y políticas de competencia, los cuales en otros marcos multilaterales como la OMC, no han sido resueltos en todas sus implicaciones.
En el presente trabajo se abordarán los posibles efectos del ALCA, en ALADI y CAN. Para el caso de Venezuela, se harán algunas precisiones en razón de la importancia de medir su impacto y acumular elementos que validen o no la política de participación en ALCA.
REPERCUSIONES DEL ALCA EN LA ASOCIACIÓN LATINOAMERICA DE INTEGRACION (ALADI).
En el presente punto se abordarán los posibles efectos del ALCA en las economías de los países que integran ALADI (son países originarios de la ALADI, los signatarios del Tratado de Montevideo de 1980: la República Argentina, la República de Bolivia, la República Federativa del Brasil, la República de Chile, la República de Colombia, la República del Ecuador, los Estados Unidos Mexicanos, la República del Paraguay, la República del Perú, la República Oriental del Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela; posteriormente, el 6 de noviembre de 1998, la República de Cuba fue aceptada como país miembro en la Décima Reunión del Consejo de Ministros por la Resolución 51(X) pasando a ser miembro pleno de la ALADI el 26 de agosto de 1999, luego de haber cumplido las formalidades pertinentes), en términos de costos y beneficios que tendría para estos países, al pasar a formar un área de libre comercio de carácter hemisférico como lo propone ALCA. Para el tratamiento de esta problemática es de utilidad el modelo de equilibrio general computable (CGE) que es desarrollado en ALADI (Impacto del ALCA sobre la economía de los países miembros de la ALADI. Un análisis de equilibrio general, 2004a). Éste evalúa los efectos y es un ejercicio de simulación desde una perspectiva cuantitativa, que mide las consecuencias que tendrían los cambios de política -ingresar al esquema del ALCA- sobre la asignación óptima de recursos, la eficiencia y el bienestar de las economías involucradas.
El modelo CGE (Modelo de equilibrio general computable, ALADI/SEC/dt 457; también el modelo está explicado en el capítulo 14 -Impacto de las políticas comerciales- de Appleyard y Field Economía Internacional, 2003, pp. 247-298) cuantifica las relaciones que se dan entre los distintos sectores de una economía, por lo que permite evaluar los efectos directos e indirectos al aplicar o implementar una nueva política. A través del mismo, se determinan los ganadores y perdedores en ese nuevo escenario de funcionamiento. Se consideran como factores a modificar solo las tasas arancelarias (dicha disminución solo ocurriría una vez) y las referencias para los niveles fueron tomadas de las últimas negociaciones que se realizaron en la ALADI. La liberalización comercial puede afectar la productividad de un país a través de varias vías: acceso a mejores tecnologías de producción, menores precios del capital -lo que permite aumentar la inversión-, y, también, considerarse el aumento de la competencia (ALADI, 2004a).
De los sectores considerados por el modelo de simulación se determinó que el 50% resultaron sensibles para las economías de ALADI, lo que implica que estos requerirían de plazos más largos para la reducción arancelaria y, consecuentemente, esto determina que la conformación del ALCA sería en condiciones restringidas (ALCA restringido).
Se presenta a continuación un conjunto de perfiles de las economías que integran ALADI en razón de sus patrones de comercio, los sectores productivos que favorecería y los menos favorecidos dada la competencia a la cual se expondrían, los destinos y origen de las inversiones, así como también como se verían favorecidos los factores productivos; en suma, las modificaciones -en la eficiencia y en el bienestar- al pasar a formar parte del ALCA.
ALADI representa en términos poblacionales un mercado de 442 millones de habitantes, con un producto de 1,8 billones de dólares y una superficie de 20,4 millones de Km², mientras que los países desarrollados que involucraría el ALCA -EE.UU. y Canadá-, registran una población de 312 millones de habitantes y un producto de 10,5 billones de dólares y una superficie de 19, 6 millones de Km².
El modelo desarrollado en ALADI (2004a) es utilizado para el análisis cuantitativo de diversos acuerdos de integración comercial y es la contraparte numérica de los modelos de equilibrio general walrasianos, por lo que están basados en el comportamiento optimizador de los agentes económicos (ALADI, 2004a).
Un modelo de equilibrio general, además de los elementos ya señalados, capta las interrelaciones entre los distintos sectores de una economía. Se trata de una representación en computadora de una economía compuesta por agentes económicos que se comportan de acuerdo con los principios de la optimización microeconómica.
La metodología que se emplea con los modelos de CGE es la realización de experimentos contrafactuales. Se pregunta al modelo qué habría pasado en el año base si se hubiese implementado la política comercial de interés y el resto de las políticas domésticas y las condiciones externas hubieran permanecido sin cambios. Así, se destacan los efectos de la política comercial de interés, aislándola de otros factores.
En un estudio de CGE, la selección de sectores productivos y países/regiones a incluir en el análisis, se realiza teniendo en consideración el objetivo del estudio, la disponibilidad de información y la complejidad computacional. La escogencia de los sectores consideró la importancia de cada uno en las exportaciones de los países de la ALADI. Y la de países/regiones se hizo considerando la importancia que tiene cada uno como destino (origen) de las exportaciones (importaciones) de los países de la ALADI. La información contenida en la base de datos del GTAP (Global Trade Analysis Proyect: base de datos desarrollada por la Universidad de Pardue en Indiana, y catalogada como una de las mejores base de datos para el análisis de comercio internacional) se agregó en 22 sectores productivos y 16 países/regiones. En seis categorías pueden agruparse los 22 sectores productivos: i) agricultura; ii) minería; iii) manufacturas intensivas en recursos naturales; iv) manufacturas intensivas en trabajo; v) manufacturas intensivas en capital y vi) servicios.
Resulta importante detectar cuáles son los sectores que cada país considera sensibles y que en una negociación pudieran quedar eventualmente excluidos o requerir el máximo lapso de tiempo posible para concretar la reducción de sus aranceles.
Los sectores seleccionados se emplean más abajo para simular los efectos de un acuerdo ALCA restringido, en el que la reducción arancelaria de los sectores sensibles es del 50% y que otorgaría a esas actividades mayor tiempo de “adaptación” a la zona de libre comercio. A continuación se describe la metodología utilizada en ALADI (2004a) para elegir los sectores considerados sensibles por cada uno de los países del ALCA.
Para realizar este análisis se combinó un criterio de “sensibilidad revelada” junto con un criterio de “sensibilidad explicitada”. En el primer caso, el análisis se efectúa considerando como “sensible” al sector que registra, además de un arancel promedio alto, un porcentaje alto de picos arancelarios al nivel de productos (lo que refleja un alto nivel de protección). Para ello se analiza, primeramente, para todos los productos, el arancel nación más favorecida (NMF), clasificando como pico arancelario todo arancel que sea superior en más de un 50% al arancel promedio del país, observándose que los picos arancelarios se dan en su mayoría en aquellos sectores con arancel promedio más alto. Se aprecia que un sector se revela sensible si al menos la mitad de los productos incluidos en él tienen picos arancelarios. El segundo criterio corresponde a un análisis de “sensibilidad explicitada”, con base a la oferta de liberalización comercial realizada por cada uno de los miembros del ALCA. El término “oferta” se interpreta como un índice explicitado de sensibilidad para comparar los resultados obtenidos en esta etapa con lo revelado por los picos arancelarios. Para cada país se toman los sectores productivos que registran el mayor porcentaje de productos en la categoría D (representa los productos sensibles a los que les será admitido el máximo período para realizar su desgravación arancelaria). También son considerados sensibles los productos que fueron excluidos de la liberalización comercial.
La compatibilización de los dos criterios permite detectar sectores sensibles y, a los efectos de plantear un escenario ALCA restringido, se eligieron para cada país los cinco sectores más importantes en términos de sensibilidad. En los casos de Estados Unidos y Canadá los sectores sensibles no alcanzan ese número.
La mayoría de los países “revelan” como sensibles los sectores Textiles e indumentaria y Productos de cuero. En un segundo rango de importancia se observa una acentuada concentración de picos arancelarios en Productos de la carne, Aceites y grasas vegetales, Productos lácteos, Industria alimenticia, Azúcar y Otras manufacturas livianas. En lo que respecta a patrones comunes en las ofertas sobresale especialmente Productos lácteos que fue colocado en la categoría D -ya definida- por casi todos los países. También Azúcar y Productos de cuero son considerados sensibles por la mayoría.
Los miembros del MERCOSUR, elevaron una oferta única y presentan como sensibles Productos de cuero, Productos lácteos, Productos metálicos, Otras manufacturas livianas y Vehículos y sus partes. La mayoría de los miembros de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) presentan un arancel promedio similar en cada uno de los 22 sectores del modelo que contrasta con la disímil estructura de picos arancelarios registrada para dichos sectores. También se encuentran diferencias en las ofertas realizadas. Así, Colombia presenta como sectores sensibles Azúcar, Productos lácteos, Aceites y grasas vegetales, Productos de cuero y Textiles e indumentaria. Cercano con el ranking de sensibles. Perú presenta Azúcar, Productos lácteos, Aceites y grasas vegetales, Productos de la carne y Textiles e indumentaria. Para Venezuela, resultan sensibles Productos de cuero, Textiles e indumentaria, Energía, Vehículos y sus partes y Otras manufacturas livianas. Ecuador concentra sus sectores sensibles en Textiles e indumentaria, Productos de cuero, Otras manufacturas livianas, Vehículos y sus partes y Productos metálicos (ALADI, 2004a).
Bolivia y Chile no revelan sectores sensibles porque tienen un arancel NMF homogéneo para casi la totalidad de los productos. En tal situación, el análisis se realiza sólo en función de las ofertas realizadas al ALCA. Allí se observan como sensibles para Bolivia, los siguientes sectores: Azúcar, Productos de la carne, Aceites y grasas vegetales, Productos lácteos y Productos de cuero. Para Chile los que se ubican como sensibles son: Azúcar, Productos de la carne, Aceites y grasas vegetales, Productos lácteos y Productos del petróleo.
En el caso de México, coinciden aranceles altos y muy dispersos con sectores con un alto contenido de productos en la categoría D: Cereales, Productos de la carne, Aceites y grasas vegetales, Productos lácteos, y Azúcar (ALADI, 2004a).
Según su estructura de preferencias, las ofertas de México, Chile y Bolivia son bastante similares e incluyen una gran parte de los Cereales y Vegetales y frutas como sensibles. También Ecuador y Colombia consideran sensibles parte de Cereales y Vegetales y frutas. Sin embargo, junto con Perú y el MERCOSUR, en estos países aparece como sensible el sector Vehículos y sus partes. Hay países que sólo colocaron productos agrícolas o agroindustriales y otros con una mezcla entre esos sectores y algún sector de las manufacturas intensivas en capital.
Para Estados Unidos y Canadá los sectores considerados sensibles son Productos lácteos y Azúcar en el primer caso y Productos lácteos, Textiles e indumentaria y Productos de cuero en el segundo caso.
El patrón sectorial de comercio de los países de la ALADI tiene algunas características relativamente comunes. Resumidamente:
– Hay una gran importancia de los sectores primarios. En algunos casos es la minería mientras que en otros la agricultura.
– La industria liviana ha encontrado nichos de exportación, destacándose los agroalimentos y los textiles, que presentan los niveles más altos de comercio intrasectorial.
– Algunos países, sobre todo los más grandes, han desarrollado un interesante proceso de exportaciones de manufacturas pesadas especialmente en el sector automotor. En estos sectores cobra relevancia el comercio intra-regional y los acuerdos de comercio administrado. Son actividades con altos niveles de protección y donde las preferencias del ALCA generarán las mayores reestructuraciones. México presenta un patrón distinto del resto de la ALADI en el perfil sectorial de sus exportaciones de manufacturas intensivas en capital.
– México y Brasil y, en menor grado, Chile y Venezuela, son países con mayor proporción de exportaciones de manufacturas intensivas en capital. Ecuador y Paraguay son países intensivos en agricultura. Uruguay presenta la mayor proporción de exportaciones de manufacturas intensivas en trabajo y, en Venezuela, más de la mitad de sus ventas al exterior son de Minería.
– Se evidencia en algunos países una alta concentración sectorial de sus exportaciones y en los destinos de esas exportaciones.
– Todos los países son fuertes importadores en los sectores de manufacturas intensivas en capital, con fuentes en Estados Unidos, la Unión Europea y otros orígenes. Por lo tanto la intensidad factorial de las importaciones está fuertemente sesgada hacia las manufacturas intensivas en capital, en un rango que oscila entre el 80% y el 60% de las compras externas de los países de la ALADI.
– A excepción de Chile, Brasil y Perú, para la mayoría de los países el resto del mundo pesa menos de la mitad de las ventas externas.
– A medida que asciende en el análisis desde el sur, tiene mayor importancia la cercanía geográfica y la complementariedad productiva con los Estados Unidos: de participaciones menores al 10% en las exportaciones para Argentina o Paraguay se pasa a 52% en Venezuela o a 75% en México.
– En su mayoría los países son, en términos internacionales, relativamente cerrados al comercio si medimos su inserción por el peso de las exportaciones en el producto o de las importaciones en la demanda doméstica. Estas relaciones de intensidad comercial son inversamente proporcionales al tamaño de cada economía nacional y al nivel de protección arancelaria (ALADI, 2004a).
Lo ya abordado puede complementarse con la incorporación y discusión de otros perfiles interpretativos que asimilen y permitan desarrollar lo señalado. En Sangmeister y Taalough (¿Quienes pueden beneficiarse del ALCA? FES Chile, 2003) se ordenan elementos que son de interés y que, para ser mejor aprovechados, debe apartarse la restricción temporal de las ofertas por países que se mencionan, rescatando su carácter de tendencia.
Es indudable que el resultado final del balance costo-beneficio del ALCA para los países involucrados, dependerá de los resultados concretos de las negociaciones sobre reducción arancelaria en las diferentes posiciones de la gama de productos, así como del cronograma para la eliminación de las reglas de excepción y las barreras no tarifarías.
En febrero del 2003, las partes negociadoras sobre el ALCA presentaron las primeras ofertas con respecto a la estructuración de los aranceles aduaneros y de las reglas de excepción. Las ofertas de negociación muestran que para muchos países existe un amplio espacio en dirección a la liberalización comercial. Los que han ido más lejos son Canadá y Chile, concediendo -una vez entrado en vigencia el ALCA- arancel cero inmediato para el 71 % o respectivamente el 51 % de los productos agrarios, así como para el 73% o respectivamente el 77 % de los productos industriales. Los países del MERCOSUR en su oferta de negociación conjunta sólo han estado dispuestos a conceder arancel cero inmediato para el 12 % de los productos agrarios y los países del CARICOM sólo para el 1% (Sangmeister y Taalough, 2003).
Estos últimos, han pretendido excluir completamente de cualquier reducción arancelaria aproximadamente el 29 % de todos los productos (y el 44 % de los productos agrarios). Asimismo, en la primera oferta de negociación de los países de Centroamérica (sin Costa Rica), no estuvo previsto ningún tipo de reducción de los aranceles aduaneros para el 8 % de todas las mercancías y más del 30 % de los productos agrarios.
Los EEUU ofrecieron, con la entrada en vigor del ALCA, bajar de inmediato los aranceles para importaciones de productos agrarios de los países del CARICOM en un promedio de 85 % (sobre ALCA y los países del Caribe ver Jessica Byron, La comunidad del Caribe frente a los procesos del ALCA…, Rev. Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, V 10 N° 3 2004, FACES/UCV), en 68% o respectivamente 64% para productos agrarios de los países de la CAN o de los países del MCCA, pero sólo en un 50% para los productos agrarios de los países miembros del MERCOSUR. Para los productos industriales, los EEUU ofrecieron a los países del Caribe rebajas arancelarias del 91% en promedio y 58% para mercancías de fabricación industrial provenientes del MERCOSUR. Al cabo de cinco años, después de la entrada en vigor del ALCA, los EE.UU. pretenden eliminar completamente los gravámenes para productos textiles, no obstante en el caso del azúcar y el jugo de naranja esto ocurriría sólo al cabo de diez años (Sangmeister y Taalough, 2003).
La reducción de los gravámenes ofrecida por los EE.UU. ha estado vinculada a la condición de una apertura recíproca de los mercados en los países socios del ALCA. Esto significa, para Brasil, que el arancel cero inmediato propuesto en la oferta de EE.UU. para productos químicos y aparatos eléctricos, presupone una total liberalización del mercado en estos dos sectores, en los cuales los oferentes brasileños no están en condiciones de imponerse frente a la competencia estadounidense. Por otro lado, la eliminación total de los aranceles ofrecida por EE.UU. para las importaciones de productos textiles a los cinco años de entrar en vigencia el ALCA, sólo reviste un reducido interés para los exportadores brasileños, dado que ya han penetrado con éxito en el mercado estadounidense a pesar de las barreras aduaneras actualmente existentes y, un aumento adicional de las ventas, se ve obstaculizado por los contingentes de importación.
Las diferentes ofertas estadounidenses a las contrapartes latinoamericanas y caribeñas consideraron las diferencias en el tamaño y nivel de desarrollo de las economías participantes. Sin embargo, los EE.UU. han presentado una estrategia de negociación diferenciada, que pareciera estar dirigida específicamente en contra de Brasil (Sangmeister y Taalough, 2003).
Para evaluar las bondades económicas del proyecto del ALCA, no es suficiente considerar los efectos que crea un mayor nivel de intercambio comercial o la reorientación de los flujos comerciales de los acuerdos de libre comercio (Sangmeister y Taalough, 2003). Hay efectos de más largo plazo que se generan a partir de las inversiones directas, la transferencia de know how tecnológico, las actividades innovadoras y la formación de capital humano. Cuando economías con marcadas diferencias en la dotación de capital humano y con diferentes niveles de inversión en actividades de investigación y desarrollo liberalizan sus relaciones de comercio exterior y se integran, esto puede ser beneficioso para el crecimiento económico de todos los países participantes. La transferencia tecnológica puede fomentar la formación de capital humano y las innovaciones, en materia de productos que se realizan en un país, beneficiar también a los países asociados, de modo que la apertura de las fronteras económicas puede permitir que se produzcan efectos spill-over en todos los países que participan en la integración, así como una relativa convergencia entre economías desiguales.
Algunas precisiones más puntuales sobre los posibles efectos de ALCA llevarían a la medición de efectos sectoriales con más detalle. Puede utilizarse la información contenida en otro documento de ALADI que versa sobre efectos en el sector industrial (ALADI, El impacto del ALCA en el sector industrial de los países miembros de la ALADI…, 2004b). El documento presenta las amenazas y oportunidades sectoriales y subsectoriales y fue elaborado con la pretensión de que se constituyese en una herramienta para el análisis, por parte de los responsables gubernamentales de los países miembros, durante el período de identificación de las condiciones de acceso a mercados de bienes no agrícolas en el proceso de negociaciones del ALCA. La segunda sección de tal documento presenta la metodología de trabajo, en tanto que la tercera y cuarta incluyen algunas reflexiones y conclusiones, a partir de las matrices a seis y dos dígitos que involucran, por una parte, cada país de la ALADI y, por otra, a EE.UU. y Canadá. El trabajo contiene todas las matrices de amenazas y oportunidades bilaterales clasificadas según criterios de prioridades, tanto a seis dígitos como a dos dígitos.
Para tales efectos se elaboraron cuadros que permiten identificar, para cada una de los países miembros de la ALADI, los productos y sectores industriales a seis y dos dígitos del Sistema Armonizado (El Sistema Armonizado, es la designación y clasificación que se le atribuye a las mercancías que se comercian internacionalmente a fin de facilitar las operaciones aduaneras o la de las exportaciones e importaciones) en los cuales se concentrarían las amenazas y oportunidades relacionadas. Se reflejan tanto en el comercio bilateral de los países de la ALADI, como el que se generaría con EE.UU. y Canadá.
Al nivel de la metodología utilizada en tal trabajo, el mismo no contempla las amenazas que pudieran ocasionar los competidores extra-ALADI, por lo que se resalta que el análisis es aplicado solo a bienes industriales en el trienio 1999-2001 con un nivel de desagregación de seis dígitos y luego agregados a capítulos de dos dígitos del sistema armonizado.
Fue necesario, para obtener un cuadro de amenazas, establecer criterios y parámetros tales como: tener determinada participación promedio anual de importaciones y exportaciones, desde y hacia el mundo y esto fue definido de acuerdo a las características o grados de desarrollo de los países de la ALADI. Es decir, US $ 1 millón para los países de mayor desarrollo de ALADI (Argentina, Brasil, México), US $ 500 mil para países de desarrollo intermedio (Chile, Colombia, Perú, Uruguay, Venezuela y Cuba), y US $ 300 mil para los países de menor desarrollo económico relativo (Bolivia, Ecuador y Paraguay). Además se estableció un índice de complementariedad comercial bilateral de las exportaciones e importaciones (“La complementariedad comercial da cuenta del grado de asociación entre los productos que exporta una economía y los que importa la otra”; ALADI, Venezuela-impacto del ALCA en el comercio intraregional y en el comercio con EE.UU, y Canadá, 2001).
Esto parámetros permitieron fijar un puntaje para un resultado de tres escalas:
•Los productos que alcanzaron entre 8 y 6 puntos fueron considerados como amenazas significativas y de prioridad máxima para el país importador.
•Los productos que alcanzaron 4 puntos fueron considerados de prioridad media y
•Los productos que obtuvieron entre 0 y 2 puntos fueron considerados de prioridad menor (ALADI, 2004b).
Por el lado de oportunidades se aplicaron criterios y parámetros tales como el arancel de importación enfrentado por el bien en el país importador para el cual se estableció como parámetro entre 0 a 4%, entre 5 y 9,9% e igual o superior a 10% o arancel específico y, se obtuvo la calificación como se anota a continuación:
•Productos que se localizaron entre 10 o más puntos se consideraron con oportunidades significativas o de prioridad máxima para el país exportador en el país importador del caso.
•Productos que obtuvieron entre 6 y 8 puntos como prioridad media y
•Productos con menos de 6 puntos de prioridad menor.
Una vez aplicados estos criterios y parámetros se puede tener como resultado global que el ejercicio obtuvo cinco grandes consideraciones -a partir de los resultados de las matrices a dos dígitos- que conviene resaltar:
En primer lugar, en los flujos bilaterales de la mayoría de los países de la ALADI con USA y Canadá, se constata que el valor del comercio encuadrado en la canasta de prioridades máximas de los países de la ALADI es, en el caso de las amenazas, nítidamente superior al valor de las oportunidades. Este hecho expresa que los aranceles de productos industriales utilizados por los países de la Asociación son, en general, superiores a los de EE.UU. y Canadá y, en consecuencia, el “efecto apertura” vinculado a la eliminación de aranceles industriales, sería más intenso en las amenazas que en las oportunidades. Se exceptúan los casos de Chile y México, pues ya tienen acuerdos de libre comercio con EE.UU. y Canadá (ALADI, 2004b).
En segundo lugar, en el conjunto de amenazas y oportunidades con prioridad máxima, se confirma una significativa participación de los capítulos donde se encuentran insumos de uso generalizado en la industria y bienes de capital. Contrariamente, a excepción de automóviles, confecciones y productos del capítulo 85 que se pueden clasificar como bienes electrónicos de consumo, la participación de los bienes de consumo industriales en este conjunto es pequeña. En realidad, esta participación es mayor entre las oportunidades que entre las amenazas para los países de la ALADI. Este resultado indica que los impactos potenciales de la liberación del comercio entre los países de la ALADI y USA y Canadá involucrarían, con mayor intensidad, a los sectores intermedios (siderúrgico, químico y papel) y productores de bienes de capital (mecánica, instrumentos de precisión y electro-electrónicos), pudiendo contribuir a la reducción de los costos y aumento de la eficiencia de la industria en los países miembros.
Aunque se clasifiquen como amenazas y oportunidades, los flujos adicionales de comercio –y, en especial, de importación- que potencialmente se generarían, podrán tener efectos positivos sobre la producción industrial en los países de la ALADI. Esta consideración llama la atención debido a que la capacidad del trabajo comentado, para identificar amenazas y oportunidades asociadas al crecimiento potencial de los flujos de comercio se basa, esencialmente, en criterios y parámetros asociados directamente a las estructuras vigentes de protección comercial (barreras y preferencias). En este sentido, el trabajo contenido en ALADI (2004b) es limitado, ya que no considera variables relacionadas a la producción de los países miembros. La inclusión en el análisis de este tipo de variables puede alterar el panorama de amenazas y oportunidades comerciales identificadas. Esta reflexión la deben tener en cuenta los negociadores y responsables gubernamentales, para complementar lo desarrollado en ALADI (2004b) con evaluaciones que tomen en consideración elementos de la producción doméstica de los sectores allí identificados.
En tercer lugar, principalmente en las matrices relativas al comercio entre los países de la ALADI de mayor desarrollo, y entre éstos con USA y Canadá, se observa que, muchas veces, los mismos capítulos aparecen clasificados como amenazas y oportunidades en un determinado flujo bilateral de comercio, hecho que responde a la existencia de relaciones de tipo intra-industrial (intercambios comerciales a lo interno de una misma industria). La presencia de niveles significativos, en varios sectores industriales, de comercio intra-industrial (y, en varios casos, intrafirma) sugieren que los potenciales impactos estructurales negativos del ALCA sobre estos sectores no deben ser sobreestimados. Por una parte, estas características indicarían que la intensificación del comercio bilateral que surge de la liberación preferencial tiende a darse, en gran medida, a lo largo de los flujos comerciales intraindustriales, minimizando los costos del ajuste estructural que podrían darse como consecuencia de la liberación comercial. Por otra parte, estas mismas características apuntan a una importante generación de efectos dinámicos de dicho proceso –nuevos flujos de inversión, aprovechamiento de la especialización y escala e incremento de la productividad.
En cuarto lugar, se verifica, en las matrices a dos dígitos, que los productos de un mismo capítulo son clasificados en distintos grupos de prioridades, en lo que se refiere tanto a amenazas como a oportunidades. Esta verificación, junto al hecho de que, en diversos flujos bilaterales, las amenazas y oportunidades se concentran en un número muy pequeño de productos a seis dígitos, confirma la heterogeneidad inter e intra-sectorial referida al potencial de amenazas y oportunidades. Al respecto, estudios realizados en algunos países miembros de la ALADI, verificaron que los sectores industriales se caracterizan por un elevado grado de heterogeneidad estructural en lo que se refiere a niveles de capacidad para enfrentar los desafíos de una mayor exposición a la competición de las importaciones, así como para aprovechar las oportunidades para sus exportaciones derivadas de la mejora en las condiciones de acceso a los mercados. Las amenazas y oportunidades reales tenderían a existir mucho más a nivel de fragmentos que en sectores como un todo. Dado que en ALADI (2004b) se da esta constatación, tal vez una de las principales lecciones de la aplicación de estas metodologías, a países y sectores dentro de la ALADI, se refiera a la necesidad de que estrategias negociadoras y políticas domésticas de seguimiento de las amenazas y oportunidades, sean focalizadas en los subsectores y productos donde puedan lograrse mejores resultados. La necesidad de concentrar esfuerzos negociadores y políticas domésticas en pocos productos resulta particularmente clara en el caso de los países de menor desarrollo económico relativo (Bolivia, Ecuador y Paraguay) (ALADI, 2004b).
Finalmente, puede señalarse –en base a ALADI (2004b) y en cuanto a las relaciones bilaterales- que:
1.Exceptuando a México, Perú y Venezuela (ésta en menor medida), los restantes países de ALADI registran balances globales negativos (mayores amenazas que oportunidades) con EE.UU. y Canadá.
2.Bolivia presenta valores globales negativos en todas sus relaciones bilaterales de comercio. Por su parte, Ecuador, sólo registra saldo favorable con Cuba, de la misma manera que Cuba con Paraguay, Perú con EE.UU. y Cuba, y Paraguay con Bolivia y Perú.
3.Sólo Brasil y Chile alcanzan balance global positivo con México.
4.Ningún país de la Asociación presenta balances globales positivos en todas sus relaciones bilaterales. Argentina, Brasil y México (en dos casos cada uno de ellos) y Chile y Uruguay (en tres casos cada uno), son los que menores registros bilaterales negativos totalizan (ALADI, 2004b).
REPERCUSIONES DEL ALCA EN LA COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES (CAN).
La Comunidad Andina es una organización subregional constituida por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Ubicados en América del Sur, los cinco países andinos agrupan a 120 millones de habitantes en una superficie de 4.710.000 kilómetros cuadrados, cuyo Producto Bruto Interno ascendía en el 2002 a 260 mil millones de dólares. Estos países conforman una zona de libre comercio (www.can.org).
Conservando la herramienta utilizada, se presentan a continuación los costos y beneficios para los países que conforman la CAN, en base al documento de la Comunidad Andina intitulado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas: Impactos Económicos en la Comunidad Andina (Comunidad Andina, 2003). De acuerdo a los resultados presentados en tal documento, los efectos para este conjunto de países no representarán grandes beneficios en términos de bienestar económico. Las ganancias del comercio de bienes son pequeñas y, en algunos casos, negativas. Se le atribuye a que los países integrantes de la CAN son ya beneficiarios de preferencias arancelarias (para el caso de EE.UU. las preferencias arancelarias a los países de la CAN están reflejadas en el Andean Trade Preferente Act -ATPA hoy definida como ATPDEA- a través de la cual otorga preferencias de cero aranceles para las importaciones provenientes de Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú. -Venezuela no goza de esta preferencia-; el ATPA permite un mayor acceso a su mercado en contrapartida a la lucha contra el tráfico y producción de narcóticos). Igualmente se plantea que, al ofrecer el ALCA la posibilidad de extender estas preferencias al resto de los países hemisféricos, generaría un efecto de desviación de comercio (“Aunque la integración representa un movimiento hacia el libre comercio por parte de los países miembros, al mismo tiempo puede inducir a la desviación del comercio desde una fuente de país no miembro de costo más bajo -que aún enfrenta los aranceles externos del grupo- hasta una fuente de país miembro -que ya no enfrenta aranceles-”; Appleyard y Field: 2003, p.350), dada la competencia, a ser enfrentada con los demás miembros de la propuesta hemisférica (Comunidad Andina, 2003).
Aún con esos primeros resultados, se señalan otros posibles impactos relacionados con grandes mercados que pudieran ofrecer gran variedad de bienes e incidir sobre la productividad, los precios y la transferencia de conocimientos. A continuación se detallan los efectos para los países miembros de la CAN.
En cuanto a los socios comerciales de los países andinos los EE.UU. ocupan el primer lugar, seguido por Europa, y los otros miembros de la Comunidad Andina. Por el lado de las importaciones, en su mayoría tienen como origen los Estados Unidos y Europa. De igual forma, las exportaciones más importantes de los países de la CAN se orientan a los Estados Unidos, Europa y otros miembros de la CAN.
En las exportaciones, el sector energético ocupa un lugar de relevancia y dentro de este orden Venezuela ocupa el segundo lugar como país exportador de petróleo hacia los EE.UU. Los países desarrollados no aplican aranceles a las importaciones de petróleo y la mayoría de las ventas están relacionadas con su precio mundial. La producción de petróleo puede permanecer constante, pero los ingresos se pueden incrementar -en términos de la moneda nacional- si el ALCA tiene efectos importantes sobre la tasa de cambio. Otro rubro significativo para la CAN lo constituyen las oleaginosas y otros cultivos como el café, plátanos, flores y frutas y azúcar para los cuales una liberalización comercial podría mejorar su posición competitiva. Sin embargo, estos ya gozan de acceso preferencial, bajo la figura del ATPA, y esta desaparecería bajo el ALCA. Hay que destacar que para este sector los EE.UU. concede alta protección por la vía de los subsidios, los cuales pudieran reflejarse de manera positiva para los países de la CAN, si en el contexto del ALCA estos son reducidos y, consecuentemente, los países miembros de la CAN pudieran ver incrementar la demanda. Esta ganancia podría ocurrir a pesar de perder alguna porción del mercado a manos de nuevos exportadores de Centro América y otros países de América del Sur. Para que las exportaciones de estos sectores en Estados Unidos se incrementen, el aumento de la demanda asociado a una eliminación de subsidios, debería ser mayor que el efecto de desviación de comercio hacia otros países del hemisferio (Comunidad Andina, 2003).
Con relación al bienestar económico que pudiera generar un cambio de política comercial, este es medido por el modelo de acuerdo a pérdidas y ganancias así como las variaciones en el consumo, partiendo de que una mejoría del consumo incrementa el bienestar de la población. Entre los efectos que se señalan al darse un cambio de política comercial orientados a la conformación de un acuerdo de integración, se tienen:
•Desviación de comercio, dada la sustitución de exportaciones de origen andino por productos provenientes de otras naciones y que tengan como destino EE.UU. y Canadá.
•Creación de comercio para aquellos bienes de la CAN que muestran ventajas comparativas, los cuales se extenderán hacia otros mercados con probabilidad de que no sea precisamente entre los socios de la Comunidad Andina.
•Efecto sustitución de importaciones por la competencia que se dará entre los productos domésticos y los de las economías no miembros de la CAN.
•La eliminación del arancel reduce el precio del producto que se importa y puede beneficiar al consumidor, pero se reducen los ingresos fiscales.
•Efecto en la productividad, pues al reducirse el arancel se presiona a los productores domésticos a igualar sus costos a los productores extranjeros.
El impacto del ALCA para los países de la Comunidad Andina es pequeño y negativo. El efecto desviación de comercio es el factor resaltante, en razón de que todos los países latinoamericanos entrarían al mercado norteamericano compitiendo en igualdad de condiciones con los miembros de la CAN, reduciéndose la participación de los productos de la CAN (Comunidad Andina, 2003).
Perú es el menos afectado bajo el ALCA. El fuerte de las exportaciones peruanas se dirige a la región y, al estar estas compuestas por materias primas, ellas no están sujetas a aranceles; en su mayoría, están conformadas por oro, cobre y harina de pescado, las cuales provienen de la riqueza natural del país. Adicionalmente, hay que tener en cuenta que este tipo de bienes va a los mercados internacionales y no a regiones particulares. Se espera que estas exportaciones sigan creciendo bajo el ALCA. Los sectores en desarrollo son la energía, textiles y servicios. Con excepción de la energía, estos sectores no son intensivos en recursos naturales, y pueden crecer sin consecuencias importantes para el medio ambiente. Perú tiene ventaja en aquellos textiles que son hechos con lana de Alpaca o Llama. Se espera que las exportaciones de servicios se incrementen en 9%, lo cual es una gran oportunidad, ya que aproximadamente 41% de la producción peruana está en la industria de servicios. En cuanto a los ingresos tributarios Perú pierde cerca de $600 millones de dólares por este concepto (Comunidad Andina, 2003), por lo que el país requerirá una reforma para compensar estos ingresos, lo cual genera un efecto desestimulante para su ingreso al ALCA. El turismo y los servicios básicos pueden ser los sectores más dinámicos para el crecimiento económico peruano; así, ALCA puede ser considerada como un gran mercado, para el desarrollo de servicios industriales y las instituciones legales que estén ligadas al sector (Comunidad Andina, 2003)
Para el caso de Colombia el acceso al ALCA no va a conllevar grandes ganancias del comercio internacional colombiano. Este acuerdo combinará dos efectos: el primer efecto, es una pérdida en la competitividad en el mercado de Estados Unidos. El segundo efecto, resulta de las ganancias en bienestar (vía eliminación de los aranceles); estas ganancias son pequeñas comparadas al primer efecto (pérdida de la competitividad). Los ingresos tributarios dependen en gran parte de los ingresos por el cobro de aranceles, éstos representan un 8% de los ingresos totales. Para recuperar esta pérdida de US $ 928 millones, el gobierno central necesitará incrementar sus impuestos, por ejemplo el IVA entre el 2% y el 3%, o encontrar fuentes alternativas de ingresos (Comunidad Andina, 2003)
Una de las razones por las cuales es tan grande el efecto del ALCA en Colombia, son las cercanas relaciones comerciales con Estados Unidos. Los EE.UU. han otorgado concesiones a Colombia a través del ATPA por más de una década. Cerca de la mitad de las exportaciones colombianas son destinadas a Estados Unidos. Por otra parte, al menos un tercio de sus importaciones provienen de Estados Unidos.
Para los casos de Bolivia y Ecuador los sectores de energía, frutas y vegetales son, en la actualidad, los más importantes. Junto con los productos de carnes procesadas, estas industrias representan el 60% de las exportaciones de estos países. Solamente el sector de energía representa el 25% de las exportaciones totales (Comunidad Andina, 2003). Las importaciones son dominadas por bienes manufacturados (69%) y servicios (11%). Todos los otros productos, incluyendo los productos agrícolas, representan el restante 20% de las importaciones. A pesar del hecho de que las importaciones se incrementan en un 38% bajo el ALCA, la producción del sector agrícola se acrecienta, ya que las exportaciones del sector aumentan en 7%. El aumento en la agricultura bajo el ALCA refleja la ventaja comparativa en el sector de frutas que tiene Ecuador, comparado con otros países sudamericanos (Comunidad Andina, 2003).
REPERCUSIONES DEL ALCA EN VENEZUELA
La situación para Venezuela como miembro de la CAN se muestra diferente. La desviación del comercio no afecta a Venezuela, ya que sus principales exportaciones son las petroleras y, aunque como consecuencia del ALCA puede existir un cambio en la demanda de éste producto, éste sería muy pequeño. Sus otras exportaciones están en el campo de las manufacturas y varios productos agrícolas, los cuales son vendidos a los otros miembros de la CAN ó a los Estados Unidos; de ahí que, en el marco del ALCA, podría ver incrementada su participación en el mercado de EE.UU.
En Venezuela, ALCA equivale a una reducción unilateral de aranceles. Dado que la mayoría de las exportaciones venezolanas no tienen impuestos, el único impacto real es la disminución de los aranceles domésticos. La teoría del comercio internacional sugiere que, en una economía pequeña las ganancias (en promedio) vendrán de la eliminación de aranceles, pues desaparecen sus efectos distorsionantes, para los bienes intermedios y finales.
La eliminación de estas distorsiones causa un incremento en el bienestar de 0.13%, alrededor de 80 millones de dólares. Bajo el ALCA, el bienestar en Venezuela caería ya que el producto y consumo total caen al reducirse el de sus principales socios comerciales en la Comunidad Andina. Unos niveles más bajos de consumo en la CAN traen como consecuencia una menor demanda de los productos venezolanos, llevando a una caída en el bienestar -de 0.02% en el escenario del ALCA.
Los principales impactos se verían sobre la sustitución de importaciones por la eliminación de aranceles. Los productores domésticos enfrentarían una mayor presión de los productores internacionales, lo que causaría un declive en la producción doméstica, pero beneficiaría a los consumidores y a los productores que usen bienes intermedios importados. También, algunos productos agrícolas serían importados en lugar de ser producidos en Venezuela. De otra parte, algunos productos de la industria venezolana serían exportados al mercado de Estados Unidos y otros mercados por la disminución de los aranceles. El mayor impacto negativo sería por una disminución de la demanda de productos de la CAN, ya que Venezuela vende la mayoría de productos a Colombia y Ecuador.
Adicionalmente se tienen otros efectos de lo que sería la conformación del ALCA, tratándose en este caso de incorporar elementos que derivan del análisis de la relación comercial de Venezuela con EEUU. Se pueden encontrar así los impactos sobre los sectores productivos de Venezuela, haciendo la salvedad de que los mismos están enfocados a la luz de los patrones de comercio entre Venezuela y la nación referida (Genua, El ALCA y los patrones de comercio entre EE.UU. y Venezuela, Aldea Mundo/ULA 2002).
En Genua (2002) se reproduce el modelo de Dornbusch, Fisher y Samuelson de ventajas comparativas con infinitos bienes (Modelo DFS 1977) y a partir de allí se estiman los efectos de una reducción completa de los aranceles de manera bilateral, buscando obtener resultados sobre los impactos de los acuerdos de libre comercio en los patrones de comercio. Se mide el impacto de una apertura comercial entre los Estados Unidos y Venezuela, específicamente sobre la industria venezolana y a través de esto se busca hacer predicciones dadas las variaciones ofrecidas por el ALCA.
Los supuestos del modelo utilizado se basaron en que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela se dan en condiciones de transparencia y las relaciones comerciales entre los dos países se explican en base a:
•Las ventajas comparativas y las diferencias en la productividad del trabajo.
•Los costos de transporte internacional, y
•Los impuestos de entrada, referido solo a las barreras arancelarias.
Adicionalmente, el modelo consideró otros supuestos, tales como: los costos de transporte, calculados en base a la diferencia entre el valor CIF y valor FOB del bien importado por Estados Unidos. Por otra parte, el costo de transporte es igual si se importa desde Venezuela o desde Estados Unidos, y en cuanto a los aranceles solo se consideran como medidas restrictivas al comercio -no se consideran en este tipo de asociación medidas como las no arancelarias- (Genua, 2002).
Los resultados arrojados en cuanto a los indicadores de productividad relativa señalaron, en principio, los sectores del país que presentan una mayor eficiencia operativa, lo que supone que estos orientarían los patrones de comercio y las exportaciones. Los sectores en los cuales posee ventajas Venezuela -en base a la productividad laboral-, correspondieron a: refinerías de petróleo y derivados de petróleo y carbón; industrias básicas de hierro y acero, industrias básicas de metales no ferrosos; alimentos, bebidas y tabaco; sustancias químicas y otros productos químicos; y otras industrias manufactureras como equipo científico NEP, fotográfico y óptico.
Para el caso de los Estados Unidos, resultaron como de mayor productividad operativa los sectores: refinerías de petróleo y derivados de petróleo y carbón; industrias básicas de hierro y acero; sustancias químicas e industrias y otros productos químicos; maquinaria y equipo eléctrico; y materiales de transporte.
Aún con esos resultados, las exportaciones no se concentran en todos los sectores que reflejan mejores productividades laborales. Para el caso de Venezuela, estás se concentran en dos sectores, los derivados del petróleo y productos de las industrias básicas de hierro y acero. El modelo requirió ajustes y considerar otros factores como el transporte, los aranceles y las medidas no arancelarias y se observó que a pesar de la eliminación de aranceles no se producen cambios significativos en los patrones de comercio, encontrándose que solo existen pequeñas diferencias por la aplicación por parte de los Estados de barreras no arancelarias a sectores que pueden generar desbalance en los patrones comerciales.
La reflexión final sobre la aplicación del modelo conduce a valorar la repercusión de medidas no arancelarias en los patrones de comercio y su importancia para las negociaciones de un acuerdo de libre comercio, el cual debe contemplar compromisos más allá de reducción de barreras arancelarias (Genua, 2002).
OBSERVACION FINAL
Todo el conjunto de elementos y perfiles abordados en este trabajo, dan muestras del conglomerado de asuntos y complejidades implicados en proyectos como ALCA. Pero, igualmente, inducen, permiten y motivan tratar las disposiciones y desarrollos institucionales que pueda haber en la economía venezolana para atenderlos.
En general, las repercusiones de ALCA parecieran estar más marcadas por las amenazas que las oportunidades. En correspondencia con lo anterior, no se evidencia que pudiesen presentarse alteraciones en los patrones de relación comercial de los países participantes en el proyecto. Por lo demás, existe un conjunto de problemas y repercusiones no tratados en este trabajo, que atañen a otros ámbitos de los que, en número considerable, se han ido incorporando a las discusiones.