La explotación imperial
Según la versión oficial, estamos en lucha contra la explotación imperial. Más allá de la retórica y de aspectos políticos, se supone que esta afirmación debería estar sustentada en la existencia de un esquema económico que constituya su base.
Buscar las evidencias de la “explotación” requiere alguna una base teórica que permita dar contenido al término, y además, de la cual pueda desprenderse una explicación aceptable de la evidencia empírica. En un país petrolero (como Venezuela), ninguno de los tres paradigmas teóricos destacados-el marxista, el neo-ricardiano y el neoclásico-soporta la tesis gubernamental.
La tesis de la “explotación imperial” debe hacer compatible el concepto de “explotación” con la evidencia estilizada de los flujos externos venezolanos, un canal clave para que la explotación se concrete. Sí el barril petrolero de exportación se vende en más de 43 dólares, este precio sería más de cuatro veces el costo unitario de producción, lo que implica una tasa de ganancia impresionante. Es posible que en otros años o períodos, la tasa de ganancia sea inferior. Sin embargo, un hecho estilizado resalta: Venezuela es básicamente un exportador de petróleo y en ese sector, las tasas de ganancias son y han sido usualmente muy elevadas, drásticamente superiores a la tasa de ganancia media.
De acuerdo a Marx, (%=Link(«http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital.htm»,»El Capital»)%) (Tomo I, Sección Tercera), la “explotación” es la “plusvalía” generada por la “fuerza de trabajo” que se apropian los capitalistas. En el proceso de producción de mercancías, existe una mercancía muy especial, la “fuerza de trabajo”, que produce más que su “valor”, una “plusvalía” que se apropian los capitalistas por su posición dominante. La “explotación imperial”, dentro de este paradigma, debería corresponder a un proceso donde se transfiere “plusvalía” o ganancia (correlacionada con la “plusvalía”) de los países dominados al centro imperial. Pero el petróleo plantea dos problemas. Primero, hay que explicar la muy elevada tasa de ganancia del sector, la cual obviamente no puede ser generada por condiciones excepcionales de la “fuerza de trabajo” del sector. Segundo, buscar una explicación para la distribución del ingreso que se presenta en el sector, la cual favorece a los países exportadores de petróleo y no al centro imperial.
Para, dentro de este esquema teórico, hallar una explicación relativamente consistente hay que ir al Tomo III (Sección Sexta) de “El Capital”, donde aparece la teoría de la renta territorial. Marx distingue tres tipos de renta territorial: la renta “diferencial” (de origen ricardiano), la “absoluta” y la “monopólica”. Todas aparecen por la posesión de la tierra por parte de los terratenientes, y no son más que parte de la “plusvalía” global generada en el proceso productivo. La relevante para el caso petrolero es la “renta territorial monopólica”, la cual aparece en condiciones peculiares. Se genera cuando existe escasez de algún recurso natural especial, capacidad para controlarlo por parte de terrateniente y demanda importante, lo que hace aparecer un “precio de monopolio” (frase utilizada por Marx) para el producto y la posibilidad de que la ganancia extraordinaria ligada a esta circunstancia sea apropiada por el terrateniente. El obstáculo que representa la “renta monopólica” a los flujos de capital podría explicar la elevadísima tasa de ganancia del sector petrolero, su permanencia y produciría una distribución del ingreso acorde, en forma gruesa, con la evidencia empírica. Es decir, donde la mayor parte del producto o ingreso que se distribuye va al país exportador, en términos marxistas, una transferencia de “plusvalía” internacional al Petro-Estado. Pero, obviamente, se trata de una explicación que no es congruente con la tesis de la “explotación imperial”.
La tesis neo-ricardiana (Sraffa, Steadman) sería análoga a la marxista, pero más simple. En el proceso de producción de mercancías, se genera un “excedente” o “surplus”, el cual puede ser apropiado en buena parte por el terrateniente, dependiendo de las características diferenciales de los suelos, su escasez y de la posición de fuerza relativa de los terratenientes.
En la óptica neoclásica, bajo condiciones competitivas, el proceso productivo no genera “surplus”. El producto se distribuye remunerando a los distintos factores de producción (incluyendo la tierra) según su contribución al proceso. De acuerdo al teorema de Euler (función de producción homogénea), la productividad marginal de los factores establece el valor de los factores y la distribución del ingreso entre los mismos no deja remanente. Se pueden generar “rentas especiales” cuando existe “poder de mercado”, por ejemplo cuando existe una estructura de mercado oligopólica. Este sería el caso del petróleo, y en esta situación, el estado petrolero recibiría rentas extraordinarias.
Los tres paradigmas parecen coincidir en un resultado: buena parte del ingreso que recibe Venezuela por petróleo, aparece como “rentas especiales”, difícilmente un argumento a favor de la tesis de la “explotación imperial”.
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