La diversificación necesaria
Nuestra dependencia cada vez mayor de la volátil renta petrolera nos lleva, nuevamente, a plantear la imperiosa necesidad de diversificar la economía como un mecanismo para reducir aquella riesgosa supeditación, que consecuencias tan nefastas ha traído en el pasado, y que parece condenarnos a volverlas a sufrir en el futuro próximo.
El sólido y sostenido desarrollo de diferentes sectores productivos es la vía para reducir el peso relativo de la actividad petrolera, haciendo que cualquier adversidad que se materialice en ese sector nos afecte en forma más mitigada. Esto, obviamente, no debe interpretarse como un llamado a abandonar la actividad petrolera en favor de otros sectores económicos. Por el contrario, el sólido desarrollo de nuestra principal industria tiene que acometerse con decisión, entre otras cosas, porque allí está nuestra principal fortaleza, y por que esa tiene que ser la base sobre la que se debe apoyar aquel esfuerzo de pluralidad productiva.
La diversificación, sin embargo, no es tarea fácil. Su consecución requiere del esfuerzo mancomunado y decidido de todos los miembros de la sociedad: gobierno, empresas, inversionistas, trabajadores, instituciones académicas, profesionales, organizaciones no gubernamentales y población en general. Adicionalmente, se necesita tener objetivos claros y realistas, así como contar con una estrategia bien estructurada para el logro de esas metas. Hay que establecer reglas de juego aceptables, coherentes, claras y permanentes; asegurar la existencia un sistema judicial autónomo, probo y funcional; y liderar un proceso que busque la acción decidida de todos, para que cada uno realice los quehaceres que le corresponde. En otras palabras, se necesita la implementación de un plan de desarrollo integral en lo económico, social y político, con visiones de corto, mediano y largo plazo, que cuente con la aprobación y el compromiso de la mayoría, y que se implante en forma sistemática, decidida y sostenida.
Es obvio que en esa importante tarea, el Estado, o quien lo gerencia, es decir, el gobierno, tiene que jugar un papel crucial, pues es éste quien tiene que liderar el proceso y crear las condiciones para que el mismo funcione. Por eso pensamos que la verdadera “siembra del petróleo” que propuso Úslar Pietri, requiere, como primer paso, la aplicación de políticas públicas muy diferentes a las que hoy se implementan.
Escrito el 24 de mayo de 2006 y publicado en El Universal el sábado 27 de mayo de 2006.