¿Qué integración?
Después del reiterado discurso integracionista del gobierno, causan estupor las recientes declaraciones del presidente Chávez en Paraguay, donde no sólo anunció la salida de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), sino que sentenció la necesidad de que MERCOSUR, bloque al que Venezuela desea entrar como miembro pleno, tiene que sufrir profundas transformaciones.
La primera de esas decisiones, tomada en forma impulsiva y sin la debida ponderación y prudencia —a juzgar por la declaración del Canciller, quien le confesó a su homóloga colombiana que desconocía los alcances del anuncio del Presidente— traerá consecuencias adversas sobre la CAN, ya que la salida de una de sus economías más fuertes, sin duda la debilitará. Es muy probable que se afecte el intenso comercio interregional, particularmente el existente entre Colombia y Venezuela (que ya supera los tres millardos de dólares anuales), con efectos muy negativos en el empleo y en el aparato productivo de ambas economías. Si bien tranquiliza el anuncio de que nuestro país respetará el compromiso de mantener en vigencia los acuerdos comerciales existentes por los próximos cinco años, no sería de extrañar que por una nueva decisión antojadiza debido a la obcecada manía antiimperialista que nos rodea, se desconozcan esos convenios, interrumpiéndose el rico intercambio comercial entre las dos naciones.
Con respecto a MERCOSUR, es difícil entender la estrategia que se está siguiendo para ser aceptados como miembro pleno, ya que, como se dijo, nuestra solicitud va acompañada de una exigencia de transformaciones que debe implementar esa comunidad. Es como si estuviéramos pidiendo ser recibidos en la casa de un amigo, pero con la condición de que éste introduzca una serie de cambios en la decoración y en sus hábitos de vida. Adicionalmente, ¿cuál será la actitud de Venezuela una vez que Brasil, u otro miembro de ese bloque, negocie un tratado de libre comercio con los EE UU en el futuro? Pues bien, ya el presidente Chávez dio su respuesta: también nos saldríamos, porque, según él, esa acción condenaría a muerte a MERCOSUR, como ya sucedió con la CAN.
No creo que con esa estrategia llegaremos lejos en materia de integración económica. Por el contrario, pienso que vamos a un aislamiento cada vez mayor, con consecuencias muy negativas, que las sentiremos con toda su crudeza cuando pase la actual opulencia petrolera.