Lluvia de dólares para el sector eléctrico
Las noticias informan que Cadafe cuenta con US$ 1.700 millones, aportados por FONDESPA y FONDEN, para invertir en 2005 y 2006. Para poner en perspectiva esta cantidad piénsese que un proyecto como Termozulia, de 450 MW, cuesta unos US$ 300 millones y Enelven va a cumplir cuatro años en su ejecución, que se espera termine este año. De modo que con 1.700 millones en dos años es mucho lo que se puede hacer. También nos dicen que ya se invirtieron en 2005 US$ 1.000 millones y que en 2006 se invertirán los 700 que faltan.
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La pregunta que surge de inmediato es ¿En qué se usaron los US$ 1.000 millones? Se completó la línea Planta Centro-Isiro, entre Morón y Coro, pero nos dicen que costó US$ 30 millones; También nos dicen que se instalaron dos unidades de 150 MW cada una en Pedro Camejo, en Valencia, pero allí se gastaron, de acuerdo con la misma fuente, US$ 110 millones; En Puerto la Cruz se están instalando 300 MW, pero la inversión principal será en 2006, de modo que no forma parte de los 1.000 millones del año pasado.
Todo lo demás que se informa corresponde más a proyectos que a obras realizadas: se invertirán US$ 200 millones para convertir a gas a Planta Centro, se construirán las centrales hidroeléctricas La Vueltosa y Masparro, se instalará la central Ezequiel Zamora en Altagracia de Orituco. Son proyectos más que conclusiones de obras.
Por donde quiera que se busque cuesta ver dónde están metidos los US$ 1.000 millones ¿Será en obras de distribución repartidas por todas las áreas de servicio de Cadafe? ¿Será en sistemas administrativos y de cobranzas para reducir las pérdidas? ¿O tal vez en fibra óptica para comunicaciones?
Lo cierto es que se promete reducir en 2006 las interrupciones grandes (mayores a 100 MW) a la mitad. Hay que decir que éstas fueron 84 en 2005, mientras en 2004 habían sido 52, por lo que el año pasado subieron 60%. De modo que la promesa de llevarlas a la mitad significa ponerlas en 42, lo que representa una mejora sustantiva. Al menos nadie podrá decir que es por falta de dinero.
Si la demanda sigue creciendo al ritmo de los dos últimos años (14.000 GWh de energía adicional) se requerirá instalar 1.000 MW por año, lo que representa, en plantas de ciclo combinado, cerca de US$ 600 millones anuales. Si se piensa que esta cifra sólo cubre las necesidades de generación, a las que hay que añadir inversiones en transmisión, distribución y suministro de gas natural, los US$ 1.000 millones no son algo descabellado, por el contrario, el país los necesita. Pero por ninguna parte se ven las obras que reflejen la utilización de dicha cantidad. Con este dinero se podrían haber construido tres centrales de 500 MW, pero apenas se ven un par de turbinas en Pedro Camejo y un poco más.
El sector eléctrico no produce ni de lejos las cantidades de recursos que requiere el crecimiento de la demanda del país, de modo que si no se resuelven los problemas estructurales de tarifas y pérdidas no técnicas la atención a las necesidades resultará insostenible a mediano plazo. Pero mientras se disponga del FONDEN parece que habrá recursos para invertir.
No queda otra cosa que agarrar los reales y gritar ¡Que siga la fiesta! Pero los consumidores, que a la vez somos los accionistas de Cadafe, tenemos derecho a saber en que se usan nuestros reales y a exigir que estas inversiones se traduzcan en mejoras en la calidad del servicio que tanto necesitamos. Sólo así podremos esperar que esta lluvia de dólares, aunque no produzca un deslave de calidad, nos moje un poquito.