Más pobres, más desiguales
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El gobierno de Venezuela ha adelantado una campaña publicitaria intentando presentar que la lucha contra la pobreza y la equidad son la razón de ser de su gestión y que todo lo que hace y ejecuta es en función de los pobres. Para el propósito de presentar acciones del Estado en favor de los desvalidos, una incesante propaganda y los estilistas del régimen constituyen la avanzada que utiliza recursos ilimitados con cargo al presupuesto público.
Las cifras de pobreza, evaluadas en el lapso 1999-2005, sugieren que el porcentaje de hogares pobres en Venezuela aumentó, no obstante las disminuciones que se observaron en 2004 y 2005, como resultado del significativo aumento de la actividad económica durante esos años. Ese aumento de la pobreza ha ocurrido en el contexto de ingresos fiscales sin precedentes en la historia reciente de Venezuela que sin embargo no se han traducido en un crecimiento sostenido de la economía a lo largo del período comentado. Así, una vez examinado que la pobreza lejos de haber disminuido se ha incrementado, conviene documentar lo ocurrido con la distribución del ingreso, la cual hace referencia a la forma cuantitativa como se reparte la riqueza generada en una sociedad.
Una manera de aproximarse a la distribución del ingreso es dividiendo a la población en estratos de ingresos y asignarle a cada grupo lo que le ha correspondido según el ingreso percibido. La fuente primaria para estos propósitos es la Encuesta de Hogares que realiza el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Con base en esa información se construyen, entre otros, dos indicadores que expresan la igualdad o desigualdad de la sociedad venezolana. El primero de ellos es el Coeficiente de Gini, el cual se mide entre cero y uno. En la medida en que el reparto del ingreso es más equitativo el valor de ese coeficiente tiende a cero en tanto que mientras más injusta es la distribución del ingreso su valor tiende a uno. En segundo lugar, al clasificar a la población según su ingreso se obtienen grupos que representan fracciones de perceptores de la renta nacional. Para los fines expositivos se utilizarán agrupaciones que constituyen veinte (20) por ciento cada una de ellas.
Un estudio reciente de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), publicado en la Revista de la CEPAL de diciembre de 2005 sugiere que entre 1990 y 2002 se deterioró la distribución del ingreso en algunos países la región, en particular en Argentina, Brasil y Venezuela, en tanto mejoró en otros como en los casos de Chile, Colombia, México y Uruguay. En lo relativo a Venezuela, al comparar los resultados del estudio correspondiente a 2002 con los observados en 1997, es manifiesto que el porcentaje del ingreso nacional percibido por el diez (10) por ciento más rico aumentó mientras que la fracción del ingreso que recibió el cuarenta (40) por ciento más pobres disminuyó.
De acuerdo con una investigación reciente realizada por la UCAB con cifras disponibles hasta el primer semestre de 2005, se verifica el resultado anteriormente comentado en el sentido que en Venezuela se observa una mayor concentración en la distribución del ingreso, tal como se expone en el cuadro.
Como es evidente, el coeficiente de Gini expresa que entre 1999 y 2005 el ingreso se ha concentrado en Venezuela. A mayor detalle se aprecia que el veinte (20) por ciento más rico de la población aumentó su participación en el ingreso generado. Estos datos no son sustancialmente diferentes de los registrados durante la década de los ochenta y no es de esperar que la forma en que se reparte la renta experimente cambios dramáticos en el corto plazo, lo que es sorprendente a primera vista es que se haya deteriorado durante un gobierno que levanta la equidad como bandera política. Ello remite al examen de al menos dos factores que pudiesen haber privado en ese resultado. En primer lugar, la estructura tributaria en Venezuela presenta un marcado sesgo hacia los impuestos indirectos como el IVA, el cual tiende a ser regresivo, por cuanto la imposición no discrimina por el nivel de ingreso de quienes lo pagan, a diferencia del impuesto sobre la renta. Si se evalúa el aumento de la tributación en Venezuela entre 1999 y 2005 el hecho más resaltante es el crecimiento de los impuestos que gravan al consumo y el estancamiento de los que pechan al ingreso. En segundo término, los subsidios otorgados por el Estado no necesariamente favorecen a los estratos más pobres, como es el caso de las subvenciones al consumo de la gasolina. El costo en que incurre el Estado venezolano por vender la gasolina por debajo de su costo de producción es de aproximadamente US$ 2.500 millones y el sacrificio fiscal por los ingresos que deja de percibir al valorar la cesta petrolera a los precios actuales excede los US$ 5.000 millones, más de 3,0% del PIB. Ese subsidio lo percibe, fundamentalmente, el veinte (20) por ciento más rico que posee uno o más vehículos. Allí reside pues uno de los determinantes de la injusta distribución del ingreso en Venezuela.