Tres libros excepcionales
Recientemente se han presentado tres libros de gran importancia. Me refiero a las obras Desarrollo sustentable, La salida de América Latina de Arnoldo José Gabaldón; Venezuela: Un acuerdo para alcanzar el desarrollo, escrito por el equipo del Acuerdo Social; y América Latina en el comercio global. Ganando mercados, de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Los dos primeros analizan en forma pormenorizada lo que hemos dado por llamar un programa de desarrollo integral, que hay que implementar en el corto, mediano y largo plazos para sacar a nuestras naciones del marasmo y el atraso en que se encuentran, y que va mucho allá del mero desarrollo económico o del logro de ciertas metas en materia de crecimiento, empleo, inversión y estabilidad de la economía.
Ese desarrollo integral, que lo identifica Gabaldón como desarrollo sustentable, se refiere a la generación de una serie de condiciones y a la implementación de múltiples planes y acciones estrechamente vinculados entre sí en las áreas social, económica, ambiental, política, cultural y ética, que buscan como fin último mejorar en forma sustancial y permanente el nivel de vida de los ciudadanos. Gabaldón dirige su análisis a lo que deben hacer los países latinoamericanos para lograr el ansiado desarrollo, pero con un criterio sustentable, es decir, sin comprometer el bienestar de las futuras generaciones. Para ello, plantea, es indispensable que el progreso se logre preservando el ambiente y haciendo un uso racional de los recursos naturales.
En una forma más focalizada hacia nuestra realidad, la pléyade de expertos que forman el grupo del Acuerdo Social, nos plantea un plan de desarrollo integral para Venezuela, en atención a nuestras necesidades, recursos y posibilidades. En ese extraordinario trabajo se destaca el enorme potencial con que contamos, pero también la necesidad impostergable de redefinir las políticas públicas, como una condición de base para corregir los repetidos errores en que hemos incurrido por décadas, a fin de enrumbar el país hacia su verdadero desarrollo integral.
Esa redefinición exige nuestra inserción pragmática en la realidad globalizada en que vivimos, no apartarnos de ella. El trabajo de la CAF da luces y orienta acerca de cómo lograr ese objetivo.
¡Viven las ideas! Es hora de corregir el rumbo y de actuar con decisión para permitirle a nuestra gente disfrutar de una vida mejor.