Socialismo para idiotas
“Idiota: Del griego idiotés, utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás”.-
Fernando Savater
El cuento
El Rey de la selva, sin objeciones, es y ha sido siempre el León: por su porte, inteligencia, sagacidad, fuerza y naturaleza. Sin embargo, un buen día, un Mono pensando en que su cerebro era el que contenía más neuronas, el que lo capacitaba para pensar casi como el humano, lo capacitaba para crear herramientas y sobrevivir en los árboles, se dijo así mismo. “Si yo tengo tantas habilidades y cualidades, si casi soy humano, ¿por qué no puedo ser yo e Rey?
El Mono, para lograr su cometido se hizo asesorar por un Mario Silva de la jungla, quien le aconsejó que había que desprestigiar al León entre los animales, para poder destronarlo. De esta manera y, con tamaña asesoría, el mono comenzó a decirle a todo el mundo que el León era cobarde, que le faltaban dientes, que era demasiado perezoso, que era gay, etc..
El Sapo, con su tremenda bocota le fue a decir al León lo que sucedía y éste entró en cólera. Le dijo al Sapo, reúneme de inmediato a todos los animales de la selva pues necesita poner orden en mi reino. El Sapo cumplió con el mandado y comenzaron a llegar los animales alrededor del Rey León. La serpiente se arrastraba asustada ante el amo, lo mismo la comadreja, los conejos tiritaban, el cocodrilo lloraba, el burro se hacía el loco, la lechuza miraba pensativa; y, así llegan todos los animales, entre ellos el Mono provocador, quien se puso lo más lejos del Rey quien comenzó su discurso diciendo que alguien lo estaba desprestigiando y con un fuerte rugido dijo “me comeré al desgraciado bocón que anda hablando mal de mi. Solo alguien con una bocota grande puede ser el desgraciado que me quiere destronar” Ante estas imperativas palabras, salta el Sapo y grita a todo pulmón: ¡pobrecito Cocodrilo!, ¡pobrecito Cocodrilo!, de ésta no te vas a escapar”. Ante esto el mono saltó regocijado y gritó ¡Viva el rey, Viva el rey!… ¡”Socialismo, patria o muerte! – ¡”Socialismo, patria o muerte!…
La selva
En Venezuela uno de los monos que ahora defienden al rey no es otro que un asesor del Centro Internacional Miranda – CIM – conocido como el marido de Marta Harnecker, y profesor de Economía Marxista (yo siendo marxólogo, no sabía que Marx había dejado una teoría económica, pensé que había dejado una crítica al capitalismo). La mayoría de los conceptos fundamentales desarrollados por Marx en su obra principal El Capital, son: fuerza de trabajo, plusvalía, explotación y la teoría del valor trabajo, lo cual pienso no crea una teoría económica en sí pues es solo un conjunto de análisis en torno a lo que él consideraba perversiones del capitalismo, de allí a que su obra principal se titule “El Capital”. El concepto de Economía Marxista fue desarrollado por Lenin y sus seguidores y, posteriormente, impuesto por Stalin a sangre y fuego. Hay que recordar que Marx, una vez entrevistado en Londres por un periódista respondió:» yo no soy marxista, el marxismo no existe. Yo soy Carlos Marx). A quien me refiero es a un profesor tarifado, obviamente, por el gobierno venezolano. ¿Por qué digo esto? Porque si Michael Lebowitz, ex profesor titular y profesor emérito (jubilado) de economía marxista y sistemas económicos comparados en la Simon Fraser University de Canadá, ha venido a Venezuela, en repetidas ocasiones, con su esposa Marta para tratar de justificar las aberarciones que se producen en la economía y política venezolanas.
Este “genio” de la imbecilidad socialista, en confesiones a “El Nacional (1) ” manifiesta varias contradicciones dentro del modelo chavista como en el entendimiento del socialismo. Él junto a su esposa le tratan de robar los huevos al águila, en este caso indisponiendo, indirectamente, al padre del socialismo del siglo XXI Heinz Dietrich.
Michael Lebowitz , dice que su definición del capitalismo “es una que Marx desarrolló: el capitalismo es una relación en la que la separación de los trabajadores de los medios de trabajo y la organización de la economía por aquellos que son propietarios de esos medios de trabajo tiene como resultado que, en orden a sobrevivir, la gente debe establecer una transacción: deben vender su capacidad de trabajar a aquellos propietarios”.
Lo real
Lebowitz raya en la estupidez cuando manifiesta que “el capital está constantemente buscando formas de aumentar la jornada de trabajo en duración e intensidad”, lo cual es completamente falso porque por lo general a partir de los años 70 del siglo XX y con Margaret Tatcher en el Poder, en el reino Unido, es decir con la “Dama de Hierro” representante, para este señor y otros de los más atrasado del capitalismo lo que se hizo fue precisamente reducir la jornada de trabajo de los británicos y dar becas de perfeccionamiento a los trabajadores para asumir la revolución científico-técnica que se estaba produciendo en todas parte menos detrás de la Cortina de Hierro.
Lebowitz , manifiesta que eso (el aumento de la jornada de trabajo) por supuesto es contrario a las necesidades de los seres humanos de tener tiempo para ellos mismos, para descansar y para su propio auto desarrollo. Obviamente este señor se quedó en el jurásico del pensamiento, porque a nadie le conviene aumentar la jornada de trabajo pues baja la productividad.
Otras de las perlas científicas de Lebowitz, es que “el capital está también constantemente buscando formas de mantener bajos los salarios y/o hacerlos bajar, lo que significa por supuesto negar a los trabajadores la capacidad de satisfacer sus necesidades existentes y compartir los frutos del trabajo social. ¿Cómo el capital consigue esto? En particular lo hace separando a los trabajadores, enfrentando a unos contra otros”. Esto es de una imbecilidad absoluta. A quién le podría vender el capitalista sus productos si sus salarios son de hambre. No creo que nadie tenga una industria para crear un círculo vicioso de “no consumo”, pues la oferta jamás podría equilibrarse con salarios de hambre como los que sí existen en su cacareada revolución bolivariana.
Lebowitz dice entre otras idioteces que “la lógica del capital no tiene nada que ver con las necesidades de los seres humanos. Prácticas tales como el patriarcado y el sexismo para dividir a los trabajadores, el uso del estado para ilegalizar o aplastar los sindicatos, la destrucción de la vida de la gente cerrando fábricas y desplazándolas a otras partes del mundo donde hay pobreza, los sindicatos están prohibidos, y las regulaciones medioambientales inexistentes, no son hechos accidentales sino el producto de una sociedad en la que los seres humanos simplemente son medios para el capital”.
Volviendo pues al tema: ¿Cómo es que esto continua?, ¿Qué hace al capitalismo mantenerse?, ¿Cómo se reproduce tal sistema?. Permítanme sugerir unas cuantas respuestas
Lebowitz, al explicar lo que él cree que es la Plusvalía, enunciada por Marx. Dice que no solamente el empleador se da cuenta de la expropiación que le hace al trabajador, sino que el mismo trabajador tampoco lo nota pues él cree que recibe su salario total por una jornada de trabajo. En otras palabras, este energúmeno del pensamiento piensa como un patriarca pues cree que los trabajadores son imbéciles y él, como sabio científico, les pone la pauta y “le dice no señor obrero, usted está equivocado, su salario no es justo, usted está siendo explotado. Usted, señor obrero no piensa, déjeme a mí pensar y decidir por usted, pues eso es el socialismo”
Cuba no pero sí
Lebowitz, a pesar de alabar el sistema cubano, dice que Venezuela no copia ese modelo y toma por ejemplo el caso de los Consejos Comunales, las cuales son estructuras sociales (populares) que habrían nacido durante la Comuna de París, lo que significa que no es nada nuevo pues es una idea fracasada universalmente y que tiene más de siglo y medio. Para él estas son las formas de democracia más cercanas al pueblo y que habrían sido concebidas por Carlos Marx, lo cual es más falso que Judas. Yo reto a Lebowitz a decirnos en que escrito, lugar y tiempo Marx nos mencionó la organización popular llamada Consejos Comunales. En Cuba, reconoce el profesor de economía, hay “consejos de barrio” y estos, estimado Profesor no son otra cosa que aparatos de control social para evitar la disidencia y/o servir de lo que coloquialmente llamamos “sapos”. Por otra parte, los Consejos Comunales, si están recibiendo dinero de parte del gobierno venezolano pero, hasta el momento, después de ese chorro de dinero, éstos no han podido mostrar una sola obra de interés comunitario; por otra parte en ellos no se ve la dirección desde abajo toda vez que los Consejos están manejados por un militar. Una cosa está clara, el profesor Lebowitz nunca ha bajado a un barrio para conocer cómo se manejan los Consejos Comunales, los cuales deberían llamarse fábricas quemadoras de dinero.
El Profesor, de quien deberíamos suponer es un experto en socialismo, en su entrevista con la periodista Narela Acosta Ramírez[.2] perversamente elude una respuesta contundente en contra de la corrupción generada en nombre de la revolución. Esto estaría demostrando que la moral revolucionaria es incapaz de auto criticarse y que por el contrario es cómplice de los desaguisados del régimen. El cree que la corrupción es parte de la cultura petrolera de Venezuela y de que hay que combatirla desde adentro; sin embargo, el profesor no cree conveniente que las denuncias contra la corrupción venga desde fuera, talvez por eso está de acuerdo con el cierre de los medios de comunicación y cree que la revolución deba tener el control hegemónico de la información.
Pero, volviendo a los Consejos Comunales, puestos por Lebowitz como ejemplo de democracia, él acepta que el presidente Chávez le dé las directrices; en otras palabras, el pueblo es tan imbécil que debe recibir instrucciones de qué hacer aunque no se conozcan sus necesidades. Lo mismo pasa con el Partido Socialista Unificado de Venezuela, (PSUV), al cual en corto, la oposición lo llama simplemente PUS, por lo purulento…
Antipluralismo
El asesor del CIM, organismo dirigido por otro “intelectual” de izquierda, el comandante William Izarra, quien estuvo condenado un par de años al ostracismo por el presidente Chávez y regresó al gobierno con rodilleras nuevas, como el comandante Arias Cárdenas y de quienes se espera sean los Galtieris de esta revolución, manifestó que el PSUV “elimina el odio entre los partidos chavistas”; a confesión de partes, obviamente, relevo de pruebas. En otras palabras, la revolución ha pasado ocho, casi nueve años odiándose así misma y por eso no ha podido gobernar. Lebowitz piensa (es un decir) que el PSUV será un partido sin odios y pluralista. Tan pluralista que el presidente Chávez lo creó en un programa de radio y TV y, además, amenazó a los partidos que lo apoyaban que de no disolverse estarían en el campo de la oposición. En otras palabras, el Partido Comunista de Venezuela, que está por segunda vez en el Poder, primero en un gobierno social cristiano y ahora en un gobierno ambiguo pero más cercano al fascismo peronista, estaría ahora en la oposición. El partido PODEMOS y el Partido Patria Para Todos, ambos autodeclarados socialistas democráticos, también pasarían a la oposición aunque sus dirigentes siguen arrastrándose ante el régimen, para ver si son perdonados.
Lebowitz, como profesor de ciencias económicas, debería saber que en la lengua castellana entendemos por pluralismo al “sistema por el cual se acepta o reconoce la pluralidad de doctrinas o posiciones”. Claro, el se puede disculpar porque es canadiense y seguramente su lengua materna es el inglés. Aún así, en ingles la palabra significa casi lo mismo, digo casi porque tiene más acepciones que en el castellano. Así si el Presidente es pluralista, si el gobierno lo és, si el PSUV lo es, entonces Lebowitz ¿cuál es el problema de aceptar en la revolución adeptos con tendencias o carismas diferentes?. Lebowitz dice que la sola existencia de partidos como los ya nombrados es disfuncional. ¿Cómo pueden ser disfuncionales cuando el PSUV aún no existe, aún no tiene declaración de principios aún no tiene estatutos y lo único que posee es un Jefe que es el propio Presidente? ¿Cuál es la disfunción, profesor?
Finalmente, este ogro, perdón, gurú del socialismo del siglo XXI, asesor del gobierno de Venezuela entiende como democracia un sistema de reelección indefinida. Él dice que Venezuela no va en la dirección de Cuba pero los hechos lo desmienten. Revisando las elecciones presidenciales cubanas (porque si las hay) allí vota el 99,9% de la población (nadie está grave en el hospital, o amarrado a una parrilla en una cárcel, nadie se muere el día de las elecciones, nadie padece de gripe o tiene un accidente o no tiene medios para movilizarse, etc. Allí vota todo el mundo y cuando decimos todos es todos, como lo era en Irak aunque Hussein era menos descarado, allí votaba solo el 90% de la población.
Lebowitz, enfatiza que la alternancia en el poder no es democracia; para él alternancia es un sistema antidemocrático porque se da más poder a los medios de comunicación. En este caso, el venezolano, ya sabe que esperar. El Ser socialista significa ni tener medios libres, ni votar libremente porque el candidato siempre será uno… Y, como decía el Sapo del cuento, ¡pobrecito Cocodrilo!…
[.1] “El Nacional”, “El foro del domingo”, pág,8, 27 de mayo 2007, Ccas. Venezuela [.2] Id.: 1