Apuntes para una historia del MIBAM
Apenas han pasado algo más de dos años de la creación de MIBAM, pero ya podemos decir que tiene una historia construida. Como la memoria venezolana es tan ligera, vale la pena reconstruirla. El MIBAM se creó en febrero del año 2005, por lo que acaba de cumplir dos años y un par de meses. Cuando se inventó tan portentosa institución se pensó asignarle todo lo concerniente a las industrias básicas (?), sin llegar nunca a definir lo que dicho término significaba, por ejemplo, nunca se le asignó la responsabilidad sobre la industria petroquímica, debe ser que la petroquímica no es básica, Tampoco sobre la extracción de carbón, pero sí del hierro. Donde sí se le asignó la responsabilidad fue sobre todas las empresa públicas de Guayana, lo que significa que todas se consideran básicas, desde Ferrominera a Ferrocasa.
Al mismo tiempo, el MIBAM se llevaba una parte (la minería) del Ministerio de Energía y Minas, que a partir de la división pasó a llamarse Ministerio de Energía y Petróleo (Todavía no habíamos inventado aquello de Poder Popular), pero Edelca, que es una empresa eminentemente energética, se quedó en el MIBAM, y no sólo se quedó, sino que es la punta de lanza de la nueva institución y hasta le regaló las oficinas.
Con esos antecedentes, a la gente siempre le ha costado distinguir entre el MIBAM y la CVG, ya que verdaderamente hay que hilar fino para encontrar alguna diferencia. Así arrancó el MIBAM, en medio de una indefinición institucional que dificultaba encontrarle su verdadero espacio. Entre sus primeras hazañas estuvo cambiar a la mayoría de los presidentes de las empresas de la CVG y declarar “Hay que refundar la CVG”. Así se iniciaron cambios en la vieja institución que lideró la modernización de la región durante la segunda mitad del siglo XX y se transfirió la adscripción de todas las empresas al MIBAM dejando a la CVG como un ente dedicado al desarrollo regional. En la práctica, considerando los conflictos de ámbitos en temas regionales con las alcaldías y la gobernación, la CVG casi ha desaparecido. En cualquier caso su relevancia se ha reducido al mínimo. Tremenda refundación. Es difícil entender algo distinto a que el nuevo ministerio ha reemplazado a la CVG y si no lo ha hecho es porque en esta revolución el que manda es que le hable más cerca al oído al Líder Supremo.
Otra de las hazañas del nuevo ministerio en sus días tempranos fue lanzarnos un Plan de Desarrollo de la región que prometía inversiones por US$ 15.000 millones. Han pasado un par de años y es muy temprano para evaluarlo, pero se puede señalar que aquel primer plan contemplaba sólo una nueva ciudad en Caicara y ahora se habla de varias ciudades, una del acero en Ciudad Piar, otra del diamante, otra agro-turística en La Paragua, de modo que la inversión requerida es mayor, mientras hasta ahora no se ve ni el asomo de aquellos US$15.000 millones. Los guayaneses deberían tener presente estas promesas y exigir rendición de cuentas, aunque resulta difícil porque en los planes revolucionarios el financiamiento y los tiempos de construcción son los grandes ausentes.
Poco después crearon un organismo adscrito al MIBAM llamado CONIBA, que significa Corporación Nacional de Industrias Básicas, lo que indica que la palabrita “Básicas” les sigue perturbando. Pero, curiosamente, este nuevo organismo nació para ocuparse de una nueva categoría: las Empresas de Producción Social, que hasta ahora son sólo un sueño de papel. Lo peor es que antes que nazcan habrá que cambiarles el nombre, porque la moda más reciente habla de Empresas Socialistas. No hay duda de que la pompa y el boato revolucionarios no tienen límites.
En definitiva, no es fácil encontrar justificación para la creación del nuevo ministerio, que vaya más allá de la mudanza para Caracas de la dirección y coordinación de las empresas guayanesas y el aumento de la burocracia.