Miles de chilenos exiliados en Venezuela exigen pensión a Maduro por 3 años
Un grupo de 2.000 chilenos que trabajaron en Venezuela, la mayoría exiliados tras el golpe militar de Augusto Pinochet en 1973, y que volvieron a su país, reclamaron ayuda internacional para recibir la pensión que el gobierno de Nicolás Maduro suspendió de forma «arbitraria» en diciembre de 2015.
En una carta, el colectivo de pensionados de Venezuela en Chile (Pensivech) pidió a Michelle Bachelet, expresidenta del país austral y ahora alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que reclame al Presidente venezolano «una respuesta definitiva al drama» que viven.
Esta misiva fue enviada en diciembre de 2018, cuando se supo que Maduro había invitado a la exmandataria chilena a Venezuela, tras años sin que la ONU pudiera enviar misiones al país centroamericano al no obtener autorización.
«Hemos hecho reclamaciones a Venezuela, a la OEA (Organización de Estados Americanos), la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y la ONU. Ahora estamos tratando de que Chile nos consiga una pensión mensual, hasta que resolvamos el problema con Venezuela», explicó el presidente del Pensivech, Alejandro Bustamante.
Desde su promulgación en 2005, Chile y Venezuela disponen de un convenio bilateral de Seguridad Social que regula la situación de los ciudadanos de cada Estado que cotizan y obtienen el derecho a una pensión en el otro.
«Cuando los países firman un convenio, se hacen ambos responsables. Estamos recurriendo a los principios fundamentales que dicen que si un Gobierno no responde, el otro debe hacerlo. Además, nos acogemos a un decreto internacional, suscrito por Chile, que establece que no se puede dejar desamparada a la gente de la tercera edad», explicó Bustamante.
La mayoría de integrantes del Pensivech no reciben ninguna pensión por parte del país austral y, desde finales de 2015, tampoco por parte de Venezuela, según explicó su presidente.
«Algunos, los que tuvieron cotizaciones en Chile antes de irse, tienen pensiones muy bajas, que no superan el 40 % del sueldo mínimo, y eso no da para nada», puntualizó.
Por este motivo, los pensionados y jubilados solicitan al Estado chileno una «pensión transitoria y compensatoria, equivalente a un sueldo mínimo de Chile», hasta que se regularice la situación con Venezuela y con el compromiso de «devolverla en su integridad».
Deterioro de calidad de vida
«El deterioro de nuestra calidad de vida es incuantificable y va desde la imposibilidad de adquirir medicamentos hasta haber sido embargados o haber sufrido un desalojo por incapacidad de pago (desahucio); la pérdida de nuestros enseres o la imposibilidad de pagar servicios básicos y alimentos», expresó el Pensivech en la misiva a Bachelet.
En el documento se agrega que «lo más grave es la incertidumbre, el no tener ninguna respuesta de las autoridades competentes», por lo que se solicitó a la alta comisionada de la ONU que intercediera para saber «cuándo se cancelará la deuda y cómo se actualizará el pago de las pensiones».
Los chilenos que cotizaron en Venezuela y obtuvieron su derecho a una pensión no son los únicos afectados por la falta de pago desde hace tres años.
«A nivel mundial, somos unas 15.000 víctimas. Entre los países implicados están (personas de) Uruguay, Perú, Argentina, Colombia, Italia, Portugal, Estados Unidos y España, donde están la mayoría, unos 8.000 pensionados», explicó Bustamente.
«El Gobierno de Venezuela no solo suspendió el pago de las pensiones sino que desde diciembre de 2015 tampoco tramita las nuevas que se deberían haber empezado a pagar a los que ya no viven allí», agregó.
Durante 2018, el Pensivech ha estado varias veces en el Parlamento de Chile, ha recurrido al Ejecutivo del país austral, a la primera dama, Cecilia Morel, y al Ministerio de Desarrollo Social.
«Por parte del Ejecutivo, no hemos tenido respuesta, solamente responden que nos van a atender, pero nunca nos atienden. Por parte del Parlamento ha habido algún apoyo, pero tampoco tiene poder de resolución de este problema», concluyó Bustamante.