¡Qué Cabeza!
Por fin logramos despejar todas nuestras dudas. Muchos de nosotros temíamos que la próxima aparición del bolívar “fuerte” pudiese agravar nuestro actual proceso inflacionario, cuya tasa es ya una de las más elevadas del planeta. No obstante, gracias a las dos últimas apariciones, en diferentes programas y canales de televisión, de uno de nuestros más importantes ministros de la economía, todo quedó felizmente aclarado para felicidad y alivio de todos los venezolanos, sin excepción.
En primer lugar, nos referimos a la respuesta ofrecida por nuestro personaje, ante la pregunta formulada, hace un par de semanas, por Carlos Croes en su programa transmitido por Televen. Éste inquirió complacientemente al ministro sobre las posibles consecuencias de una supuesta interrupción en el envío de petróleo al mercado de los EE.UU. Ante nuestra perplejidad, él aseguró casi textualmente que Venezuela podría sobrevivir sin problemas, aún en el caso de que no se exportara ni una sola gota de petróleo, a país alguno, durante nada menos que 20 meses. Ello se debería, según la explicación proveniente de quien es además profesor de economía, al hecho que hoy nuestras reservas monetarias internacionales sobrepasan los US$ 60 millardos.
¡Qué alivio! Y pensar que nosotros creíamos, por un lado, que si a las reservas del BCV le restamos la parte correspondiente al oro no homologado, la suma restante se reduce a alrededor de US$ 27 millardos. Luego, si a esta cifra se le suman otras reservas cercanas a US$ 9 millardos, supuestamente aún no comprometidas, que se encuentran en poder del FONDEN, obtenemos un total de US$36 millardos. Como se observa, esta última cantidad equivale inexplicablemente a un poco más de la mitad de la que el citado ministro suministró. Según este resultado, a la tasa actual de importaciones, de unos US$ 3 millardos mensuales, podríamos sobrevivir teóricamente sólo por un año, en lugar de los 20 meses citados por el ministro, pero quedaríamos en el absurdo inadmisible de quedar sin un solo centavo, mejor dicho locha, de reservas monetarias internacionales.
Hasta aquí, las cosas no lucen tan graves después de todo, aún en el supuesto de que nuestros cálculos fuesen los correctos. No obstante, nuestra curiosidad nos induce a formular la siguiente pregunta adicional: al cesar nuestras exportaciones de petróleo, ¿cómo o con qué lograría sustituir el Ejecutivo los dólares entregados por PDVSA los cuales, una vez convertidos a bolívares, hasta hace poco por el BCV y ahora por la Tesorería Nacional, contribuyen, directa e indirectamente, a alimentar las necesidades presupuestarias de la nación, en una proporción que supera con creces el 50%?
Recordemos que la contribución fiscal, por parte de nuestro sector petrolero en 2006, en forma de regalías, impuestos y dividendos, alcanzó una cifra cercana a US$ 30 millardos, es decir, a más de Bs 64 billones. Aún considerando la actual persistente reducción del precio promedio del barril, si a la contribución estimada para el año en curso le añadimos su efecto multiplicador en nuestra economía, el fisco nacional obtendrá ingresos totales, por ese mismo concepto, no inferiores a Bs 80 billones. En vista de ello, de cesar completamente nuestras exportaciones de petróleo, no comprendemos con base a cuáles otros ingresos, nuestro ministro pensaría reemplazar y completar las dos terceras partes faltantes de nuestro presupuesto nacional. Seguramente, debe existir una fácil explicación que no se nos ha ocurrido todavía.
La segunda declaración, igualmente alentadora y no menos sorprendente, la dio el ya aludido ministro, el pasado 21 de marzo, durante la entrevista matutina transmitida por VTV. A raíz de lo que afirmó en esa oportunidad, dedujimos que este año nuestra producción de hidrocarburos sobrepasará los 4 millones de barriles por día. De esa manera, se superaría con creces la meta de 3.2 millones de barriles diarios, oficialmente declarada por la propia PDVSA y mucho más los 2.6 millones reportados por la OPEP y demás organismos internacionales, al referirse periódicamente a nuestra producción diaria.
¿Pero de qué manera llegamos nosotros a deducir el impresionante aumento antes señalado? Muy sencillo, el ministro afirmó, esbozando simultáneamente una amplia sonrisa tranquilizadora, que el crecimiento de nuestro PIB este año iba a ser ampliamente satisfactorio, razón por la cual no existía motivo de preocupación. Esa afirmación se basó en la seguridad que este año, por concepto de exportaciones de petróleo y sus derivados, ingresaría al país una cifra superior a US$ 60 millardos. Ahora bien, al dividir ese monto entre 365 días y luego entre 52 $/B, siendo éste nuestro precio promedio actual, extrapolado al resto del año, obtenemos un resultado que corresponde a una exportación facturada y efectivamente cobrada, de 3.150.000 barriles diarios.
Si a la cantidad anterior se le suma, por una parte, el consumo doméstico el cual, al incluir los líquidos del petróleo, sobrepasa ya la asombrosa cantidad de 750.000 barriles diarios, por la otra, los 200.000 a 250.000 barriles que se envían diariamente a los países “aliados”, en condiciones especiales de pago diferido o compensado por servicios médicos recibidos y, por último, los suministros que gozan de grandes descuentos especiales, destinados a los pobres habitantes de Londres, Nueva York, Boston y Chicago, alcanzamos la espectacular suma de aproximadamente 4.100.000 barriles diarios de producción. Eso sería difícilmente creíble si no proviniese de tan alta fuente oficial y de la que resultaría bochornoso, a la vez que frustrante, el vernos obligados a que dudar. No obstante, cabe preguntarse: ¿por qué el ministro Ramírez no está aparentemente enterado de tan maravillosas expectativas?