La locha
Dentro de la inútil o pérfida reforma monetaria que se ha decretado para comienzos del año próximo, el Banco Central de Venezuela ha anunciado la denominación de las piezas metálicas y de los billetes que se emitirán para el manejo de la ciudadanía.
Nos llama la atención que se van a emitir monedas de un céntimo y también se emitirán monedas de diez céntimos y de doce céntimos y medio.
Serán tan útiles como lo son hoy las monedas de diez bolívares, las de cien y las que no existen de ciento veinte y cinco bolívares.
Concentrémonos en la locha.
Revisando las páginas de Internet, encontramos, como siempre, una cantidad inabordable de referencias.
Revisamos muchas de ellas y encontramos que de acuerdo al DRAE, locha es un pez teleósteo y fisóstomo. En Escocia existían en el medioevo, unas organizaciones tribales con esa denominación. En Colombia se le aplica esa palabra a la flojera y por extensión al “día de no hacer nada”. En Curazao, en tiempos ya idos, se utilizaba esa palabra para denominar unas fichas que se les entregaban a los obreros que cargaban carbón en los barcos de la época. Un carbonero excelente, en una jornada, llegaba a transportar doscientos sacos de carbón, le pagaban doscientas lochas que luego cambiaban por dos florines.
En el diccionario que trae la computadora, no aparece esta palabra, por lo que cuando la escribimos, aparece subrayada en rojo. Mala señal.
En Venezuela ha servido para llamar coloquialmente a la moneda de doce céntimos y medio que se acuñó desde 1896 hasta 1969 con cuatro diseños diferentes, posteriormente, en 1971, en un afán de racionalidad, se acuñó una moneda de diez céntimos que recibió por el pueblo la denominación de “locha mocha”.
El Banco Central de Venezuela, de acuerdo a aviso que revisamos en la red, está ofreciendo, con fines numismáticos, lochas nuevas de 1969 a cuarenta y un mil quinientos bolívares cada una. Buen negocio.
Aunque no encontramos referencia cierta, nos atrevemos a decir que la locha era producto de la costumbre europea de dividir las unidades monetarias en medios, cuartos y octavos. El octavo de bolívar era la locha. En estos tiempos y desde hace muchos años, las sociedades tienden a manejar los pesos y las medidas con el sistema métrico decimal.
El centavo, que era la veinteava parte de un bolívar, era la centésima parte de un fuerte o cachete.
La locha, en tiempos de nuestra niñez, era moneda de amplio uso. El pasaje de autobús costaba una locha. No solo había panes de a locha sino que también los había de a centavo. Una melcocha, un helado y muchas otras granjerías también se adquirían con esa moneda. Una locha de queso blanco era cantidad abundante para llenar un pan de a locha y tener una magnífica merienda.
Ahora, vaticinamos que ni el centavo ni la locha servirán para mucho. Solo para llenarnos el bolsillo de chatarra. Para fines fraccionarios o sobra la locha o sobra la moneda de diez céntimos.
Hoy día, un pasaje de camioneta o de autobús, donde se transporta la gran mayoría de los ciudadanos de Caracas, cuesta unos novecientos bolívares, por lo que con la reforma monetaria nos atrevemos a predecir que costará, como mínimo, un bolívar fuerte. Contribución del 11% a la inflación nacional.