Economía

Ahora, el Etanol es imperialista

“La envidia es una declaración de inferioridad” – Napoleón Bonaparte

En un ensayo que escribí para ala revista “Petróleo YV” en noviembre 2006 decía que: “Mientras el gobierno del presidente Chávez manifiesta que tenemos las reservas petroleras más grandes del mundo, así como las gasíferas, invita a las empresas privadas a trabajar en conjunto para fabricar etanol olvidándose de que el país importa un 30% de sus productos e insumos agrícolas, mientras produce solo otro 30% y el 40% es hambre”…

I
Es más, el gobierno venezolano acordó con el de Cuba “avanzar de manera conjunta en la carrera por los biocombustibles, apelando a la extracción de alcohol de la caña de azúcar”…

El gobierno cubano, según las agencias estatales de ambos países definió el programa alcoholero de colaboración puesto en marcha entre los dos países como parte de los «esfuerzos conjuntos» para proteger el ambiente, disminuir el consumo de combustibles fósiles y fomentar fuentes alternativas de energía”…

Como poco se sabe en Venezuela, este país importa actualmente etanol brasileño para sus mezclas de gasolina distribuida en la porción oriental de ese país, en reemplazo del metil terbutil éter (MTBE), un producto contaminante usado para oxigenar el combustible.

De acuerdo a la información entregada por PDVSA, Venezuela pretende con la siembra de unas 276.000 hectáreas de caña destinadas a la producción, una vez extraídos los azúcares, la obtención de unos 25.000 barriles diarios del alcohol carburante.(Etanol).

Estos proyectos, los cuales se llevarían adelante con “tecnología” cubana”, con una inversión inicial de 1.500 millones de dólares, fueron suscritos el 28 de febrero 2007 por ambos gobiernos oficializando un mega acuerdo para la instalación en Venezuela de 11 plantas de etanol y el desarrollo de la producción cañera con esos fines.

II
Los acuerdos entre el presidente brasileño Luis “Lula” Da Silva y el mandatario estadounidense George Bush Jr., en la gira que este último hiciera del 9 al 12 de marzo de este año por Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México, han sido históricos. Lula, un mandatario demócrata, más bien social demócrata como él se autodefinió, junto a su homólogo Bush, acordaron, entre otras medidas algo muy importante: “hacer depender al mundo civilizado, cada día menos de los combustibles fósiles”. Brasil, es el mayor productor de Etanol, seguido por Estados Unidos como el segundo mayor productor.

El acuerdo, que en definitiva tiene un importante tinte político además del económico, no le gustó ni a los argentinos (Kirchner, muy “valientemente” hizo hablar a otros), ni a Venezuela (léase Chávez); el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) de Argentina, Enrique Martínez, actuando como boca de Néstor Kirchner, manifestó que “el impulso a la producción de etanol responde a una política imperial alocada de Estados Unidos que parece olvidarse que hay otras energías, como la solar, la eólica y la hidráulica.”

III
Como mes sabido, la decisión de Bush de presentarse en tierras sureñas, y más específicamente en Brasil, hizo que Hugo Chávez improvisara su propia gira, la cual tuvo como epicentro el mitin anti Bush del viernes 9 de marzo en un estadio bonaerense, mitin que fue convocado por la señora Bonafini quien esta vez no sacó a relucir sus lágrimas de cocodrilo, y que logró reunir solamente a unas 20 mil personas, incluyendo los dos mil policías porteños y los 600 militares venezolanos que custodiaban a su Presidente.

El presidente Chávez atacó con dureza el acuerdo de ambos mandatarios, aunque no se atrevió a nombrar a Lula. Dijo que ese proyecto era hambreador y que “el imperio” lo que quería era explotar las tierras americanas y dejar a todos muertos de hambre. Chávez, obviamente no se refirió a su propio Proyecto Etanol, el cual comenzaría a trabajar con Cuba. Al parecer, el proyecto de Lula y Bush, hizo cambiar de opinión al Presidente venezolano en cuanto al etanol, pues en su país si que hay deficiencias alimenticias crónicas. Solamente en el estado Aragua, uno de los más ricos de Venezuela hay un 14% de niños desnutridos. La consigna de los comercios de Venezuela es “NO HAY”, pues no hay azúcar, ni caraotas, y en los anaqueles faltan cientos de otros productos alimenticios, además de la falta de medicinas.

Pero Bush no solamente fue exitoso con Lula; en Colombia el presidente Uribe estuvo de acuerdo con el Plan Etanol y se sumará a él disponiendo de 6 millones de hectáreas en la Orinoquia para la siembra de caña de azúcar. Un acuerdo similar de producción de Etanol, logró Bush en Guatemala y México. La idea central es establecer una Organización Internacional de Productores de Etanol, – OIPE – para contrarrestar los precios de la OPEP.

También es importante considerar que Lula logró el apoyo de Bush para ingresar como miembro permanente al Consejo de Seguridad de la ONU y logró que Bush se comprometiera a reducir los aranceles de protección a sus productores agrícolas para que Brasil venda al norte de acuerdo a las ideas del libre comercio. Al parecer, aunque no lo anunciaron, aún, específicamente, Brasil y EE.UU. habrían alcanzado un TLC. Por otra parte, el aumento de la producción brasileña de etanol significará una fuente muy importante de trabajo pues este producto, a diferencia del petróleo necesita grandes cantidades de trabajadores ya que la zafra azucarera se hace a mano, hay que transportar la caña ya cortada a los trapiches y desde allí a las industrias que lo convierten en alcohol

IV
Además, de que Bush está buscando, con desesperación, reducir la factura petrolera, está considerando a) eliminar a Venezuela como proveedor de hidrocarburos; b) aislar a Chávez en términos políticos y c) asegurarse de que la segunda potencia continental sea un aliado confiable (Brasil es, además, la 13ª potencia mundial).

Con los niveles sin precedentes que están alcanzando los precios del petróleo crudo, crecen las perspectivas mundiales para el etanol usado como combustible. La producción del etanol derivado de plantas feculentas y azucareras, tales como la caña de azúcar y algunos cereales, aumentó un 53 %, desde 30 mil millones de litros en 2000 hasta alrededor de 46 mil millones de litros en 2005, para ubicarse en la actualidad en unos 65 mil millones de litros. El interés creciente que suscita el combustible etanol obedece no sólo a las preocupaciones por los altos precios del petróleo sino también a otros motivos importantes. Entre los cuales cabe mencionar los siguientes: la necesidad de diversificar las fuentes de energía, el deseo de muchos países de reducir el gas de efecto invernadero de conformidad con el Protocolo de Kyoto, y la necesidad de estabilizar los precios de los productos básicos y ajustar las subvenciones agrícolas a las disposiciones de la OMC[.1].

Los estudios de la ONU (FAO), y de la Agencia Internacional de Energía, entre otros, han considerado que para sostener la producción y el consumo de etanol “los países recurren por lo general a las reglamentaciones del mercado, que establecen la obligación de mezclarlo con la gasolina, y a la concesión de incentivos fiscales [.2]”. La mayoría de los vehículos que se[.3] producen actualmente pueden funcionar con mezclas que contienen una proporción reducida de etanol, mientras que las mezclas que contienen proporciones elevadas y los biocombustibles puros requieren pequeños ajustes de motor.

En el Brasil, el principal productor y consumidor mundial de combustibles etanol, se comenzó en 1997 con el programa nacional PROÁLCOOL destinado a reducir la factura de las importaciones de petróleo del país, aunque ahora Brasil es también un gran productor de petróleo y es dueño de campos petroleros en Venezuela, África y Asia. Dos instituciones desempeñaron una función de vital importancia en la ejecución del programa: el Instituto del Azúcar y del Alcohol (IAA), que controlaba la producción y las exportaciones de azúcar y etanol mediante un contingente de producción y un precio de compra fijo para el etanol; y Petrobrás, que controlaba las ventas internas y la distribución del etanol. El Gobierno ya no controla directamente la producción y las exportaciones de etanol, sino que establece la proporción de la mezcla de etanol y combustible, y periódicamente contribuye con las compras y las ventas de etanol de las reservas estratégicas.

En los Estados Unidos, el segundo productor mundial de biocombustibles, existe una variedad de incentivos federales y estatales, incluidas la exención de los impuestos al consumo y las subvenciones, principalmente para el combustible etanol derivado del maíz. Además, es probable que el etanol sea uno de los principales beneficiarios de las disposiciones de la Norma de Combustibles Renovables (RFS), que forma parte de la Ley de Energía aprobada últimamente en los Estados Unidos. La RFS no prevé protección alguna en materia de responsabilidad por el uso del MTBE (éter metil terbutílico), un mejorador de octano en la gasolina prohibido en algunos estados y considerado como uno de los sucedáneos principales del etanol.

V
Al presidente Chávez, se le presentarán grandes dilemas en cuanto al Etanol. Si Venezuela es un país productor de petróleo y gas (acaba de suscribir el OPEGASUR – Organización de Países Exportadores de Gas del Sur – por cierto – Venezuela no exporta gas sino que importa pues su producción es asociada a la producción petrolera) y cuenta unas con las mayores reservas de ambos fósiles en el planeta, ¿cuál era la necesidad de ofrecerle a Cuba un “joint venture”, en el cual Cuba no ponía nada más que su experticia, por decir algo? – ¿No es mejor para el país, el cual tiene que importar carne, leche, cereales, azúcar, maíz, etc., usar las tierras para el cultivo de alimentos y, precisamente, crear seguridad alimenticia en el país, por , como lo establece la Constitución, en lugar de fabricar un producto, que en el caso venezolano sería más costoso que el petróleo? Obviamente el problema es de sentido común.

En la actualidad Venezuela produce según la Agencia Internacional de Energía, apenas, 2,49 millones de barriles diarios, sin embargo, el país podría producir 5 millones de b/d., como se había programado en 1997, con las asociaciones petroleras. Si Venezuela lograra producir esa cantidad y el precio bajara a 35 dólares por barril, eso significaría una entrada de 175 millones de dólares por día, contra un promedio de 124 millones de dólares, promedio, que se obtiene en la actualidad., lo cual permitiría una entrada bruta de divisas de más de 60 millardos de dólares anuales; en otras palabras, más de 2.300 dólares per cápita.

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