Objetivos de política energética
Como es razonable pensar, el primer paso que hay que dar para diseñar una política energética con una mínima posibilidad de éxito es concebir unos objetivos razonables hacia los cuales dicha política apunte. Sin embargo, la producción y el uso de la energía son temas sectoriales y también muy técnicos, por lo cual el abanico de opciones para dichos objetivos resulta, aunque parezca curioso, bastante limitado.
Si usted se pasea por documentos de política energética de distintos países observará como se repiten los objetivos una y otra vez, hasta el punto en que puede llegar a pensar que se pusieron de acuerdo. El objetivo que más se repite es el de seguridad de suministro. En la mayoría de los países desarrollados este objetivo ocupa el primer lugar, lo que muestra a las claras su preocupación por la incertidumbre del mercado petrolero y la potencialidad de que se extienda al de gas natural. Es curioso que aun en países exportadores de petróleo como Canadá, Noruega o Reino Unido la seguridad de suministro ocupe el primer lugar.
En segundo lugar en frecuencia aparece la eficiencia energética, vista en un sentido amplio. La eficiencia es un objetivo general que siempre debe estar presente, pues tiene vínculos con cualquier otro objetivo que se plantee y las políticas que se diseñen para mejorarla contribuirán también con el cumplimiento de los demás objetivos. Políticas claras hacia este objetivo son la reforma de los mercados energéticos y el impulso a la investigación tecnológica.
Un tercer objetivo, que ha aparecido recientemente pero que sube como la espuma hacia el primer lugar es el de evitar el cambio climático. Al margen de que la responsabilidad de las actividades humanas en el calentamiento del planeta no haya sido suficientemente demostrada, la idea de disminuir las emisiones de CO2 para contrarrestar el calentamiento cobra fuerza entre los responsables de diseñar políticas energéticas.
El desarrollo de fuentes renovables también se repite en la mayoría de los documentos sobre política, pero puede ser considerado un objetivo menor, que está implícito en los tres anteriores. Un cuarto objetivo, que puede verse más como un impulso altruista que como una necesidad sentida en los países desarrollados, es el que se refiere al acceso a la energía moderna en los países pobres. Los países pletóricos de energía comprenden que el desarrollo del tercer mundo es una necesidad y que tiene consecuencias sobre su propia calidad de vida, aunque estas consecuencias no sean energéticas.
Cuando se observan los objetivos en documentos de países en desarrollo el tema del acceso y la cobertura asciende a un lugar prominente. Ampliar la electrificación y lograr redes de suministro de combustibles pasan a ser los objetivos primordiales. Las emisiones de CO2 son insignificantes ante la degradación del medio ambiente producto del uso indiscriminado de la biomasa. En la generalidad de los países se asocia dotación de energía moderna con superación de la pobreza.
Venezuela ocupa un lugar intermedio, porque a pesar de sus altos niveles de pobreza y disparidad social, sus indicadores energéticos se parecen más a los de los países desarrollados. La electrificación supera el 95% de la población y la red de combustibles líquidos tiene una amplia cobertura. Destaca la distribución de GLP, que llega a rincones apartados de la geografía nacional. Venezuela constituye un buen ejemplo de que la dotación de energía por si sola no basta para superar la pobreza.
Un objetivo razonable para diseñar una política energética nacional, que tanta falta nos hace, sería la sustentabilidad, porque el principal mal que afecta al sector energético en nuestro país es la incapacidad de sostenerse a sí mismo, en paralelo con un sector petrolero que sustenta a todo el país. Nuestro sector energético se soporta íntegramente sobre una maraña de subsidios que lo hacen dependiente de la renta petrolera y extremadamente vulnerable. Sirva esta nota como una primera entrega para una discusión necesaria que conduzca a la definición de una política energética en nuestro país.