Economía

Economía del siglo XXI

La Economía es una ciencia de reciente data. Una proposición de los doctores José Joaquín González Gorrondona, entonces vicerrector de la Universidad Central de Venezuela, y Arturo Uslar Pietri al rector de la misma el 17 de octubre de 1938, culminan en la instalación de la facultad dos años más tarde.

Es decir, los estudios de Economía en Venezuela datan de menos de setenta años.

Venezuela ha contado con hombres dedicados a la Economía que lo han realizado con competencia y con esmero. Estas dos características han sido fundamentales para el desarrollo del país.

La palabra “economía” procede del griego y está formada por dos palabras “oikos” que significa “casa” y “nomos” que se traduce por “regla”. Por lo tanto, en su acepción primaria, la economía es la disciplina que explica las reglas de manejo de una casa.

Si buscamos algunas definiciones, el DRAE dice la economía es la administración eficaz y razonable de los bienes. Si acudimos a John Maynard Keynes, la define como un método diseñado para asignar recursos escasos de la manera más eficiente. Otros notables pensadores de las más diversas tendencias emiten definiciones parecidas.

Todavía se discute si la economía es una ciencia. No somos nosotros los llamados a dilucidar ese escabroso tema, más nos sentamos en el bando que supone que la economía es una disciplina que tiene unas normas y que debe ser aplicada a las distintas ramas del saber humano.

Es por ello que sentimos que los economistas más avanzados tienen como denominador común el haber obtenido otro grado académico.

Es ahora, en la vorágine de este desordenado sistema que trata de dirigir a Venezuela, que estamos asistiendo al establecimiento de normas económicas que nada tienen que ver con las enseñanzas de las más variadas facultades de economía del mundo.

Venezuela tiene reservas internacionales que se cacarea que superan los sesenta y cinco mil millones de dólares y sus habitantes están sometidos a un control de cambios que amén de que consagra absurdos delitos cambiarios, cobija mecanismos viles de conversión monetaria que ensombrecen a su desempeño.

Como consecuencia de esto, en Venezuela subsisten dólares oficiales con una tasa de cambio de dos mil ciento cincuenta bolívares por unidad norteamericana y en el mercado de intercambio se negocian papeles que tienen como resultado un dólar de casi el doble de valor.

El monarca emite un “ukase” mediante el cual el Impuesto al Valor Agregado (IVA) se reducirá en un plazo muy corto al 9% con lo que dicho impuesto suministrará al presupuesto nacional una cantidad reducida en unos ocho mil millones de dólares a lo presupuestado en las cuentas nacionales. Paralelamente, se programa un endeudamiento externo de una magnitud similar.

De igual manera, Venezuela en asociación con Argentina, emite un mil quinientos millones de dólares en bonos que aparecerán en esta semana. Paralelamente, Venezuela compra setecientos cincuenta millones de dólares en bonos BODEN 2015 emitidos por la República Argentina. Difícil de entender.

Las actuaciones de los organismos del Estado, agrediendo a los empresarios venezolanos, demuestran el más absoluto desconocimiento de los conceptos Costo-Valor-Precio.

Solo nos falta ver como, dentro de las Leyes Habilitantes, se deroga a la Ley de la Oferta y la Demanda.

Razón tenía Antonio Estrada Bertorelli, “Dios perdona, la ignorancia no”

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