Orimulsión: Debate necesario
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Uno de los subproductos del tratamiento politizado que hace la revolución de todos los temas es que, curiosamente, dicho tratamiento impide la posibilidad de hacer política. Al decir esto me refiero a Política con mayúscula, entendida como el debate por parte de la colectividad de los aspectos fundamentales que interesan a todos los venezolanos y que debieran someterse al conocimiento y análisis públicos para que todos tengamos una posición crítica y responsable sobre el tema.
Un ejemplo evidente de este aspecto es el tratamiento del tema de la orimulsión. El gobierno nos dice que es inconveniente seguir produciendo orimulsión, combustible destinado a la generación de electricidad, ya que se vende a un precio vinculado al precio del carbón, que es inferior al que se puede obtener mejorando el crudo pesado por la vía de mezclarlo con medianos y livianos, y vendiéndolo así como petróleo para uso en el sector transporte, el cual se paga a un precio mayor. Hasta aquí todo va bien y éste es un tema que no sólo se puede, sino que debe ser discutido y analizado por la sociedad. El problema es que cuando la revolución hace la aseveración anterior le añade: la orimulsión era un artilugio que usaba la vieja PDVSA para regalar a las transnacionales el petróleo de la faja, diciendo que era bitumen, en su afán de privatizar nuestras riquezas y entregárselas a intereses foráneos.
Cuando el problema se plantea en estos términos, ya no queda espacio para la discusión ni para la comprensión. El tema se convirtió en una película de vaqueros, sólo hay buenos y malos. Si alguien quiere defender la orimulsión es porque se anota en las filas de los vende patrias, neoliberales, entreguistas y demás calificativos. Como consecuencia el tema no se puede debatir. Esto está ocurriendo con la totalidad de los temas económicos y por eso la ausencia de debate que sufrimos, o por lo menos, de un debate en el que se pueda sacar algo en claro.
Pero el tema de la orimulsión no deja de ser trascendental, pues tiene que ver con las reservas de la faja del Orinoco (sean petrolíferas o bituminosas). Se trata de 250.000 MM de barriles de petróleo que Venezuela quiere certificar como reservas para convertirnos en el país con mayores reservas del globo, después de sumarle los 80.000 MM que ya tenemos en reservas convencionales. Lo que ocurre es que de esa inmensa cantidad de 330.000 MM que tendríamos, sólo 24.000 tienen más de 21 grados API, que son las que se consideran petróleos medianos y livianos y las otras 306.000 MM serían de petróleo pesado. Entonces uno se pregunta ¿Si para mejorar el petróleo de la faja hace falta añadirle a cada barril de la misma 0.8 barriles de petróleo mediano, de dónde va a salir este último para cumplir con la tarea? Planteándola de otra forma para que quede claro aunque sea redundante ¿Cómo voy a mejorar 330.000 MM de barriles mezclándolos con 24.000?
Resulta claro que el mejoramiento es sólo un paliativo de corto plazo que no tiene potencia para llevar a un mercado cada vez más ávido de productos livianos las inmensas reservas de la faja. Tal vez yo estoy equivocado y nuestras autoridades energéticas tienen alguna fórmula que a mi se me escapa. El problema es que el tema debe discutirse sin demonizar a los que tengan dudas y no estén de acuerdo con las decisiones oficiales. Es lo que reclama este servidor, que entiende que una revolución participativa y protagónica tiene que ser algo más que gritar ¡Así, así, así es que se gobierna!