Electricidad: Estatizando sin pensar
Nuevamente la revolución nos sorprende prometiendo pasos y acciones sin haberse detenido a pensar un par de minutos qué piensa hacer. La costumbre es disparar primero y averiguar después. Por eso, cuando se ponen a analizar las consecuencias de lo prometido, empiezan a arrugar y no hacen nada. El fondo es el boato del anuncio, el impacto mediático, el resultado de la medida es secundario. Al final hay que reconocer que les ha ido bien y todavía tienen hipnotizada a una buena parte de nuestra población con sus promesas igualitarias, pero de sustancia la revolución tiene muy poco.
En el sector eléctrico vienen los discursos: “Es un sector estratégico”, “Todo aquello que fue privatizado, nacionalícese”. Y después se dan cuenta de que la única empresa privatizada en el sector fue Seneca en Nueva Esparta, todas las demás sin excepción han sido privadas desde su origen, algunas como Electricidad de Caracas desde hace más de un siglo. Las demás: Eleval, Calife, Eleggua, Caley y Elebol han sido siempre privadas y han sabido demostrar que un servicio público estratégico puede ser prestado por la empresa privada mejor que por la pública.
Pero además se les ocurre meter en la misma lista a Genevapca y Turboven, lo cual es una inconsistencia que merece una explicación. Hay que diferenciar entre empresas de servicio público y generadores privados. Cuando una industria auto genera, se trata de una solución técnica de una empresa para dotarse de energía, de igual forma que lo puede hacer cualquiera que decida montar una planta en su casa porque no quiere depender de Cadafe. Hay muchas empresas que auto generan en el país y seguirán aumentando si el servicio no mejora. Tal es el caso de Genevapca y Turboven. La primera surgió como una solución que encontró el Complejo Refinador de Paraguaná para su dotación del servicio eléctrico. Las refinerías habían auto generado desde sus inicios, pero en 1995 decidieron contratar la generación de electricidad a terceros, junto con el suministro de vapor. Abrieron una licitación y la ganó EDC, a través de Genevapca. Así surgió esta empresa con una actividad estrictamente empresarial y privada, que no tiene nada de servicio público. Lo que ocurrió es que debido a la debacle de Cadafe en el suministro eléctrico a Punto Fijo, desde hace unos años se le solicitó apoyo a Genevapca para atender a la ciudad. Esto lo viene haciendo la empresa con el permiso de su cliente que es PDVSA, como dueña del CRP. De modo que aquí seguimos un proceso mediante el cual una actividad privada primero se convierte en servicio público y luego se estatiza.
Algo similar ocurre con Turboven. La empresa surge de la iniciativa de industrias que auto generaban en el área de Maracay y, en respuesta a la mala calidad del servicio prestado por Cadafe, deciden hacer una especie de condominio y crear una empresa de generación eléctrica que las atienda a todas. La iniciativa es tan exitosa, siempre comparándola con el servicio de Cadafe, que se unen nuevos clientes y se extienden a Cagua. Cadafe les hace la guerra hasta el año 2002, en el cual, por la crisis de generación que vivía el país, la propia Cadafe se ve obligada a pedirles ayuda y Turboven accede. De modo que Turboven tampoco ha sido nunca una empresa de servicio público sino una iniciativa industrial privada para proveerse de energía con calidad.
Cuando en la lista de estatizaciones se meten todas las empresas en un mismo saco se demuestra que la revolución no diferencia entre servicio público y generación privada. Se busca el impacto mediático sin tener claro lo que se quiere hacer con el sector. Ahora vendrá la fase de implantar la medida y la revolución se pondrá lenta y empezará a pensar en la incongruencia de lo anunciado. Nada nuevo, tendrán que ver a quién le pedirán ayuda la próxima vez que la necesiten.