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Oposición y cambio

Basta de majaderías, de descalificaciones mutuas y de creerse dueños de la verdad. Estamos en dictadura por culpa de muchos ciudadanos sin formación cívica y por crisis de dirigentes. Lo que procede es rectificar, lo cual requiere reconocer que no existe una solución fácil. Con las excepciones del caso, nuestra dirigentes han enfrentado al régimen y la sociedad civil ha luchado incansablemente en las calles. Prueba de ello son los civiles y militares presos o exiliados. Sin desconocer errores, salir de un totalitarismo de izquierda es difícil cuando no existe unidad entre los demócratas y proliferan las difamaciones.

Quizá el principal problema de la oposición es que tanto políticos, como ciudadanos del resto de la sociedad civil, no entienden que dentro de la unidad es posible disentir, siempre que no sean diferencias en contra de principios y valores. La unidad de la oposición no sería imprescindible si nuestros partidos políticos democráticos o grupos de la sociedad civil estuviesen identificados con los ciudadanos y contaran con líderes con gran arraigo popular. Es decir, que un grupo mayoritario de venezolanos tenga confianza en lo que predican tanto para salir de la dictadura, como para recuperar al país. Lamentablemente, las encuestas reflejan que ninguno logra aceptación de cierta importancia. Por ello es importante la unión.

Hay que reconocer que la gran mayoría está dando la pelea. El tiempo demostró que no eran ciertas las acusaciones de “colaboracionismo”. Desde luego con algunas excepciones conocidas. Los casos de Arias Cárdenas, Herman Escarrá, Ricardo Sánchez y William Ojeda, entre otros, contribuyeron a que prive la desconfianza entre los ciudadanos. También la conducta de un Heliodoro Quintero, de Juan Carlos Caldera y de Timoteo Zambrano. Posiciones como la de Henri Falcón, quien se presentó como candidato en la farsa electoral de mayo, quizá más para promoverse que por colaboracionista, no ayuda a crear confianza Tampoco el artículo de Luis Fuenmayor Toro, quien se refiere al “sabotaje petrolero”, haciendo comparsa con Rafael Ramírez; que critique ese paro cívico al que se sumaron los petroleros podría ser respetable, pero que lo tilde de sabotaje es repudiable. Pareciera que en su izquierdismo los paros y huelgas no son válidos cuando el gobierno es de extrema izquierda. .

Hoy la esperanzas están cifradas en la Asamblea Nacional, la cual es la representante de los venezolanos. Tenemos que darle un voto de confianza. El discurso del joven Juan Guaidó, nuevo presidente de la Asamblea, fue excelente. Los diputados tendrán que decidir los pasos siguientes.

La salida del dictador tiene que trabajarse políticamente. En nada contribuyen posiciones extremas que dificultan acuerdos. Tampoco es constructivo negar la posibilidad de negociaciones, siempre y cuando los nuestros no claudiquen ante lo fundamental que es la salida de Maduro. Lo demás cambiaría por inercia. Durante la guerra de Vietnam las partes negociaban y se echaban plomo ¿Qué podremos ofrecer a cambio? Respeto para quienes no hayan cometido graves violaciones a los derechos humanos y libertad de participación política del PSUV. Los casos de corrupción deberán ser investigados por fiscales independientes.

Como nuestra oferta potencial puede no ser suficientemente atractiva, será necesario profundizar la crisis con protestas generalizadas que culminen en una huelga general. Sin duda la posición del Grupo de Lima, de la Unión Europea y de Almagro, así como las sanciones a funcionarios son una importante contribución a la salida del régimen. Debemos agradecerlas y apoyarlas. Para muchos de nosotros Maduro nunca ha sido un presidente legítimo, pero para el mundo y para la Fuerza Armada a partir de 10 de enero no debe caber duda de su ilegitimidad. La oposición unida, con apoyo popular y de los países democráticos lograrán el cambio.

Como (había) en botica: Se constituyó el Consejo Exterior de la Venezuela Libre como “instancia política para articular y coordinar el esfuerzo de los venezolanos en el exterior con el trabajo de la resistencia interior en Venezuela, para promover dentro del marco constitucional el restablecimiento de la libertad y la democracia…” . El grupo que tomó la iniciativa “acordará mecanismos para la incorporación de organizaciones y personas, teniendo siempre una visión amplia que reconozca los aportes de las distintas organizaciones que operan desde la diáspora, el exilio o el destierro, y que han actuado con patriotismo y dedicación durante estos 20 años de ignominia”. El que alguien difiera en algunos puntos no debería ser motivo para no participar. La idea es que abarque gran amplitud de pensamientos. Lamentamos el fallecimiento del padre Armando Janssen, sacerdote belga que realizó una gran labor social en nuestro país ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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